A muchos extranjeros les parece sumamente raro que los donostiarras comamos angulas. Tal vez porque no las hayan probado.
Las angulas son los alevines de ... las anguilas. Nacen en el mar de los Sargazos a unos seis mil kilómetros de los ríos guipuzcoanos.
La pregunta que durante mucho tiempo se han hecho los científicos, y siguen haciéndose, es cómo son capaces los adultos de ir desde los ríos de Gipuzkoa hasta el lugar donde van a procrear en el mar de los Sargazos y, después, las crías, hacer el camino contrario.
Hace cincuenta años estaba de moda la hipótesis de que se orientaban por el campo eléctrico de los mares. Otra hipótesis era que la orientación se basaba en el olor peculiar del sitio donde vivieron sus padres. No concibo el mecanismo por el que el olor, digamos, del río Oria, llegue hasta el mar de los Sargazos.
En la revista 'Fish and Fisheries' hay un artículo, cuyo primer autor es Caroline M. F. Durif, donde describe un hipotético modo de navegación. Se basa en el campo magnético terrestre. Pero dicho campo está siempre variando, por lo que no puede estar grabado genéticamente. Estos autores proponen que en algún momento de su vida como larvas graban en su cerebro las condiciones magnéticas del lugar, en el mar de los Sargazos, en el que viven. Una vez adultas, ya viviendo en los ríos, regresan a la zona que tiene las características magnéticas almacenadas durante su infancia. Una proeza.
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