Casi 6.000 guipuzcoanos sufrirán al menos una inundación en los próximos diez años
El área de mayor riesgo en el territorio se concentra en el Bajo Urumea, seguida del Bidasoa. La actualización de los mapas de peligrosidad de URA sitúa en 45km2 la superficie vulnerable en Gipuzkoa, a la espera de valorar los efectos del cambio climático
Casi 6.000 guipuzcoanos deben saber que tienen todas la papeletas para sufrir en los próximos años al menos un episodio de inundaciones. Son ... vecinos que viven en una de las numerosas áreas de especial riesgo de este tipo de fenómenos en el territorio, pero sobre todo residen en seis zonas problemáticas: el tramo bajo del Urumea (Hernani, Astigarraga y Donostia), Azpeitia, Beasain-Ordizia, Tolosa, Villabona e Irun-Hondarribia. Así se constata en la revisión de los mapas de peligrosidad y zonas inundables de Euskadi que el Gobierno Vasco ha puesto en consulta pública. El documento actualiza los mapas que se hacen cada seis años y en la que participa la Agencia Vasca del Agua, URA.
La radiografía de la situación de Gipuzkoa deja bien a las claras que es numerosa la población expuesta a un episodio de inundaciones provocado por lluvias torrenciales. La cifra de personas expuestas a una avenida con una recurrencia de 10 años es de 5.800 guipuzcoanos. ¿Qué significa esto? En hidrología es frecuente referirse a la inundabilidad en periodo de retorno. Esto es, si se habla de una zona expuesta a una recurrencia de 10 años, significa que en ese periodo se dará un episodio o más de inundaciones. O lo que es lo mismo, existe un riesgo del 20% cada año de que se registre una crecida de agua.
Más de la mitad de esa población expuesta se encuentra en la zona baja del Urumea, un espacio que comprende desde Hernani hasta Donostia y que el propio Gobierno español tiene marcada como una de las 14 áreas más sensibles para este tipo de episodios de toda la península. Una zona especialmente castigada por las inundaciones en la última década, sobre todo las acaecidas en noviembre de 2011 y en enero de 2015, con comercios y bajos anegados en buena parte de la cuenca baja del río. Según los mapas actualizados, serían alrededor de 3.500 las personas que habitan en zonas de alta probabilidad de inundación en esta zona del Urumea, esto es el 60% del total de personas en el mayor escalón de riesgo de todo el territorio.
La segunda zona con más personas en ese riesgo alto de inundación en los próximos 10 años sería la de Irun-Hondarribia, donde la crecida del caudal del Bidasoa afectaría a alrededor de un millar de habitantes. Por detrás, Villabona-Zizurkil, con 525 personas en zonas de alto riesgo; Andoain, con 254 vecinos; y Azpeitia, con 106, marcan estas zonas que requieren de mayor precaución.
Distribución irregular
El riesgo de inundación es el peligro natural más grave de todo Euskadi, por delante de otros fenómenos como el viento, los terremotos o los incendios. Y en comparación con el total de la CAPV, el riesgo de inundación, como destaca URA, «es relativamente alto», aunque su distribución a lo largo del territorio es muy irregular. Las cuencas hidrográficas que forman la demarcación del Cantábrico Oriental son relativamente pequeñas y se caracterizan por un relieve abrupto, «lo que da lugar a una respuesta rápida de las avenidas frente a episodios de precipitaciones intensas».
Causas:
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Inundaciones fluviales: Derivadas de desbordamientos de ríos, torrentes y demás corrientes continuas o intermitentes considerando la gestión de las infraestructuras hidráulicas existentes en la cuenca. Estas inundaciones producen daños importantes, no solo por el calado y velocidad del agua, sino también por el transporte de materiales arrastrados por la corriente.
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Pluviales: Derivadas de altas intensidades de precipitación, que pueden provocar daños 'in situ' y que pueden evolucionar y derivar a su vez en inundaciones significativas cuando la escorrentía se concentra en corrientes de pequeña magnitud y producir desbordamientos.
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Debido al mar: Derivadas del incremento de la cota del mar en la costa y la consiguiente propagación aguas adentro en temporales.
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Solapamiento: Es habitual que los orígenes se solapen, pudiendo dar inundaciones pluviales y fluviales.
La superficie inundable en Gipuzkoa que actualmente está cartografiada es de 46 kilómetros cuadrados, aproximadamente 4.600 hectáreas de terreno que tienen distinto riesgo de inundación en el territorio. Una amplitud importante, que alcanza al 2,3% del total del territorio y que está definido en 38 Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación (Arpsi). De ahí que no solo corran el riesgo de sufrir un desbordamiento cerca de casa 5.800 guipuzcoanos. Ese colectivo sería el que está en especial riesgo por residir en las zonas más peligrosas. Pero en otras escalas de riesgo se encuentran miles de ciudadanos de Gipuzkoa. Según la estadística, 35.800 guipuzcoanos viven en una zona con un periodo de retorno de 100 años, esto es, que sufrirán al menos una riada en el próximo siglo, o lo que es lo mismo tienen un 2% de posibilidades de enfrentarse a una inundación el próximo año.
Casi un tercio de la población que se encuentra en este escalón de peligrosidad reside en Tolosa o Ibarra. En total, 10.159 habitantes podrían verse afectados en esta zona que comprende los cauces del Oria y el Araxes.
Y si la población en riesgo medio de inundaciones multiplica a las de riesgo extremo, los vecinos que residen en un entorno de baja probabilidad alcanzan las 113.500 personas en Gipuzkoa. En estas zonas se producirá una inundación –por lo menos– en los próximos 500 años, esto es, la probabilidad de que sufran un desbordamiento que afecte a sus casas se sitúa en el 0,2% para el próximo ejercicio.
El efecto del cambio climático
Cuando hablamos de potenciales zonas afectadas por las inundaciones, nos viene a la cabeza la imagen del último episodio de fuertes lluvias y desbordamientos de cauces que sucedieron el pasado mes en el Levante español, con especial afección a Murcia, Castilla La Mancha y Comunidad Valenciana. La DANA dejó siete víctimas mortales y provocó daños millonarios en decenas de localidades. Los científicos han asociado la mayor frecuencia de este tipo de episodios al cambio climático y ya han alertado de que hay que estar preparados para enfrentarse a cada vez más trombas de agua de esta intensidad.
Sin embargo, en la actualización de los mapas de peligrosidad y riesgo de inundación no se tiene en cuenta el impacto del cambio climático ya que «las estimaciones tienen asociado un alto grado de incertidumbre» y se considera todavía poco claro el efecto que pueda tener en la inundabilidad en los próximos seis años, antes de que se vuelva a realizar una actualización de estos mapas.
El informe de revisión apunta que «las proyecciones climáticas basadas en los escenarios de emisiones más probables no predicen un cambio sustancial en las precipitaciones anuales en el ámbito de la demarcación, aunque sí un incremento probable de los episodios tormentosos». Eso, según señala el informe, «podría dar lugar a un aumento a largo plazo de los caudales de avenida», esto es, de las probabilidades de que se produzcan riadas.
Por tanto, «es probable que el cambio climático tenga un efecto significativo en la inundabilidad de la demarcación hidrográfica del Cantábrico Oriental a medio y largo plazo, en particular en los caudales de avenida y en el nivel medio del mar». Pero, de momento, la tasa de ascenso del nivel medio del mar no hace necesaria para los próximos seis años una modificación de las áreas de riesgo. Eso sí, el informe concluye que «el cambio climático tiene unos efectos potenciales lo suficientemente graves como para seguir avanzando en investigación sobre su influencia en la inundabilidad».
40 millones en mejoras
Aunque la población que se encuentra expuesta a un episodio de inundaciones en Gipuzkoa sigue siendo importante y de las más elevadas del Estado, las actuaciones realizadas en los últimos seis años, sobre todo proyectos de defensa contra avenidas ejecutados por la Agencia Vasca del Agua, han permitido reducir la cifra de población 'en peligro' con respecto al estudio realizado en 2013. URA destaca las obras realizadas en dos zonas. La primera de ellas en el tramo bajo del río Urumea, lo que ha permitido reducir la población expuesta a una probabilidad media de inundación de las 9.600 personas de hace seis años, a las 6.000 de esta vez. Y en segundo lugar, también destacan los trabajos en el rio Oria a la altura de Villabona, lo que ha hecho posible bajar de 3.400 a 1.700 las personas que habitan en una zona de riesgo medio. En total, en todo Euskadi la población afectada por posibles inundaciones se ha reducido un 18% en los últimos seis años.
Además, explican desde URA, «conviene destacar que durante estos últimos años la aplicación de la normativa de aguas en materia de usos del suelo en zonas inundables ha permitido evitar un incremento de la población expuesta a estos episodios». Esa normativa ha permitido evitar la construcción de nuevos elementos vulnerables en zona inundable, «revirtiendo así la tendencia creciente de décadas pasadas».
Esas obras también tratan de reducir las posibles pérdidas económicas que puede generar una potencial riada. Por ejemplo, en el tramo bajo del Urumea, los trabajos realizados «han logrado reducir un 34% los daños potenciales anuales».
En todas las operaciones de defensa contra inundaciones y de mantenimiento y restauración llevadas a cabo por parte de URA en estos últimos seis años se han invertido aproximadamente 40 millones de euros. La Agencia destina anualmente unos 15 millones de euros a estos trabajos en todo Euskadi.
Villabona-Zizurkil
Actuaciones que han reducido el riesgo de riadas
Episodios como las inundaciones de 1953, 1983 o las más recientes de 2011 se recuerdan en los municipios por los que transcurre el río Oria. Desde Tolosa hasta Andoain, pasando por el complicado tramo que comprende entre Villabona y Aduna. El 14 de octubre de 1953, las lluvias anegaron la práctica totalidad de estos municipios tras desbordarse el Oria. Hasta 221 litros por metro cuadrado cayeron aquel día en Villabona, en un episodio que dejó en el territorio 27 fallecidos. Más de medio siglo después, se sigue mirando con preocupación el río cada vez que llega un temporal de lluvias, aunque los últimos trabajos de refuerzo realizados caminan en la dirección de ofrecer una mayor tranquilidad a los vecinos. En 2016, se ejecutó la ampliación del puente de Zubimusu y otras actuaciones que han mejorado la capacidad hidráulica del río Oria, reduciendo a la mitad la población expuesta a riesgo medio.
Cuenca del Urumea
Más de 1.500 siniestros en Donostia en 12 años
Este área de riesgo potencial pasa por ser prácticamente la más peligrosa de todo Euskadi y una de las que más incidentes ha registrado en las últimas décadas en todo el Estado. Así lo demuestra el registro de URA, que eleva a 1.565 el número de siniestros registrados en Donostia entre 2005 y 2017 por episodios de inundaciones, la cifra más alta de toda la CAPV. Y, en segundo lugar figura Astigarraga, con 882 incidencias registradas en el mismo periodo de tiempo. Esas cifras tienen como base sobre todo las riadas que tuvieron lugar el 6 de noviembre de 2011. Aquel episodio, como indica la documentación de URA, generó la segunda cifra más alta de siniestros en todo Euskadi desde el año 2005, solo superado por el que sufrió Bizkaia en junio de 2008. Aquel noviembre se registraron 3.726 siniestros en toda Gipuzkoa por las inundaciones, 966 de ellos en San Sebastián, y 605 en Astigarraga.
Área de riesgo de Hernani
Una decena de crecidas en lo que llevamos de siglo
En los últimos años se ha convertido casi en costumbre que cualquier conexión informativa sobre inundaciones en Gipuzkoa tome como imagen de fondo la piscina formada en el campo de rugby de Landare en Hernani. Es habitual contemplar esa balsa formada tras el desbordamiento del Urumea a su paso por el municipio. Tan común, que según las referencias de episodios de inundaciones que guarda URA, en lo que llevamos de siglo se han producido una decena de inundaciones en Hernani. La primera de esta lista se produjo el 3 de diciembre de 2002, cuando las fuertes lluvias sobre el territorio afectaron sobre todo a Hernani donde se produjeron daños en viviendas, industrias y campos y también se vio afectada la carretera GI-131. En los últimos años se han realizado obras para la mejora hidráulica del barrio de Karabel, sustituyendo el viejo puente y protegiendo el núcleo de protección con una defensa perimetral.
Irun-Hondarribia
La última víctima mortal de Gipuzkoa, en la riada de 2011
De las cuatro áreas de riesgo de Gipuzkoa que recogemos en esta gráfica (de las 38 que hay) la de Irun-Hondarribia es la única que no ha registrado variación en los últimos seis años. Es decir, no se han ejecutado trabajos de calado que hayan reducido la población expuesta a inundaciones. En esta zona, se registró el último fallecido en un episodio de torrentes de agua en el territorio. Ocurrió en las inundaciones de noviembre de 2011. Un hombre de 76 años que se encontraba en la zona de huertas de Ventas cayó accidentalmente a una regata y fue arrastrado por la corriente. Su cuerpo fue encontrado un día más tarde. En junio del pasado año, las lluvias descargaron con fuerza en la comarca del Bidasoa en uno de los últimos episodios de desbordamientos registrados en Gipuzkoa. La regata de Jaizubia quedó inundada y se produjo un desprendimiento en la carretera de Guadalupe en Hondarribia.
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