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Unas flores y la imaginación hacen un sombrero
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Humor, música y ganas de pasarlo bien en la tercera edición del Paseo con Sombrero celebrada ayer entre el palacio de Miramar y el paseo de La ConchaDesde los minuciosamente confeccionados por profesionales hasta los más sencillos que solo echan mano de materiales de segunda mano y unas flores. La tercera edición del Paseo con Sombrero de Donostia fue una pasarela de humor, ambiente e imaginación. No hace falta mucho más para pasarlo bien, como demostraron ayer los más de dos mil participantes en esta cita de la primavera donostiarra organizada por la asociación de comerciantes Barrio de San Martín. Hubo quien se puso en la cabeza una joya de artesanía hecha por profesionales y quien tiró de unos cartones de tetrabrik para plantarse un perretxiko, pasando por quien utilizó unos retales de denim o una simple malla de gallinero, un cordón y unas flores. El evento homenajeó a Boinas Elósegui por haber logrado en sus 167 años de historia modernizar y vender en todo el mundo un producto de tradición vasca.
El día salió nublado, aunque la mayoría de los portadores de sombrero se reunieron en los jardines del Palacio Miramar con atuendo para lidiar con el sol. Un catering y la música a cargo de la asociación Donosti Lindy Hop permitió caldear el ambiente, al que se sumaron desde los Bebés de la Bulla hasta la mascota del GBC pasando por las concejalas Nekane Arzallus y Maria José Idoeta, acompañadas por la esposa del alcalde, Leire Caridad. Los organizadores homenajearon la trayectoria de Boinas Elósegui, un producto artesanal guipuzcoano que aúna historia, cultura y sencillez y que habla «de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que queremos seguir siendo». El director comercial de la compañía, Ander Astigarraga, agradeció el reconocimiento a una empresa que «ha sabido modernizarse sin renunciar a la tradición, se ha adaptado al mundo contemporáneo sin perder su alma» y ha logrado llevar «algo tan nuestro como la txapela a todos los rincones» del planeta.
Entre los participantes había quienes habían improvisado su sombrero en las últimas horas, pero con imaginación. Ana Molina explicó que ella había cogido la pamela que utilizó el año pasado «y le he puesto unos globos». Idoia Lizeaga, con estudio de arte floral y joyería en Errenteria, hizo unos talleres para este evento, en colaboración con la floristería Mimiku, lo que permitió a ella y a sus alumnas Lucía de la Fuente y María José Lizeaga lucir unos bonitos tocados «a base de alambre, musgo polar, clavel verde y orquídeas blancas».
El Banco Sabadell, patrocinador del evento, logró colocar decenas de sombreros de paja blancos, que contrastaban con los de la comparsa de Jardineros que lucieron, con sello propio, los componentes de Eskola Dantza Taldea, quienes se llevaron el premio al sombrero de grupo. También fue galardonada Nora Egaña y su madre Teresa Sánchez Guardamino, que se curraron sendos sombreros con forma de setas, que en su interior ocultaban «una estructura a base de cartones de tetrabrick». La simplicidad no iba con Arantxa Guerrero, quien ganó el premio a la elegancia con «un sombrero 'calañés' hecho en Sevilla a mano», ni en Leire del Frago, que venció en la categoría de originalidad. Oihana Urtiaga se llevó el premio 'Nortasuna' por representar los valores de la cultura vasca y Astrid González se llevó el premio sostenibilidad, que se entregaba por primera vez, y que hizo a base de retales de tela vaquera.
Los premios se entregaron en un escenario montado en la calle Manterola, después del preceptivo recorrido por Miraconcha y paseo de La Concha, un trayecto ambientado por Mac Jeara's Band y que cerraban los Joaldunak. La actuación de los bailarines de la Escuela Carmen Garmendia y María Govillard fue el aperitivo de una entrega de galardones que continuó con un 'trikipoteo' por los bares de la zona en el que el pintxo 'txapela' (a base de champiñón) sirvió de colofón a una fiesta que tuvo su continuidad por la tarde con conciertos en el bar Lobo y en los hoteles Londres y Villa Favorita.
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