«El camping nos conecta con la naturaleza»
Al aire libre ·
En caravana, tienda de campaña o bungalow, cientos de familias y amigos optan por estos alojamientosNaroa Izagirre
Zarautz
Domingo, 10 de agosto 2025, 07:35
Roelijn Kok viene desde Holanda. Ángel Jimenez, desde Lleida. Gloria Jimenez e Ignacio Conde, desde Madrid. Todos ellos comparten espacio en común en busca del ... mismo objetivo: la desconexión «al fresco». Como cada verano, cuando el calor aprieta y muchas ciudades se vacían, miles de familias y amigos repiten una tradición que engloba a diferentes generaciones: disfrutar de la naturaleza bajo la carpa de una tienda de campaña.
Se cumple una semana desde que Roelijn Kok, junto a su marido, Remon Scholten, e hijo, Indi, pisaron su parcela del Gran Camping de Zarautz donde se alojan, y no por primera vez, durante dos semanas. «El año pasado nos quedamos aquí durante una semana. Estuvimos tan a gusto que decidimos volver este año, pero esta vez más tiempo», confiesa la holandesa. Unas cuantas parcelas más adelante, pero en caravana, se encuentra Ángel Jimenez, leridano de 49 años que ha venido acompañado de su mujer Ana y su hija, Nuria. La familia catalana dice conocer, y de buena mano, el territorio vasco debido a que «ya hemos estado en el País Vasco muchas veces, sobre todo en Gipuzkoa. Ciudades con costa como Donostia, Zumaia y Hondarribia nos gustaron mucho, y esta vez teníamos pendiente venir a Zarautz», concreta el matrimonio.
«Venimos a Euskadi para escapar del calor que hace en Cataluña. Yo creo que por eso siempre hay catalanes en el País Vasco»
Ángel Jiménez
49 años, Lleida
«En grupo», así es como han decidido disfrutar de sus vacaciones Gloria Giménez e Ignacio Conde, junto a sus dos amigos Adrián Díaz y Guillermo Ortega, todos ellos madrileños de 21 años. «Desde siempre nos ha gustado mucho el norte, y más en verano, para huir del calor de allí. Ir de camping nos parecía una bonita opción, sobre todo accesible, para conocer el entorno de aquí, y qué mejor que viajar en grupo», añaden los cuatro jóvenes. «Es una buena forma para conectar con la naturaleza», asegura uno de ellos. Tienen «muchas ganas» de descubrir los secretos que esconde la localidad vasca y confiesan que aún no han tenido la ocasión de probar «los pintxos típicos». «Todos hablan de que se come muy bien aquí, veremos a ver, tenemos ganas de comprobarlo», declara Gloria, que mira a sus compañeros con entusiasmo. «Queríamos irnos de camping por romantizar nuestras vidas, también lo veíamos accesible», añade la joven del grupo.
«Queríamos ir de camping para romantizar nuestras vidas, y acabamos pidiendo un martillo a una holandesa en inglés»
Gloria Jiménez
21 años, Madrid
Aunque sean de la capital saben «las típicas palabras en euskera como 'kaixo', 'agur' y 'eskerrik asko'. Nos lo enseñó el amigo de Ignacio, que es de aquí», afirma Adrián. Y entre tanto holandés, el oído también se está acostumbrando. «Ayer tuve que pedir un martillo en inglés y todo», añade entre risas. Aunque les queda poco para disfrutar de Zarautz, tienen intención de «además de Getaria, visitar Donostia y Biarritz, si nos da tiempo, claro. La pena es que únicamente tenemos tres días de vacaciones», lamenta uno de ellos.
Temporada alta
Como cada verano, desde que abrió sus puertas por primera vez en 1964, el Gran Camping de Zarautz atraviesa, de la mejor manera, la temporada alta de huéspedes que durante el verano acoge en sus parcelas. «Tenemos capacidad para alrededor de 1.500 de personas», comenta la directora del negocio guipuzcoano, Irati Sesma, quien lleva desde los 17 años dando la bienvenida a las miles de personas que han disfrutado del «entorno rural» en algún momento. «Junio, julio, agosto y septiembre los consideramos meses de temporada alta, ya que estamos al límite en cuanto a aforo», añade, mientras muestra parte del área de acampada.
Por procedencias, desde hace años los holandeses se han convertido en los huéspedes «oficiales» del camping de Zarautz, ya que representan una abrumadora mayoría frente a los visitantes tanto locales como internacionales. «Nos hemos dado cuenta de que hay muchas familias holandesas como nosotros», cuenta Kok, «nos gusta mucho la combinación entre los buenos restaurantes, la gente tan amable que hay y el clima tan fresco que se respira aquí», señala la madre de familia, aunque admite estar sorprendida con el cambio de clima tan «inesperado» que caracteriza al País Vasco.
«El cambio del clima es interesante aquí. Cada vez que miramos al cielo se ve diferente, a veces llueve y al momento sale el sol»
Roelijn Kok
44 años, Holanda
«El cambio del tiempo es algo muy interesante de aquí. Cada vez que miramos al cielo se ve diferente, a veces llueve y, al momento, sale el sol», confiesa entre risas. «El primer día fue extraño, pero ya nos hemos acostumbrado. Le hemos cogido cariño y todo», bromean. Quienes disfrutan, y con gusto, del «fresquito» del norte es la familia catalana, que reconoce estar huyendo del calor de Lleida. «El fresco que se respira aquí se agradece mucho, es vida para nosotros. Nos gusta que llueva, es un buen clima que nada tiene que ver con el agobiante calor de nuestra ciudad», admiten. «Si además combinas el tiempo con la gastronomía y naturaleza del territorio ya es alucinante. Nos agrada la montaña y la cultura de aquí. Es por ello que hemos decidido venir», subraya el padre sonriente. «Siempre hay muchos catalanes en Euskadi, será por eso», añade.
Nada más llegar a la costa guipuzcoana, pese a no ser amantes del surf, Ana, junto a su hija Nuria fueron a preguntar acerca de las clases que se impartían de deporte acuático. «Lo primero que hicimos fue informarnos a ver si podíamos hacer surf. Hemos visto que hay muchos surferos en la ciudad, y nos picó la curiosidad», afirma esta mujer. El surf pasa a un segundo plano en los intereses de la pequeña de la familia. Ella lo tiene claro, y es que «estar en contacto con la naturaleza es lo que más le gusta».
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