1895 | Naufragio en la Zurriola
Cuando antaño el Cantábrico se enfadaba y enseñaba los dientes de sus olas, las aguas llegaban hasta Portuetxe, inundaban Amara y la entonces carretera general ... a La Herrera, hoy calle Iztueta, antes de que se construyera la de Miracruz, se convertía en un litoral cubierto por la arena que recordamos en la cercana calle de Las Dunas.
Fue una constante de los distintos Ayuntamientos el poner barreras que contuvieran aquel ímpetu marítimo, construyendo muros en Ondarreta, el Urumea y Gros, que con frecuencia resultaban inútiles y precisaban de nuevos proyectos, cada vez más experimentados y cercanos al mar, ganando el terreno que conocemos en nuestros días.
En el barrio de Gros, concretamente, ante el avance de las construcciones, cada vez más cercanas a la playa, próxima ya al paseo Colón, el año 1911 la Sociedad Inmobiliaria Gran Kursaal Marítimo de San Sebastián presentó un proyecto en el que se incluía la construcción de un muro de costa, con piedra procedente de las canteras del Montpás que, firmado por Juan Machimbarrena y Luis Díez Tolosana, fue aprobado en 1920.
1895
Tal día como hoy, cargada de madera y procedente de Noruega, se hundió en la Zurriola la goleta 'Gobi'Salieron en su ayuda el 'Mamelena 12', el vapor 'Churruca' y un bote salvavidas de la Sociedad de Salvamento
Reformado en 1933 por el mismo Juan Machimbarrena, en 1935 el Ayuntamiento lo rechazó, aprobando otro debido a planos de Ramón Iribarren. El año 1943 Machimbarrena propuso recuperar su proyecto, pero al año siguiente se decidió construir un espigón que, siguiendo el trazado de Ramón Iribarren, ampliara la superficie de la playa.
La mala calidad de la piedra obligó a paralizar la obra en 1948 y, para más 'inri', un temporal ocurrido en 1948 terminó por destruir todo lo hasta entonces construido. A partir de 1955 la brecha abierta por el destrozo que produjeron las olas constituyó la entrada, o bajada, a la playa de Gros.
Obviando, por reciente y conocida, la historia contemporánea de la hoy playa de la Zurriola, volvemos en nuestro comentario a aquellos lejanos tiempos en los que las galernas se adueñaban del barrio y el oleaje dejaba varados sobre la arena barcos de todo pelaje y procedencia.
Vivía San Sebastián jornadas de intensas tormentas y un 12 de marzo de 1895, el día amaneció con un «temporal deshecho con mar ventada y terribles chubascos» que no permitieron al vigía de Urgull siquiera divisar el barco que muy cerca de la costa trataba, a toda vela, de buscar la bocana de Pasajes una vez enarbolada en el palo trinquete la bandera de socorro.
La lluvia difuminaba el horizonte y la goleta noruega 'Gobi', procedente de Cristiania (Oslo), cargada con madera, creyó que la Zurriola donostiarra era la entrada al puerto de destino. Antes de que desde la atalaya, por desconocimiento, se pudiera dar la alarma; antes de que el capitán advirtiera la presencia del arenal, ordenara arriar velas y virar en redondo, las olas, que barrían la cubierta, con sus violentas sacudidas ya anunciaban el seguro hundimiento del buque.
Muy de mañana, estando la goleta casi en la playa, fueron los transeúntes madrugadores quienes advirtieron la situación e informaron a las autoridades. Pronto salieron del muelle el 'Mamelena 12', del señor Mercader; el vapor 'Churruca', del señor Erquicia, en el que iba el popular Carril, y un bote salvavidas, de la Sociedad de Salvamento, patroneada por Francisco Muñoa.
La embarcación de salvamento contaba con 24 valientes tripulantes que ayudaban al práctico, José Agote, y que, aunque intentaron remolcar al 'Gobi', viendo que la maniobra era inviable, aconsejaron al capitán noruego Soendsen dar la orden de 'a picar los palos', derribando el palo mayor, el de mesana, velamen y jarcias.
Cuando salvadores y salvados llegaron al Muelle, los tripulantes del 'San José' les hicieron entrega de un enorme pan y una gran bota de vino.
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