1965 | Las niñas soñaban con una muñeca donostiarra
Mariquita Pérez fue creada por Leonor Coello durante una estancia en San Sebastián. «La muñeca que se viste como una niña» tenía un amplio vestuario y en los años 40 costaba 85 pesetas
Antes de la Barbie estuvo la Nancy, y años antes de la Nancy, una muñeca donostiarra, ¡Mariquita Pérez! Mariquita Pérez, con su extenso catálogo de ... vestiditos, era el objeto de deseo de las niñas durante los años 40. Nos acordamos de ella al encontrar, en EL DIARIO VASCO del 17 de julio de 1965, un artículo escrito por Marisol Cepeda en el que repasaba la historia de una muñeca que entonces tenía 26 años y se mantenía en activo. «Mariquita Pérez, la más fascinante aventura de las niñas españolas», titulaba.
Recordaba su origen donostiarra, dado que la creadora de la popular muñeca, Leonor Coello, hija del conde Coello de Portugal, tuvo la idea e hizo el primer prototipo mientras se hallaba en nuestra ciudad en 1939.
«Doña Leonor Coello (...) creó el juguete durante una estancia en San Sebastián y después de comprobar cómo las más bellas muñecas que se exhibían en los escaparates españoles eran de importación».
Junto a su españolidad, otra clave de su muñeca era que se le pudiese cambiar de vestido, e incluso que la niña y su muñeca pudieran llevar ropa similar hecha con la misma tela, que es lo que Leonor hizo con su hija. En la Concha causaron sensación aquella niña y aquella muñeca con iguales vestidos a rayas rojas y blancas.
«Mariquita Pérez, la muñeca que se viste como una niña», sería uno de los lemas del producto, igual que otro más directo, «Cómprame una Mariquita Pérez».
La verdad es que pocos padres podían responder positivamente a aquella petición de «cómprame». Con unos salarios medios de 10 pesetas diarias, la mayoría de las niñas nunca pudieron convencer a sus padres de gastar 85 pesetas en comprar la muñeca de sus sueños, menos aún de hacerse con su vestidito de primera comunión por 52.
En su lugar, las niñas donostiarras de los años 40 se pasaron horas muertas ante el escaparate de la calle Andia 11. Allí había llegado, en julio de 1941, la muñeca deseada y sus abundantes complementos. Mirar el escaparate y soñar con Mariquita Pérez era gratis.
Un vestuario de estrella
Si inicialmente se fabricaban doce modelos de trajes, y eso ya era toda una innovación, para 1965 «su vestuario es mayor que el de la mayor estrella de cine: 150 modelos». «Las muñecas de Mariquita Pérez son a veces portadoras de trajes regionales y de modelos de gala».
Marisol Cepeda escribía hace sesenta años que «la muñeca Mariquita Pérez es una de las instituciones nacionales de mayor trascendencia, ya que con ella se ha logrado componer brillantemente el género de muñeca más completo».
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