Abdoulaye Gueyek: «Los extranjeros viven en una situación de inseguridad judicial en el territorio»

- ¿En qué consisten esas restricciones?

- Desde el año pasado ha habido un cambio en la interpretación de la ley sobre extranjería. Un colectivo afectado es el de los 'menas' (menores extranjeros no acompañados). Cuando estos cumplen los 18 años, para renovar el permiso de residencia les exigen tener un mínimo de ingresos propios al mes. Si no trabaja no puede conseguirlos, y no puede trabajar sin la residencia. Antes, si se demostraba mediante informes de distintas asociaciones que había un esfuerzo real de integración y que no había sido posible encontrar una fuente de ingresos propios se podía renovar el permiso de residencia. Ahora no.

- ¿Qué consecuencias tiene?

- Hay gente que para renovar el permiso de residencia prefiere irse a otra comunidad, porque en las mismas condiciones tienen menos trabas fuera de Gipuzkoa. Cuando todas las interpretaciones son restrictivas la situación se vuelve sospechosa. Cuantas más trabas hay, más se colapsa el sistema. No solo eso, cuando el proceso es tan complicado y dura tanto es normal que se abandone la legalidad. Una interpretación más benevolente de la ley facilitaría las cosas.

- ¿Se puede tomar algún tipo de medida para solucionar esta situación?

- Haciendo otra interpretación de la ley, no hace falta cambiarla, porque la mayoría de cosas que pedimos ya están estipuladas en la ley. Cambiar de criterio es legítimo. Pero debe de ir acompañado de una definición de cuáles son los nuevos criterios y que se mantenga dentro de la legalidad. Es la época más gris desde que trabajo como asesor, porque los extranjeros viven en una situación de inseguridad judicial en el territorio. Es cuando más inseguridades tenemos en este plano. Y no solo para el extranjero sin papeles en regla, hasta el que trae un contrato de trabajo para comprobar que está todo en regla tiene problemas.

- ¿Por qué?

- Es más bien una cuestión de seguridad jurídica e inseguridad con los expedientes. Llevas años haciendo los trámites de una forma con la seguridad de que la oficina de extranjeros va a responder, y de repente el criterio cambia.

- ¿Qué papel tiene la asesoría jurídica en la integración de las personas?

- Hay gente que si no se sienta a la mesa de Cáritas no come, que si Cáritas no le da un ticket no se ducha. La labor asistencial con personas que carecen de lo básico es totalmente necesaria, pero también la labor de promoción para el desarrollo de las personas. Esto exige que nosotros sepamos de leyes y procedimientos, para que las personas puedan desenvolverse en la sociedad en la que viven. Tenemos un abanico muy amplio de servicios para la atención de las personas en el que actualmente el tema jurídico es fundamental.

- ¿Cuántas personas se benefician de la asesoría jurídica?

- Quince al día, mínimo. La mayoría de veces son personas que vienen con alguna duda concreta que se despacha en una sesión. Hay gente que trae el contrato, la nómina o el finiquito para ver si está bien. Hay otros casos que requieren más seguimiento como la renovación del permiso de residencia o la solicitud de asilo. Los plazos de entrega de documentos son los que son y hay veces que no te queda más remedio que sacar un hueco. Pero al final nos apañamos.

- ¿Qué perfil tienen las personas que acuden en busca de consejo jurídico?

- Son personas que se benefician del resto de programas que tiene Cáritas, personas sin hogar en su mayoría. Los autóctonos sin hogar, la mayoría de mediana edad, suponen un 25% de las personas que atendemos. Los extranjeros son más jóvenes, entre 19 y 25 años, aunque también hay algún caso de jubilados extranjeros.

- ¿La asesoría es igual para los de aquí que para los de fuera?

- La diferencia es que para un extranjero los problemas que ya existen en la sociedad se multiplican.

- ¿Y para las mujeres?

- En su caso, si tienen menores a cargo, la situación es más complicada. La conciliación es inexistente para la mayoría de personas, pero cuando se trata de alguien que no tiene familia aquí, todavía es más difícil.