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Miércoles, 12 de diciembre 2018, 13:55
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La Fiscalía de Gipuzkoa mantuvo ayer la petición de nueve años y seis meses de prisión para un hombre que intentó estrangular a su excompañera en Gipuzkoa. El ministerio público imputa al varón un delito de homicidio en grado de tentativa. La acusación particular que ejerce la víctima solicita catorce años de cárcel, ya que le considera al autor de un asesinato en tentativa.
El juicio quedó ayer visto para sentencia en la Sección Tercera de la Audiencia, tras dos sesiones en las que no se permitió el acceso al público en general ni tampoco a los medios de comunicación. Solo se autorizó la presencia en la sala de un grupo de alumnos de la Universidad.
Los hechos enjuiciados se remonta al 4 de septiembre del pasado año. El acusado, que había tenido una relación sentimental con la víctima, planificó supuestamente los hechos hasta el mínimo detalle. Así se deduce del contenido del escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía. Conforme a su relato, el hombre llamó a su expareja por teléfono y simuló que era el propietario del domicilio en el que ella residía. Le comunicó que tenía que acompañar a un electricista para unos arreglos y le citó a las tres de la tarde.
Noventa minutos antes de la hora señalada, el encausado se personó en la vivienda y accedió a su interior. Para ello, utilizó una copia de las llaves con las que se había quedado tras la ruptura de la relación sentimental.
El texto de la Fiscalía afirma que el acusado, «con la intención de evitar que su expareja pudiera defenderse del ataque» e impedir que pidiera auxilio», bajó la persiana del dormitorio y arrancó la cinta que permite la manipulación de este elemento. Asimismo, cortó la luz y se quitó las botas que calzaba para no hacer ruido. Además, para que la mujer no advirtiera su presencia, se colocó unos guantes, una gorra, y un buff que le tapaba la cara para no ser reconocido. Así, aguardó a que llegara su excompañera.
Conforme al relato acusatorio, la víctima entró en el domicilio minutos antes de las dos y media de la tarde. Tras cruzar el umbral de la puerta se dirigió al dormitorio. Nada más acceder a esta dependencia, el acusado se abalanzó sobre ella «con ánimo de acabar con la vida de su expareja», sostiene la acusación pública. En aquellos instantes, el varón le puso un pañuelo en la boca y con la otra mano le arrebató el móvil que se lo tiró al suelo «para evitar que pidiera ayuda». A continuación, pretendió estrangularla. «Le apretó con fuerza el cuello para que se quedara sin respiración», asegura la fiscal, y seguidamente, colocó la cabeza de la mujer debajo de su brazo a la vez que le oprimía también el cuello.
La expareja opuso toda la resistencia que pudo, lo que dio lugar a un forcejeo en el transcurso del cual cayó al suelo. Esta circunstancia fue aprovechada por el acusado, que apretó con sus piernas el cuello de la mujer, mientras con sus dedos índice y corazón presionaban la faringe.
Pese a esta situación, la mujer logró zafarse de su agresor y salió al descansillo de la casa para pedir auxilio a los vecinos. El procesado, sin embargo, le persiguió, le agarró del cuello y asimismo le sujetó de las axilas para introducirle de nuevo al interior del piso. «O entras por las buenas o por las malas», le dijo antes de propinarle dos golpes contra la pared. Pese a todo, la víctima consiguió escapar de su agresor. Para ello, aprovechó un descuido y pudo salir a la calle y pedir ayuda.
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