Javier Aizpurua: «La competencia entre grupos científicos de vanguardia es atroz»
«Las empresas no pueden permitirse dejar pasar el tren de la tecnología cuántica», advierte
El investigador donostiarra Javier Aizpurua ha sido nombrado director científico de BasQ-Basque Quantum, la apuesta del Gobierno Vasco por incorporar a Euskadi a las ... nuevas tecnologías cuánticas. La punta de lanza de este plan estratégico es el ordenador cuántico que en 2025 empezará a funcionar en San Sebastián.
– ¿Sueña con el momento en el que el ordenador cuántico se ponga en marcha?
– Todo el equipo de BasQ-Basque Quantum tenemos puesta la mira en la llegada del ordenador cuántico en el segundo semestre de 2025. Las obras del edificio van a buen ritmo, estamos acomodando una habitación especial para instalar el ordenador cuántico. Tenemos mucha ilusión, estamos deseando que llegue.
– ¿Cómo es esa habitación?
– Tiene unos 80 metros cuadrados. El ordenador ocupa un tercio de ese espacio. Hay también un cajetín de tecnología criogénica porque los chips superconductores que sostienen los bits cuánticos tienen que estar a una temperatura más fría que el cero del espacio, a menos 273 grados centígrados.
– ¿Para qué tanto frío?
– Los estados cuánticos con los que tratan esos chips son tan frágiles, que digamos que se desvanecen con la mirada. Hay que tenerlos tan fríos para que no interaccione nada con ellos.
– ¿No se puede mirar el ordenador?
– Se puede mirar el chip, pero sin tocar.
– Alguien me dijo que el mundo cuántico es tímido.
– Muy asustadizo. En mecánica cuántica existe lo que se llama el principio de superposición, que es algo que parece muy esotérico, pero con lo que jugamos en la física atómica y molecular todos los días. Un objeto o una situación pueden presentar dos estados a la vez, no es el uno o el otro, sino que están a la vez conviviendo como en dos universos paralelos. Cuando uno mira, cuando hace una medida, colapsa uno de los estados.
«Cuando viajo y digo a mis colegas que soy de San Sebastián no les tengo que decir dónde está»
– ¿Qué puerta se abrirá cuando el ordenador empiece a funcionar?
– Se abrirán tres puertas. Una es la de tener una herramienta que está a disposición de la comunidad científica, técnica y empresarial vasca para que pueda realizar cálculos cuánticos que no están al alcance de un ordenador clásico. La segunda puerta es que se va a convertir en el buque insignia de la actividad de tecnologías cuánticas, que aquí es muy transversal. Desde Basque Quantum esperamos que sea un dinamizador en un ecosistema de excelencia en muchos ámbitos.
– ¿Y la tercera puerta?
– Se van a intentar detectar casos de uso para poner esta tecnología a disposición de empresas o centros que quieran resolver un problema concreto.
– ¿Qué tipo de problemas puede resolver este ordenador?
– Son muy variados. La computación cuántica es una herramienta más que va a ser utilizada y mezclada con supercomputación e inteligencia artificial. Vamos a poder abordar, por ejemplo, problemas de optimización.
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– ¿Va a ser necesario explicar a las empresas lo que puede hacer la computación cuántica por ellas?
– Esto es muy importante. La computación cuántica no es la panacea y mucho menos en el estado en que está actualmente. Se ha dicho con frecuencia que se halla en el nivel de los primeros transistores en los años 50, cuando se veía que el principio funcionaba, pero nadie podía predecir que toda la tecnología y la ciencia de la información, de la salud, los transportes y la sociedad iba a depender de esos transistores. Estamos en una fase en la que hemos descubierto que funciona, que se puede hacer computación, pero aún no es posible prometer nada concreto. En este sentido, este impacto está por llegar y las empresas y los grupos científicos no pueden permitirse no estar. El tren de las tecnologías cuánticas está pasando muy rápido y el que no se monte a tiempo en él puede ser que lo pierda para siempre.
– Basque Quantum quiere hacer de Euskadi el polo de tecnologías cuánticas más avanzado en el sur de Europa.
– Basque Quantum es una estrategia del Departamento de Educación junto con las diputaciones que intenta incluir a todo el ecosistema científico tecnológico innovador vasco para el desarrollo de las tecnologías cuánticas. Lo que queremos es convertir en unos pocos años al País Vasco en un polo de tecnologías cuánticas en el sur de Europa.
– ¿No es demasiado ambicioso?
– Yo sería aún más ambicioso y diría que en el mundo. El ordenador cuántico es una punta de lanza de la estrategia, uno de sus emblemas. No es el único pero es emblemático, es el sexto en el mundo. Pero no queremos que sea simplemente un símbolo, lo que pretende BasQ, y eso es muy importante, es tener contenido. Aquí contamos con un ecosistema científico y tecnológico y eso es lo que queremos explotar. Tenemos un ordenador, pero si no se usa no cumpliríamos las expectativas. Lo que queremos es posicionarnos como un referente mundial en tecnologías cuánticas por el contenido, por lo que se hace con ese ordenador, no porque lo tengamos.
«Una de las grandes ventajas del sistema científico vasco es que es muy cooperativo»
– ¿Cuáles son las fortalezas del ecosistema científico guipuzcoano?
– La fortaleza principal es el poso de excelencia, en concreto en una serie de temas especializados como áreas de materia condensada, física de altas energías o áreas de bio y materiales. Hemos identificado nichos gracias al talento de gente muy buena que nos permite ser muy fuertes en unas disciplinas concretas. Yo voy por ahí y cuando digo a mis colegas que soy de San Sebastián, ya lo conocen; no les tienes que explicar dónde está, igual que no tienes que explicar dónde están Harvard o Cambridge. Esto nos hace fuertes.
– ¿Esa es nuestra única fortaleza?
– Hay otra, y es que hablamos entre nosotros. Una de las grandes ventajas de este sistema que hemos construido es que tiene un espíritu muy vasco, en el sentido de que es cooperativo, y esto que digo no es ideológico. Aquí la gente habla con el grupo de al lado, se cuentan las cosas, colaboran, hablas con los de Tecnalia, con Biomagune, con Nanogune..., tenemos seminarios conjuntos, los grupos se comunican entre sí. Esta riqueza de transversalidad y de trabajo cooperativo es una gran virtud.
– ¿Y nuestras debilidades?
– Pues que somos un país pequeño y nuestra inversión en tecnologías cuánticas no puede compararse con otros más grandes. Pero esta debilidad hay que intentar cambiarla en fortaleza en el sentido de especialización. Ser pequeños nos obliga a ser buenos en aquello en lo que nos hemos especializado.
«Tenemos gente muy buena, pero si no se les dota de recursos no van a poder hacer tantas cosas como quisieran»
– Llevamos años diciendo lo buenos que somos investigando. ¿No hay riesgo de caer en la autocomplacencia?
– Tiene toda la razón. En ciencia, en tecnología y en innovación uno no se puede quedar parado, no puede vivir de rentas. Si nosotros nos durmiéramos en los laureles, en tres años estaríamos fuera de juego. La ciencia de excelencia es terriblemente competitiva. La competencia entre grupos científicos de vanguardia es atroz; como no saques algo mañana, te lo sacan en Cambridge o en China.
– El presupuesto para Basque Quantum es de 120 millones hasta 2028.
– Los 120 millones incluyen muchos aspectos, no solo el ordenador, que cuesta más o menos la mitad. La otra parte se destina a programas de dinamización, de recursos humanos y de proyectos bilaterales, no solo para la computación cuántica.
– ¿La ciencia avanza a golpe de talonario?
– La ciencia no avanza solo a golpe de talonario, pero tener acceso a recursos siempre ayuda. Cuando alguno de los que hacemos aquí fotónica u óptica cuánticas vamos a trabajar a Cambridge, Stanford o Harvard, ves que allí son muy buenos, pero es que además tienen muchos medios. No es ni lo uno ni lo otro. Aquí tenemos gente muy buena, pero si no se les dota de recursos no van a poder hacer tantas cosas como quisieran.
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