«Las mujeres de Gipuzkoa se han plantado y no pasan ni un delito sexual»
El año 2023 fue récord en denuncias por agresiones sexuales gracias al «entramado legal, institucional y social que hace que se sientan seguras»
Por sus manos pasan centenares de expedientes y ha constatado el aumento de las denuncias de mujeres víctimas de agresiones sexuales. Un dato «positivo» para ... la teniente fiscal y fiscal de menores de Gipuzkoa, Mercedes Bautista, que destaca la labor de la Justicia para lograr derechos para las mujeres.
- Hemos arrancado el año en Gipuzkoa con el dato de 37 agresiones sexuales en enero, el doble que el año pasado. ¿Hay más casos o más denuncias?
- Es un dato que no me sorprendió, porque el año pasado fue récord en denuncias por delitos contra la libertad sexual, tanto en la jurisdicción de menores como de mayores. Las mujeres guipuzcoanas se han plantado ante los delitos sexuales. Están muy concienciadas de lo que se puede o no se puede hacer con su cuerpo. No están dejando pasar nada, no se están achantando. Y por ello se están denunciando todo tipo de comportamientos que antes se dejaban pasar, como el tocamiento en el culo o en el pecho en el bus o en el bar. Algunos han dado lugar a sentencias en el Juzgado de Guardia de multa y una indemnización de 200 o 400 euros por daño moral.
- ¿De dónde nace ese empoderamiento para denunciar?
- Está avalado por una serie de pilares. Por un lado el legal, con leyes que se han publicado en los últimos años para proteger los derechos de las mujeres en materia de indemnidad sexual; la última, la ley del 'solo sí es sí'. Por otro, todas las movilizaciones sociales, ciudadanas que se producen cada vez que hay una agresión en Gipuzkoa. Y algo muy llamativo que no sucedía antes, que a nivel institucional existen unos pronunciamientos en contra de esa violencia sexual. Esos tres pilares conforman un entramado que está cobijando a las mujeres para que se sientan seguras para denunciar.
- ¿Por lo tanto, más que alarmar, estos datos son satisfactorios en cuanto a que se está reduciendo la cifra negra?
- Para mí no es algo negativo, sino que evidencia que se está destapando la violencia sexual. Cuando en 2004 se publicó la ley de violencia de género hubo un aluvión de denuncias. Eso no significa que lo que ahora se denuncia no existiera, sino que estaba tapado. Antes solo se denunciaban las violaciones más violentas, los hechos más salvajes. Ahora se denuncia casi todo. Nos están llegando muchos casos, sobre todo de personas jóvenes, menores de 40 años, en las que los agresores son del entorno cercano: un compañero de clase, un amigo. Antes eso no se denunciaba. No obstante sigue habiendo casos ocultos, principalmente los que ocurren en el ámbito familiar.
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- ¿Qué les diría a esos hombres que dicen eso de 'ahora cualquier cosa es delito'?
- Es algo que he escuchado fuera del ámbito laboral, porque aquí los fiscales son muy duros con los delitos sexuales. Les diría que tengan cuidado con dónde meten la mano, y que cambien ese pensamiento. Hay que saber dónde están los limites. Antes las mujeres te pegaban un guantazo o te llamaban cerdo. Ahora te van a denunciar.
- Ha mencionado la ley del 'solo sí es sí'. Tras dos años en vigor, ¿qué balance hace sobre su eficacia?
- Falló en el tema de las penas, porque establecía unas mínimas menores que los anteriores códigos penales, y eso provocó que algunos agresores salieran a la calle antes de tiempo. Eso fue objeto de corrección en abril de 2023 y ya no ocurre, eso ya ha pasado. De cara a futuro es un proyecto de medidas muy ambicioso que protege a la víctima desde todos los ámbitos desde el momento que interpone la denuncia. Hace un abordaje integral de esa protección.
- Tuvo que ser una violación, la de 'La Manada', la que obligase a impulsar medidas contra este tipo de violencias.
- Fue algo espantoso, porque se cuestionaba incluso si ella había querido hacerlo. ¿Cómo va consentir una mujer esa barbaridad? Por suerte, el Supremo condenó esos hechos y las movilizaciones sociales dieron lugar a la creación de la ley. Fue la primera piedra para movilizar todas las armas que se han desarrollado para castigar estos delitos.
- El 8M reivindica la igualdad entre mujeres y hombres. ¿Cuánto de igualitaria es nuestra sociedad?
- El de igualdad es un término jurídico-político, y en este ámbito se están consiguiendo muchos avances y de manera rápida. Pero el machismo es un concepto sociocultural y eso evoluciona de forma más lenta. Y, además, está arraigado tanto en hombres como en mujeres. Hay que empezar a desandar esas costumbres machistas enraizadas en nuestra cultura, pero tenemos que ser conscientes de que en derechos se avanza más rápido que en costumbres. No obstante, antes ni siquiera se hablaba de igualdad. No nos conformamos, pero es importante mirar atrás para ver lo que hemos conseguido.
- ¿Por qué cree que se están perpetuando discursos machistas y rechazo al feminismo en los más jóvenes?
- Es cierto que en la Fiscalía de Menores estoy escuchando la palabra 'feminazi' a chicos que utilizan el feminismo como un insulto, cuando no es más que reivindicar y defender los derechos de las mujeres. Creo que los chavales están asustados ante la revolución que se está dando en la conquista de derechos para las mujeres. Los hombres siempre han tenido la voz dominante, y ahora están inseguros en relacionarse en paridad con la mujer. Hay que educarles para que entiendan que no pasa nada si la mujer tiene el mismo nivel cultural, social y laboral que ellos, o incluso mayor. En todo caso, el feminismo no justifica la perpetuación de discursos machistas.
- Los delitos que tampoco dejan de crecer son los de violencia machista.
- El juzgado de violencia de género de Donostia está a tope, hay compañeros que en un día pueden tener cinco atestados. Las denuncias han ido creciendo desde 2004 y es imparable, porque no solo denuncian las mujeres, también su entorno o un vecino.
- ¿Y la protección a las víctimas? Casos como el de la mujer fugada con su agresor hace unos meses en Gipuzkoa han puesto en tela de juicio los protocolos.
- Creo que no es un problema de medidas de protección. Cuando hay un delito, aunque no sea grave, se acuerda primero el alejamiento, después se impone la pulsera y, si eso no funciona, se impone una medida de prisión preventiva. Pero tenemos un problema con estos delitos, y es que muchas veces la policía se encuentra a las víctimas en los domicilios de los agresores cuando tienen una orden de alejamiento. Las víctimas, en un porcentaje alto, tienen dependencia emocional y económica del maltratador, además de una autoestima muy baja. Como digo, no hay más medidas judiciales que las que ya funcionan.
- ¿Va a participar de alguna manera en este 8M?
- Me gustan las asociaciones sin ánimo de lucro y Cáritas va a hacer un seminario web, 'Caminando juntas por la igualdad', que va a tratar sobre las mujeres en situaciones de exclusión social. Mi manera de contribuir es participar en ello y empaparme en este tipo de personas.
- ¿Una última reivindicación?
- Precisamente, que nos acordemos de las personas más vulnerables, de las que están en situación de pobreza y de las víctimas de trata. Todas somos mujeres.
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