Los mejores Reyes de su niñez
Una actriz, un escritor, una futbolista, un cineasta y una soprano recuerdan sus navidades. Ane Gabarain, Ibon Martín, Nerea Eizaguirre, Pablo Malo y Miren Urbieta-Vega siempre han celebrado el 6 de enero junto a sus seres queridos
macarena tejada
Lunes, 6 de enero 2020, 08:08
Las comilonas en familia y las cenas con amigos. La cabalgata de los Reyes Magos, pocos días después de la del Olentzero. El ... olor a castañas asadas y el sabor a carbón dulce, porque aunque nos hayamos portado bien siempre puede caer algo de carbón... Es complicado olvidar estas sensaciones que nos transportan a estas fechas y, en muchas ocasiones, a la niñez. Las navidades destacan por su magia, al igual que la noche de Reyes, mágica donde las haya. La actriz Ane Gabarain, el escritor Ibon Martín, la futbolista Nerea Eizaguirre, el cineasta Pablo Malo y la soprano Miren Urbieta-Vega hablan con DV sobre cómo celebraban ellos estas fechas cuando eran pequeños. También recuerdan con especial cariño alguno de esos regalos que les trajeron los Reyes y que les marcaron.
Ane Gabarain, Actriz
«En la cabalgata intentaba averiguar cuál era mi regalo»
Imagínense despertarse con 5 años y encontrarse frente a su cama un coche capota «de esos de los antiguos». Con bolso, sombrilla, ruedas grandes y señoriales... Es precisamente lo que le pasó a la actriz Ane Gabarain (Donostia, 1983) una mañana de Reyes. «Quizá fue uno de los mejores momentos de mi vida. Me encantaría volver a esos años», dice entre risas. «Hacía un día estupendo y un rayo de sol se reflejaba en el cochecito». Como en las películas.
A la donostiarra siempre le han gustado las navidades. De pequeña, además, «las vivía con una ilusión enorme». Era «la mejor época del año». Desde el día de Santo Tomás hasta después de Reyes un enorme árbol de Navidad «con todo tipo de adornos» decoraba su casa. «Mis padres eran muy jóvenes y muy cantarines. Nos pasábamos todas las sobremesas cantando», recuerda.
Por aquel entonces el Olentzero no era tan conocido y Ane, al igual que sus amigos, debía esperar hasta Reyes para recibir los regalos. «La expectación era enorme». Escribir la carta con días de antelación y, la víspera, se acercaba a la cabalgata a «intentar averiguar en qué paquete iba mi regalo. Lo hacía dependiendo del tamaño». En una de esas cajas llegó su coche capota, que, sin duda, le marcó «muchísimo».
Ibon Martín, Escritor
«Mi momento preferido era el encuentro con Melchor»
Para Ibon Martín (Donostia, 1976) hablar de las navidades es hablar de esas reuniones de familia interminables en casa de la abuela. «Ese olor a cochinillo en el horno...», recuerda. El 24 y 25 de diciembre eran de los mejores días del año para el autor de 'La danza de los tulipanes', pero el día de Reyes también aparecía marcado en rojo en su calendario. Su tío trabajaba en un banco y, como empleado de tal, «tenía un encuentro con los Reyes. Allí mismo Melchor, que era mi preferido, me solía dar un regalo». Pese a que «no era nada de lo que había pedido en la carta», terminaba siendo «el detalle que más me gustaba. Me lo daba él en persona».
Cuando era pequeño, el escritor pasaba estas fiestas rodeado de sus tíos y primos en casa de la amoña. «¡Éramos más de veinte niños!», señala, justo antes de rememorar lo que para ellos era «el momento más esperado» de Nochebuena. Después de cenar, tenían la costumbre de lanzar «unos cohetes de cartón, que por aquel entonces era lo que se llevaba. Cuando explotaban, de dentro salían juguetes de plástico. Eran una tontería, pero nos hacía una ilusión tremenda», explica Ibon.
Estas fechas siempre han sido especiales para Ibon. Desde pequeño ha disfrutado con las tradiciones navideñas y ese interés le persiguió de más mayor. Mientras estudiaba en la Universidad aprovechaba los días previos a las navidades para hacer una escapada por distintas ciudades europeas y «conocer sus costumbres», como cuando supo lo de las lentejas de Italia por Nochevieja o que en Praga cenaban carpas en Navidad.
Nerea Eizaguirre, Futbolista
«El regalo que más recuerdo es mi primer balón»
Nerea Eizaguirre (Tolosa, 2000) siempre ha sido una niña «muy movida». Cada invierno esperaba «ilusionada» la llegada del Olentzero y los Reyes Magos, a quienes durante estos años les ha pedido «todo tipo de juegos y accesorios relacionados con el fútbol, desde una pelota o un balón hasta ropa deportiva». Es más, el regalo que con más cariño recuerda, «sin lugar a dudas», es su «primer balón», asegura la jugadora de la Real Sociedad.
En su casa, con sus padres y su hermana, siempre ha celebrado Reyes. «El nuestro es Baltasar», apunta. Aunque ahora le basta con «algún detalle sorpresa», porque no necesita «nada». Si tuviera que pedir algo, eso sería «cenar con la familia, los cuatro. Pasar más rato juntos», asegura.
El 6 de enero es un día especial para la futbolista, pero también el día 4, su cumpleaños. Además, siempre pasa Navidad con su familia materna en el caserío de Zestoa. Su ama forma parte de una familia de doce hermanos por lo que son muchos los que se reúnen alrededor de la mesa el 25 de diciembre. Nochebuena, en cambio, hace una gran cena en la sociedad con el lado paterno.
A Nerea le encantan estas fechas porque «te encuentras con personas que no ves durante el resto del año». Además, desde que juega en la Real aprovecha los días de vacaciones que da el club a sus jugadoras para «hacer una escapada y desconectar un poco, porque el fútbol puede desgastar». Este año se ha ido a Madrid a disfrutar de la Navidad y reflexionar sobre este 2019, que ha sido «un año muy bueno tanto en lo personal como en lo profesional». Ha empezado la universidad y ha ganado la Copa de la Reina con el conjunto txuri-urdin. Con la vista puesta ya en el año que viene, la tolosarra confía en «poder ganar otro título con la Real, como la Supercopa, y también el Mundial Sub20 con la selección».
Pablo Malo, Cineasta
«Les pedía juguetes, aunque luego me traían otras cosas»
Cuando el cineasta Pablo Malo (Donostia, 1965) era pequeño, «no se celebraba casi el Olentzero» o, al menos, no en su casa. Por eso, él siempre ha sido más de los Reyes Magos. «Les pedía juguetes, aunque luego me traían otras cosas», recuerda. «Siempre había diferencias entre lo que tú pedías y entre lo que llegaba después». Los regalos que más se repetían eran «libros, pijamas y ropa», pero el que más le marcó fue una colección de muñecos Madelman.
Eran los años del 'baby boom' y «nos juntábamos muchas personas alrededor de la mesa en estas fechas». Además, la «ilusión se mantenía intacta». Para Malo la sociedad de entonces era «más ingenua» que la de ahora, aunque a él siempre le ha sorprendido «que los Reyes que veía por la televisión en las cabalgatas de distintas ciudades no se parecían mucho entre ellos».
Al donostiarra le gustaba disfrutar de estos desfiles desde casa, pero también acercarse al Centro de San Sebastián a ver a sus majestades desde cerca. Para él, este día siempre ha supuesto el final de las navidades. El comienzo, por contra, lo relaciona con el día de Santo Tomás y la visita que nunca se pierde durante estas fiestas es la del belén de la plaza de Gipuzkoa.
Las navidades son para estar rodeado de familia y amigos, pero Malo no puede evitar acordarse de aquellos que están solos en estas fechas. «Son unas fiestas que no me gustan nada porque, entre otras cosas, se acentúa mucho la soledad y la tristeza, la falta de quienes no están». Además, «cada vez hay más consumismo». Lo tiene claro: «Las navidades solo tienen sentido cuando hay algún niño en la familia».
Miren Urbieta-Vega, Soprano
«En Reyes seguimos yendo a desayunar a casa de mis aitas»
Cuando llega un niño a la familia las navidades, normalmente, vuelven a revivir. Es el caso de la soprano Miren Urbieta-Vega (Donostia, 1983). Ha sido madre «hace poco» y desde entonces intenta «repetir» las tradiciones familiares que tanto le marcaron a ella en su infancia, «pero compaginándolas con las de mi marido».
Pese a que insiste en que sus celebraciones navideñas eran «las típicas», recuerda con cariño la emoción que sentía cada cabalgata de Reyes, cuando «luchaba por coger el mayor número de caramelos posibles». Y lo que disfrutó de su primer piano. Pero estas son solo unas de las memorias de Miren. La cena de Nochebuena es otro de los momentos más importantes para la donostiarra. «Mientras estábamos cenando escuchábamos un ruido. Significaba que había venido el Olentzero», cuenta.
Su casa era una de las primeras que visitaba el carbonero, y «por las prisas, siempre se le quedaba alguna prenda en el pasillo. Cuando íbamos a por los regalos, esa misma noche, nos encontrábamos con un trozo de su blusa o su boina, por ejemplo». Además de ser «muy emocionante, era una cena un tanto agónica porque no podías dejar de pensar en cuándo iba a llegar el Olentzero».
Miren fue creciendo y aunque las tradiciones se intentaron mantener en el tiempo, los cambios resultaron inevitables. Con los años, cogió la costumbre de salir a cantar a la calle con sus compañeros de Mariaren Bihotza Abesbatza. Lo hacían el día 24 por la mañana.
Ahora, con la llegada de su hijo, las cosas han vuelto a cambiar. El Olentzero sigue llegando a su casa, pero lo hace como los Reyes, por la mañana. De todas formas, todavía hay un hábito que tanto Miren como su familia mantienen intacto. Cada día de Reyes siguen yendo «a desayunar a casa de los aitas». Hay costumbres que mejor no perder.
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