Los dos protagonistas de la película 'Solo nos queda llorar' se despiertan de golpe en la Edad Media, salen a la calle y lo primero ... que les ocurre, como siempre en estos casos, es que un vecino les vacía un orinal desde la ventana y los deja empapados. Le insultan y el vecino responde: «¡Pero si solo es pis!».¿Qué les dará asco y risa de nuestras ciudades dentro de unos siglos? Creo que les parecerán terriblemente ruidosas, asombrosamente invadidas por esas máquinas de una tonelada con cuatro ruedas, tan estruendosas, tóxicas, apestosas. Empezamos a intuir cómo serán esas urbes más amables, porque vamos recuperando espacios y porque algunas ciudades ya han liberado grandes zonas.
Me encantó Liubliana, la capital de Eslovenia: desde 2007 el centro está cerrado a los coches particulares; circulan minibuses eléctricos gratuitos; peatones y ciclistas conviven con mucha calma sin necesidad de semáforos ni carriles. Sin coches, la ciudad se relaja. Solo el 40% de los habitantes estaba a favor de la medida, ahora el 97% está en contra de reabrir el centro al coche particular.
Hacen falta alcaldes decididos como Fernández Lores, el de Pontevedra, pionero en la peatonalización: «Si te compras una vaca o un frigorífico y me preguntas dónde lo vas a poner, no es asunto del Ayuntamiento. Tampoco es mi tarea como alcalde asegurarte una plaza para tu coche». Siempre habrá gente que proteste: «¡Pero si solo son coches!». A Lores lo llevan reeligiendo veintiséis años.
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