Bacete: «El hombre corresponsable es un valor de mercado, es más productivo»
Ritxar Bacete, atropólogo y especialista en género ·
Implica a empresas, sindicatos y trabajadores en el cambio cultural exigido para consolidar «al hombre cuidador»amaia chico
Domingo, 25 de marzo 2018, 08:50
Como antropólogo y especialista en género y promotor de la igualdad, Ritxar Bacete ha intentado predicar con el ejemplo y cuando nacieron sus hijos readecuó su sistema y «espacio de trabajo» para estar más en casa y cuidar de ellos. Ahora aplaude el impulso dado por el Gobierno Vasco, pero advierte de que una vez puestos «los utensilios, faltan los ingredientes». Y esos los deben poner los propios padres, las empresas, los sindicatos y la cultura de la sociedad. «El hombre corresponsable es un valor de mercado, no solo vale en su vida familiar».
- ¿Qué le parece la noticia: 16 semanas por paternidad para todos los hombres en Euskadi?
- Que vamos por el buen camino, pero nos queda mucho por recorrer. Con la primera medida, que afectaba solo a los funcionarios nos quedamos con la miel en los labios, con la sensación de que no iba a generar una transformación profunda para una relación realmente equitativa de mujeres y hombres. Y si no se consigue esa relación, uno de los problemas de fondo que se quiere atajar, la bajísima tasa de natalidad en Euskadi, va a seguir ahí. Para eso, el mercado laboral tiene que percibir que tanto hombres como mujeres somos responsables del cuidado. Y hay que seguir exigiendo al Gobierno central que equipare los permisos de madres y padres, que sean iguales e intransferibles.
- ¿Es un paso hacia el Norte, hacia esos países con políticas de familia más avanzadas?
- Denota una preocupación y un liderazgo de las políticas públicas en el País Vasco. Pero hay que intentar que esas medidas vayan acompañadas de otras que generen el cambio cultural necesario en los hombres.
«Hay una emergencia demográfica, por vez primera los mayores superan a los jóvenes»
- ¿Cómo cree que lo recibirán ellos, se acogerán a este derecho?
- Hace mucho frío en el mercado laboral. Un hombre solo no puede cambiar el mundo. El camino hacia el Norte lo marca la patronal, los sindicatos, la cultura, que la expectativa de presencia del hombre en los cuidados sea esperada por la sociedad. Es como un plato: El Gobierno Vasco ha puesto los utensilios pero hace falta dotarlo de ingredientes para hacerlo eficaz, que se trabaje y se vigile para que los hombres que cojan ese tipo de excedencias no se vean penalizados en su espacio laboral. Hay que promover la idea de que cuando un hombre es corresponsable es un valor de mercado. Está demostrado que esos hombres cuidadores son más eficaces, más responsables, más alineados con la misión de la empresa y más productivos.
- ¿Qué grado de implicación espera?¿Será progresivo?
- Ahora estamos en una paradoja histórica: la mitad de los hombres que son padres están concienciados, dispuestos y quieren ejercer la paternidad activa y presente, pero todavía la otra mitad no lo vive de la misma forma. Cuando la inmensa mayoría piense como los primeros, se generará una dinámica social que llevará a todos a ir hacia ese sentido. Pero todavía no se identifica el ser hombre con ser cuidador, y ese es un gran problema. Los hombres aún no lo llevan en la base emocional ni en la agenda de responsabilidades.
- ¿En qué otros aspectos se pueden dar pasos inmediatos de este calado hacia la igualdad?
- Hay que pensar también en qué ocurre más allá de los cuatro meses. Profundizar en los mecanismos de apoyo a las familias, monomarentales, monoparentales, numerosas... Un programa global, por ejemplo, con matrículas reducidas en las haurreskolak, y una batería de medidas que hagan que la brújula vaya girando hacia ese Norte, y hagan posible tener hijos y trabajar. Hay aristas culturales, identitarias, de equidad de género y económicas que son de primer orden.
«Hay que pensar qué ocurre tras los cuatro meses. Se precisa apoyo global a las familias»
- ¿Apremia el hecho de que Euskadi esté a la cola de la UE en natalidad?
- Hay una emergencia demográfica. O se abre la puerta a la inmigración, que se va a tener que hacer porque la cicatriz que ya tenemos va a impactar en el sistema de pensiones, de la Seguridad Social y del empleo, o se interviene de forma decidida para evitar lo que puede ser el primer colapso demográfico en la historia de la humanidad. La pirámide invertida, con más gente mayor que joven, no se ha dado en ningún período de la humanidad. Hemos generado un sistema donde se ha hecho incompatible la reproducción de la vida con la producción de bienes y servicios. Y las instituciones se empiezan a dar cuenta. O tomamos medidas eficaces o tenemos un problema.
- ¿Para qué sirvió el 8M?
- Fue un día histórico del que hay que hacer historia. Ha traído un viento de cola que hace inevitable la igualación de uno de los derechos públicos que sigue siendo discriminatorio, el del cuidado que se sigue relacionando a las mujeres.