No sé si por aburrimiento o desesperación, pero estoy totalmente fascinada con la numerología. No tiene nada que ver con la astrología, que por cierto ... me la sopla. Yo soy aries, pero también Victoria Beckham es aries y estamos en las antípodas. Doy gracias a los dioses por no tener que soportar al guapito de cara de su marido. Estará cachas y lo que tú quieras, pero menudo petardo de tío. No equivoques el sexo con el seso. Un respeto, todavía hay clases. Ni me vengas con ascendentes, planetas y cartas astrales, sabes que soy una persona seria y rigurosa. El estudio de los números es lo más abracadabrante que te puedes echar a la jeta. Sé que corro el riesgo de que se me vaya la olla definitivamente, pero prefiero flipar con Pitágoras, el número áureo y los números primos, que con Gran Hermano Vip o los pedigrís identitarios.
No me lo tomes a mal pero creo que los curas te lo han abreviado mucho y de aquella manera. En el origen no fue el verbo, sino el número. El 'Numen' que veneraba la Roma clásica es anterior al universo. El número es espacio, abstracción pura. Un prodigio binario, el uno y el cero. El Todo y la Nada. El orgasmo cuántico del big bang. Dice Kepler «El número es Dios mismo» ¿A qué viene este rollo? Pues viene a que decimos ¡ jejeje feliz año, feliz año! y no sabemos lo que estamos diciendo. Te recuerdo que el 19 es número primo y el 2019 va a ser un año difícil, raro, revuelto y hasta aquí puedo leer. Cuidado con los primos (números quiero decir) que son muy suyos y solo se casan con el 1 y con ellos mismos. Así que, Feliz Año, … pero avisado estás.
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