La conexión de las tres capitales vascas con el TAV sacará de la carretera un 10% del tráfico actual

¿Y cuándo llegará el TAV? La pregunta volvió a sobrevolar la comparecencia que la consejera de Infraestructuras Arantxa Tapia y el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana -«nombre más contemporáneo que el decimonónico Fomento», apuntó José Luis Ábalos- protagonizaron ante los medios tras una breve reunión en la que se emplazaron a un encuentro técnico el 13 de febrero para poner al día la agenda vasca, y «dar un impulso definitivo» a la obra civil. «No sé si es viable» 2023, reconoció el ministro tras las demoras acumuladas en proyectos informativos y licitaciones, «pero tenemos que mantener ese horizonte y no despreciar ese objetivo para no relajarnos», se autoimpuso.

Tapia tampoco entró en fechas. Es más, para la responsable vasca la obra civil en la que se han invertido ya 3.500 millones de euros está ya en su «fase final», pese a que falta el nudo de enlace en Bergara y la entrada a las tres capitales, y es hora de «dejar de hablar» de ella y «pensar» y preparar el servicio que dará la infraestructura a la ciudadanía.

Concretamente, a los 4 millones de viajeros que se espera que se suban al nuevo tren «rápido y puntual» para moverse entre Donostia, Bilbao y Vitoria, o conectar con Pamplona y Baiona. «Un 10% de los tráficos diarios que se realizan en coche se trasvasarán al ferrocarril», calculan en Euskotren, la gestora ferroviaria vasca que pretende hacerse con este nuevo servicio de cercanías.

La consejera de Infraestructuras Arantxa Tapia avanzó sus intenciones de cara a la liberalización ferroviaria que a final de año les permitirá solicitar a Adif gestionar el tráfico 'interno' de la Y vasca, incluido algún servicio transfronterizo dentro de la Eurorregión aún por determinar. Y desgranó los detalles de esas conexiones intercity que unirán con frecuencias de media hora el centro urbano de las tres capitales donde se situarán las estaciones. La de Donostia, cuya transformación comenzará en abril, es la «más sencilla» técnicamente -en superficie y sobre el mismo trazado de Renfe actual- y por tanto la primera en recibir la alta velocidad, constató la consejera.

El estudio previo realizado por Euskotren considera factible programar una conexión de alta velocidad cada media hora entre las tres ciudades, en viajes a 250 kilómetros por hora que durarán entre 30 y 40 minutos, y costarán entre 8 y 12 euros. Porque ahí está una de las claves del éxito del TAV, «que sea un tren para todas y todos, accesible y con unas tarifas medias» que inviten a utilizar este medio para desplazarse. Tapia apuntó en este sentido que la intención es que el tren de alta velocidad se incorpore al sistema tarifario unificado, y no solo pueda pagarse con las tarjetas Mugi o Barik que ya funcionan en el resto de transportes públicos, sino que los viajeros también puedan beneficiarse de descuentos según el uso.

La consejera explicó ante el foro de expertos que para cubrir las 22 conexiones diarias que se calculan, Euskotren necesitará adquirir 15 nuevos trenes y creará 100 nuevos puestos de trabajo «altamente cualificado».

Esta oferta completará los viajes de larga distancia que integrarán a Euskadi en el corredor atlántico, tanto para el tráfico de viajeros como el de mercancías, con el fin de trasladar los camiones de las autopistas de asfalto a las ferroviarias y contribuir «a la lucha contra el cambio climático». «La Y vasca -remarcó- es la mayor contribución a la descarbonización del transporte en la historia de Euskadi, el salto cualitativo más importante en la transición ecológica de nuestro país».

En el mismo sentido, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, defendió la alta velocidad como un sistema de transporte «moderno, seguro, sostenible y conectado», y destacó su «democratización» con la llegada de los trenes 'low cost' AVLO a varias líneas del resto de España. Respecto a la Y vasca y su evolución, el ministro, en su «primera visita» a una comunidad autónoma tras renovar su cartera, se comprometió a «retomar la agenda vasca» y a «imprimir el mayor ritmo posible» a los tramos de obra que quedan por ejecutar. Además de concluir el nudo de Bergara, la conexión entre los tres ramales de la Y, queda por terminar de definir los proyectos de entrada a Bilbao y Vitoria, negociar su financiación o impulsar las conexiones con Burgos, por un lado, y con Navarra, donde falta la decisión final sobre si se habilitará por Ezkio o desde Vitoria.

Tanto la consejera de Infraestructuras, Arantxa Tapia, como el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, se sirvieron de la audiencia internacional congregada en el Basque Rail Way para reivindicar los más de 50.000 millones invertidos ya en la alta velocidad vasca y estatal como parte «estratégica» de una red ferroviario europea unificada. El director general de UIC, François Davenne, defendió que debe ser un sistema y «no un mosaico de piezas aisladas», para «que tenga continuidad por encima de las fronteras» geográficas. El director ejecutivo de CER, Libor Lochman, reclamó un «espacio ferroviario integrado» con un «marco regulatorio» que «no penalice» la alta velocidad. Y Monique Van Wortel, que firmó con Tapia el memorando Shift2Rail, dio la bienvenida a Euskadi a este plan para canalizar la innovación ferroviaria.