1955 | Otro desprendimiento de cornisa en Donostia
Lo leemos en EL DIARIO VASCO del 15 de mayo de 1955: «Y va otro accidente a causa de una cornisa». Lo contaban así...
« ... En el paseo de Salamanca, a consecuencia de desprenderse un trozo de cornisa resultó alcanzado el niño de 12 años Juan Urbieta Burgol, que fue curado de heridas calificadas de pronóstico reservado, en la Casa de Socorro».
Aunque en las semanas anteriores no conseguimos encontrar más noticias de desprendimientos de cornisas, debían de haber ocurrido otros casos, porque en el diario, más que el episodio concreto del niño Juan, preocupaba la repetición del tipo de accidente.
«No sabemos lo que pasa con los balcones y las cornisas de ciertos edificios donostiarras, pero venimos observando que son varios los heridos a consecuencia de desprendimientos que constituyen un serio peligro para el peatón»
«No sabemos lo que pasa con los balcones y las cornisas de ciertos edificios donostiarras –escribían hace setenta años–, pero de un tiempo a esta parte, venimos observando que son varios los heridos a consecuencia de desprendimientos siempre inoportunos y que constituyen un serio peligro para el peatón».
Por ello, se preguntaban, o más bien preguntaban a las autoridades competentes: «¿No cabría el revisar balcones y cornisas, para así poner remedio a unos accidentes que un día pueden llevarnos a consignar una nota de luto en la ciudad?».
Miraconcha, «un vivero»
Sin dejar de mirar de reojo a las partes altas de las fachadas, nos fijamos en otros detalles de la Donostia de 1955, gracias a lo que leemos en la edición de DV del 15 de mayo. Por ejemplo, descubrimos que entonces Miraconcha estaba perdiendo árboles...
«En Miraconcha, la que ya puede llamarse ex-ciudad jardín, van desapareciendo los árboles que allí había –denunciaba Txibirisko–. Más que otra cosa parece aquello un vivero, pues en cuanto un arbolito crece lo sacan y lo llevan para transplantarlo a otro lugar de la ciudad».
«Últimamente han quitado de allí unos hermosos tamarindos que había frente a la villa Amboage-enea. Y nosotros pensamos qué daño han hecho estos arbolitos para que a unos los trasladen y a otros los corten».
En 'Sirimiri' apuntaban una situación en la que no habíamos caído: entre diversas casas regionales, no había (ni habría después) una que agrupase a los procedentes de Madrid...
«Muchos madrileños hay en San Sebastián y es realmente raro que no tengan todavía su casa o centro donde reunirse, como lo tienes casi todas las colonias regionales. Hoy celebrarán su fiesta y seguramente se decidirán a constituirse en sociedad (...)».
Un último apunte del DV del 15-V-1955, también tomado de 'Sirimiri'. Alguna vez nos ha llamado la atención que se lamentasen de que lloviera mucho en nuestra ciudad. Pues bien, aquel día se quejaron de que cayesen pocas gotas...
«¿Ven ustedes cómo no quiere llover seriamente? Porque a lo de ayer no se le puede llamar lluvia. Puede ser que estuviera entrenándose para mayores empresas».
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