Hace unos pocos años, para sacar fotos, iba cargado con un montón de kilos. Una cámara, teleobjetivo y trípode. Llevar todo ese peso repercutía en ... mi espalda. Los dolores me obligaron a usar el teléfono móvil como cámara fotográfica. Hace años sus posibilidades eran muy pocas; pero se han ido superando y hoy ya estoy manejando teléfonos que tienen poco que envidiar a mis máquinas fotográficas antiguas, aunque para ello cada vez llevan más cámaras en la parte trasera. El mío lleva cuatro. Una de las condiciones en las que mi teléfono fracasa -mejor dicho, en la que yo fracaso- es cuando saco fotos nocturnas con poca luz. La mayor parte de las veces me salen movidas, a pesar de que el aparato lleva un estabilizador de imagen.
Próximamente, una conocida marca de teléfonos, va a sacar al mercado uno con una sola cámara, y con una lente líquida. En este tipo de lente, al aplicarle distintos voltajes cambia su focal, es decir, puede ser un gran angular para coger una foto con un ángulo de visión muy grande, o un gran teleobjetivo para fotografiar objetos lejanos. Con una sola lente habrá un gran abanico de focales.
¿Cuando saque fotos nocturnas con un gran teleobjetivo me seguirán saliendo movidas? Tal vez no. He visto una demostración en la que una de esas lentes, en una cámara vibrando, consigue fotos perfectamente enfocadas, pues el movimiento se compensa cambiando electrónicamente la forma de la lente.
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