Tradicionalmente la arqueología se ha ocupado de los objetos visibles, como son los edificios, las murallas, las armas o los utensilios. Últimamente se están realizando ... progresos en otros campos menos tangibles, como, por ejemplo, cuál era la música que oían los constructores de Stonehenge o cómo sabía la antigua cerveza sumeria o el vino griego.
Incluso algunas empresas han puesto a la venta cervezas hechas con las fórmulas del antiguo Sumer. En cuanto al vino griego, parece ser que para los gustos actuales era bastante malo.
Hay un campo que se había resistido, el de los olores. No cabe duda de que las ciudades tenían sus olores y los había buenos y malos. Por ejemplo, el primer trabajo de Ramsés VI fue eliminar el mal olor de peces y aves que habitaban los fétidos pantanos del delta del Nilo.
Cada vez hay más herramientas que permiten indagar qué es lo que contenían los recipientes antiguos, como por ejemplo quemadores, recipientes de cocina o frascos con perfumes. Todo ello nos permite ir haciéndonos una idea de «los paisajes olfativos» de la antigüedad.
Un detalle de lo conseguido es que han logrado saber con cierta certeza cómo era el «perfume mendesiano», fabricado en la ciudad egipcia de Mendes, el preferido de Cleopatra. Los estudios los han realizado los arqueólogos Goldsmith y Coughlin y ha resultado ser una mezcla de aceites de dátiles del desierto, mirra, canela y resina de pino. Fuerte y duradero.
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