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Por herencia familiar o por servicios prestados al país, puede llegarse a ostentar títulos nobiliarios; por conocimientos científicos o comportamientos ejemplares se consiguen premios Nobel, medallas y distinciones; siendo buena persona se puede llegar a los altares; pero por razones imposibles de cualificar, sin jurados, ... cónclaves, primarias ni elecciones generales, en San Sebastián hay un título que prima sobre cualquier otro: el de Tambor Mayor.
No existe reglamento que controle su nombramiento, quizá, porque, a diferencia de todos los demás títulos, el de Tambor Mayor tiene un contenido espiritual, en su sentido laico y lúdico, que lo hace especial. Ser Tambor Mayor es el compendio, el máximo icono, con el que se puede representar el espíritu donostiarra: 'ñoñostarrismo' para quienes, dominados por el materialismo, carecen de él limitándose a la superficialidad sin entrar en el fondo de cada circunstancia. A diferencia de otros cargos, el Tambor Mayor puede llegar a perder su propia identidad, aunque se la conozca y, dejando atrás su nombre y apellidos, cuando alguien se refiere a su persona la citará, sencillamente, como «el Tambor Mayor», casi ná. Los horarios y el marco de actuación conllevan a prestar más atención a unos que a otros, pero todos los tambores mayores son iguales en rango y representatividad de la zona en la que participan. Cierto es, repasando la historia, y por ende la lógica, que, cuando era reducido su número, el protagonismo resultaba superior al de ahora con 150 bastones de mando, más los infantiles. Resulta misión imposible conocer a todos y, en verdad, ni falta que hace, porque hasta el más humilde es la estrella, es el Tambor Mayor, de su barrio.
1900
En San Sebastián hay un título que, en popularidad, prima sobre cualquier otro: ser Tambor Mayor de una tamborrada. Hasta el de la tamborrada más humilde, asumido el bastón de mando, se convierte en la estrella del barrio
Un repaso a los tambores mayores del siglo XIX nos lleva a las sociedades Donosti Zarra con Pablo Ceberio (1896-1908) y Unión Artesana: Bustamante, Manish, Hermenegildo López, Asha Shorten, Shagar Arbola, Chorizo Norte, Errikosheme, Matapán, Pello Patxi, Siro Alcain, Miguel Valderrama, Lucas Arzanegui, Norberto Aguirre, Patri (1881), Angelito Minondo (1882-90), Clemente Carril (1891-94), Leoncio Macazaga (1895-97) y Ramón Cabra (1900).
Entre 1900 y 1936 fueron tambores mayores en Donosti Zarra, Manuel Sagardia (1909-15), Juan Ansa (1916-17), Amigos Aurrerá, José Laca (1901), Teodoro Butrón (1918-27), Fermín García (1928-34) y Mariano Elola (1935-36). Amistad Donostiarra, Pepe Artola (1905-6). Euskal Billera: Luis Gabilondo (1906-10), J. Larrarte, (1911-13), M. Recarte (1914-15), J. Taberna (1916-17), Shotero Irazusta (1918-24), Félix Echeverría (1925-26) y José Iturria (1927-29). Euzko Gaztedi, Roque Amunarriz lo fue en 1935-36; Gaztelubide, Luis Irastorza (1934-48); Gaztelupe, Shotero Irazusta (1928-32); Ollagorra, Luis Irastorza (1924-31), Guk ere naidegu, José Segura (1935-36); Umore Ona, Anthón Elósegui (1922/…), J. Dorronsoro (1928/…), Ramón Echeveste (1930/…) y Pepe Artola (1934/…); Eusko Gaztedi, Roque Amunarriz (1935-36). Tanis Pintado lo fue en Ur Zaleak el año 1936 y en La Artesana: Norberto Luzuriaga (1906), Javier Colmenares (1911), Francisco Jornet (1912), J. Larrarte (1914), Ignacio Leclerq (1920), Cesáreo Lecuona entre 1910 y 20, Esteban Vergara (1921), Miguel Pérez Egea, entre 1910 a 22, Enrique Olarán (1923) y Demetrio Tellechea (1925-36).
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