Peatones que cruzaban sin mirar el semáforo
San Sebastián ·
Sea porque muchas calzadas del centro son estrechas y fácilmente salvables, los semáforos tardaron en llegar y los ciudadanos se acostumbraron a cruzar por cualquier ... lado, o sea por alguna rara tendencia, el caso es que los peatones donostiarras han solido ser algo temerarios a la hora de cruzar carreteras fuera de los pasos de cebra.
En un comentario publicado el 4 de julio de 1975 en EL DIARIO VASCO lo señalaban así: «Todos los días vemos al ciudadano comodón, que en el centro de una manzana encuentra lejana la esquina para cruzar la calle. Y lo hace por el centro de esa calzada, exponiéndose a ser arrollado por un coche, y dando con ello un mal ejemplo ciudadano, principalmente a los niños, que son precisamente los más correctos y educados ciudadanos, los que saben por dónde y cuándo debe cruzarse la calzada».
El dato
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1975 Hace cincuenta años criticaban en nuestro diario a «aquellas personas, despistadas o no, que cruzan calzadas y no respetan semáforos». Aquellos peatones díscolos y comodones eran un mal ejemplo para los niños
Los niños parecían librarse de una mala costumbre que hace cincuenta años asociaban a los donostiarras adultos: «Tenemos que consignar que son personas con mayoría de edad las que infringen estas elementales normas de circulación. Es suficiente pararse ante un semáforo, para advertir esa premiosidad de esperar unos segundos más para cruzar la calzada, evitar un peligro y los frenazos, miradas y a veces llamadas de atención un tanto subidas de tono, para aquellas personas, despistadas o no, que cruzan calzadas y no respetan semáforos».
Añadían la acusación de que «estas personas que no se detienen ante la luz roja (...) parecen indicar a las personas educadas que se detienen ante la indicación del semáforo que son tontas o retrasadas».
Desde el diario afeaban su actitud a los peatones díscolos: «Por propia estimación, por respeto al tráfico, a elementales deberes ciudadanos, que como donostiarras debiéramos orgullosos cumplir, por respeto a los que esperan, al propio conductor de vehículo que intenta cruzar, por ofrecer ejemplo a los niños, por todos los conceptos, debemos cumplir con fidelidad las normas de circulación. Lo mismo peatones que motorizados».
Sin respeto en el puente
En 1975 señalaban los semáforos de Colón-Santa Catalina y Santa Catalina-Avenida como puntos en que «todos los días, máxime a las horas puntas, se cruza la calzada sin respeto al semáforo».
La cosa tardaría en mejorar, que en el DV del 30 de agosto de 1977 encontramos otra visión aún más derrotista del mismo problema: «Los semáforos han constituido un gasto inútil para la ciudad, una inversión errónea. No se acertó, por la sencilla razón de que quienes planearon su instalación, con el mejor criterio para ordenar el tráfico u defender a los peatones y a los propios vehículos, no contaron con que al cabo de los años entraría en muchos viandantes una especie de alergia hacia el semáforo, hasta el extremo de no hacerle el menor caso».
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