De los biberones de Livia a las 44 marcas de colonia de Navidad
Además de caminar, Luis Múgica ha acumulado una fascinante colección de datos que resumen su vida y la de su familia
A veces, por motivos de salud, Luis Múgica ha dejado de andar durante una temporada. «No lo echo de menos. Más que eso, lo ... que echo en falta es lo otro, los cálculos». Y es que cuando dice que le gusta contar, habla en serio, porque Luis ha contado durante años gran parte de su vida. En papeles archivados en cuadernos de anillas primero o en hojas excel de su ordenador después, el caminante ha acumulado una fascinante colección de datos e información que resumen su vida y la de su familia. Y también reflejan las imágenes de una época cada vez más lejana.
Todo se encuentra allí, es como bucear en un tesoro de recuerdos tan detallados que a veces parecen propios. Está el número de veces que en 1971 salió con su novia, Carmen. En julio solo se vieron en ocho ocasiones y en agosto catorce, pero recuperaron tiempo en octubre, mes en el que salieron juntos 30 días. Dos años después se fueron de vacaciones de verano en un Seiscientos con el que viajaron durante 21 días a Burgos, Salamanca, Cáceres, Torremolinos, Ceuta, Granada, Toledo y Soria.
En 1979 nació Livia, su hija, que comenzó a ocupar un espacio destacado en los cálculos de Luis. Anotó las tomas de biberones de la recién llegada y también lo que comió, las enfermedades que sufrió y la medicación que tomó durante sus tres primeros años de vida. «No hay forma de que tome puré de verduras», escribe Luis. La pequeña tenía doce meses y para engañarla optaron por mezclar el puré con leche, cereales y «una pizca de Bovril».
El feliz padre anotó la dentición de su hija, la talla de sus pies..., fue el notario de su crecimiento mientras acumulaba en sus cuadernos de anillas datos impensables como el número de marcas de colonia que se anunciaron por televisión en la Navidad de 1987. Fueron 44 en total, entre ellas clásicos como Alada, Chispas, Don Algodón, Farala, Brummel, Jacq`s, Royal Ambre o Varon Dandy.
Las frutas del Eroski
Luis llevó la cuenta del agua en los embalses españoles, calculó las probabilidades de ganar a la Primitiva, las diferentes marcas de cigarrillos que fumó (124) y las existencias de frutas entre octubre de 2010 y el mismo mes de 2011 en el Eroski de Amara. El supermercado vendió en tiempo 27 tipos de frutas.
Pasaron los años y llegó la enfermedad. A Luis le diagnosticaron un cáncer en 2009, meses después del comienzo de sus viajes por todo lo largo y ancho de San Sebastián. Durante medio año recibió 32 sesiones de quimioterapia y, cómo no, anotó con precisión de cirujano los efectos secundarios que sufrió. Una vez recuperado, envió al equipo médico que le atendió en el hospital una carta de agradecimiento en la que, para no variar, había datos sobre el tiempo de espera durante los tratamientos. «Como podéis ver, el tiempo de espera medio es de tan solo 8 minutos, lo que supone el 7% del tiempo de intervención», les dijo.
Livia creció y conoció a Diego. Vivían separados y en 2011 solo estuvieron juntos el 44% de los días. La mejor época fue agosto, en el que se vieron el 77% del mes, y la peor enero, donde el porcentaje bajó hasta el 23%. Todo esto lo apuntaba Luis, que seguía con sus caminatas.
Ya lleva 127.134 kilómetros, 67 de ellos descalzo, aunque en la excel donde aparecen las estadísticas de los zapatos que ha empleado en sus viajes dejó escrito junto a este dato 'nunca más'. En estos catorce años el caminante ha destrozado 31 zapatos. El récord de distancia lo alcanzó con unos semideportivos negros con los que recorrió en dos años 10.278 kilómetros. Acabaron en la basura el 23 de septiembre de 2021. Aún tiene más para romper.
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