1960 | Desde balcones, «inoportunos bombardeos»
Los niños se aburrían en casa. «Se les ha ocurrido el lanzar desde sus balcones 'garbanzos explosivos', que van proporcionando buenos sustos a los viandantes que no esperan tan inoportuno bombardeo»
Hace 65 años, el veraneo donostiarra se sobresaltaba con un gran objeto luminoso surcando el firmamento y otros diminutos objetos que en la Tierra provocaban ... pequeñas explosiones.
El objeto volador luminoso, que no era un ovni sino un satélite artificial, apareció en la primera página de EL DIARIO VASCO el día 19 de agosto de 1960...
«Numerosas personas nos comunicaron ayer noche haber presenciado el paso por el firmamento de un objeto luminoso. Todos coincidieron en que su trayectoria fue del Noroeste al Nordeste, esto es, de Igueldo hacia Pasajes. Era más luminoso que una estrella y fue visible por espacio de cuatro minutos. El paso del objeto que todos suponían sería el 'Eco 1' se produjo sobre las diez horas y seis minutos de la noche».
«A media noche volvieron a comunicarnos que de acuerdo con las previsiones anunciadas por los expertos americanos, el 'Eco 1' –ya no admito duda que se trata del satélite artificial– volvió a sobrevolar nuestra ciudad a las doce en punto de la noche, siendo visible sin instrumento alguno y durante varios minutos».
En aquel verano de 1960 sorprendía el paso de los satélites norteamericanos (¿espiándonos?) alegremente por el firmamento donostiarra. También, en un registro más prosaico, otros pequeños proyectiles que caían a la calle pero no desde el espacio sideral sino de los balcones cercanos. Hablaban del caso en la sección de DV 'Cosas de la ciudad' el mismo 19-VIII-1960...
«Los niños tienen sus travesuras y sus bromas, que no por ello dejan de causar los correspondientes sustos a quien está al margen de sus juegos. De un tiempo a esta parte, los artículos explosivos acompañan a los niños en sus juegos. Y en cualquier momento organizan una escena con todo aparato y la gama de ataque y defensa».
«Juego peligroso»
En el diario consideraban que «los niños pueden tener algo de culpa en todo esto. Pero los padres aún la tienen mayor por no advertir ese juego peligroso que cualquier día puede dar un disgusto a quien nada tiene que ver con ello. Además, esos ruidos, en plena calle, no están bien y molestan mucho».
Se lamentaban hace 65 años en nuestro periódico de los cambios generales experimentados en los juegos infantiles: «A la peonza, a las canicas, al patinete y a otros juegos les ha sucedido el disparo de flechas, de tiros, atuendos de vaqueros o de 'siux' y también el balonazo en pleno estómago».
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