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Mertxe Gómez, Mikel Lizarralde y Lourdes Cascante, en el instituto Izarpe de San Sebastián.

«En Errenteria o Lezo se romperán los anclajes de un puente, pero no habrá muertos»

Un vidente, una numeróloga y una astróloga echan un vistazo a 2017

JAVIER GUILLENEA

Sábado, 31 de diciembre 2016, 08:32

«Me concentro con la voz. Es como si se encendiera una televisión, me vienen ráfagas». Mikel Lizarralde tiene un bolígrafo en la mano y una hoja en blanco delante. La mesa es circular, está situada en medio de un despacho que ahora se halla en penumbra, levemente iluminado por una lámpara a media luz y una vela blanca. Una constelación de diplomas enmarcados cubre las paredes. Son titulaciones de las disciplinas más extrañas que uno pueda imaginar, obtenidas en los más variados lugares del mundo. Entre muchas otras cosas, Mikel es vidente. Dice que adivina el futuro. Eso es lo que él dice. Y ahora se concentra para prever qué ocurrirá el próximo año.

  • EL FUTURO

  • Videncia.

  • En el Departamento vasco de Salud habrá un escándalo que afectará al consejero, Jon Darpón.

  • Números.

  • Será una buena época para Gipuzkoa, donde «nacerán proyectos nuevos conectados con el exterior».

  • Estrellas.

  • «Va a ser un buen año, es un momento de abundancia»

No tarda mucho en concentrarse. Pronto comienza a trazar líneas en el papel bajo la atenta mirada de un oso de peluche que por algún motivo desconocido observa la escena sentado en una silla. Ya solo falta uno para jugar al póquer o quizá ni eso porque puede que la cuarta silla esté ocupada por algún ente o similar. Nunca se sabe con las cosas de la videncia.

Las primeras líneas son ondulantes y lo que dicen ellas o su intérprete no es muy halagüeño. «2017 no va a ser un año muy fácil. En algunos sectores habrá más trabajo y en otros menos», afirma el vidente. Es cierto que no parece una predicción muy concreta, pero los detalles vienen después, cuando los trazos le indican que «en el Alto Urola, parte del Goierri y Alto Deba, e incluso en Irun, no será un año muy bueno». «Varias grandes empresas van a estar a punto de cerrar o en reestructuración», añade.

La cita se desarrolla en el instituto Izarpe, donde Mikel Lizarralde, la astróloga Mertxe Gómez y la numeróloga y también astróloga Lourdes Cascante han aceptado hacer predicciones sobre lo que ocurrirá el año que nos espera. Para que quede claro, advierten de antemano que no se van a prestar «a patochadas», o sea que no hablarán sobre el futuro sentimental de Paquirrín, aunque para saberlo no es necesario ser vidente. Hay cosas que están escritas antes de que lleguen a existir.

Un mes conflictivo

El instituto Izarpe tiene el nombre más largo de instituto de ciencias intuitivas y terapéuticas. Se halla ubicado en el centro de San Sebastián, en un piso en el que lo primero que el visitante ve al entrar es un pequeño mostrador con una recepcionista, como los que pueblan las consultas de los médicos de pago. En una habitación aguarda una pequeña sala de espera, en otra se encuentra el despacho del director, que no es otro que Mikel Lizarralde, y en una tercera hay una camilla, una pizarra, una mesa y sillas. Por todas partes cuelgan diplomas de las paredes.

Mikel sigue rayando el papel. Uno espera que ponga los ojos en blanco o tenga de vez en cuando alguna convulsión, aunque sea leve, pero no hay manera. Habla sin detenerse, sin necesidad de que le hagan preguntas, como si quisiera alcanzar el futuro antes de que se le escape. Ni siquiera se inmuta cuando llega a octubre. «Ese mes van a producirse situaciones conflictivas que van a dejar mucha huella a nivel social. Alrededor del 17 o el 24 serán días tumultuosos, de turbulencia. Octubre va a ser el epicentro del año, todas las situaciones nos dirigirán a él».

Es un presagio inquietante pero no tanto como el que atañe al consejero de Salud, Jon Darpón, que no lo va a tener muy fácil. «Va a haber un escándalo y se va a producir una situación muy embarazosa con el consejero», dice Mikel que dicen los espíritus, que no parecen de muy buen humor, todo hay que decirlo. «En primavera -prosigue el vidente bolígrafo en mano- será una época convulsa a nivel político y hacia fin de año es muy probable que no salgan adelante grandes decisiones sociales muy importantes para Gipuzkoa». Por si fuera poco, será un año «de lluvias atípicas» y de «numerosos incendios provocados, aunque no tan grandes en extensión de terreno como en 2016».

No paran aquí los sustos. En Elgoibar o Errenteria ocurrirá algo aunque Mikel no lo ve muy claro. «Veo una carretera nueva, un puente o un levadizo, quizá en Errenteria o en Lezo. Se rompen los anclajes de un puente o una sujeción, va a ser muy aparatoso pero no habrá muertos».

El folio cada vez está más emborronado. En algunos puntos las líneas forman una tupida maraña de tinta que amenaza con traspasar el papel. Uno piensa que de ahí no puede surgir nada bueno, pero se equivoca. No todo son sobresaltos. «En lo económico este año será muchísimo mejor que el anterior, habrá una sensación de que hay más movimiento en los comercios. Será también un año muy bueno para el sector automovilístico, que traerá al País Vasco nuevas empresas e inversiones». Y para redondear esta ráfaga de optimismo, en el ámbito social «se aprobarán nuevas medidas en maternidad y conciliación», aunque habrá «mucho ruido con algo relacionado con etnias nómadas».

En otra habitación del instituto Izarpe, Lourdes Cascante coloca dos cartas del tarot sobre una mesa cubierta con una tela con bordados orientales. La estancia resulta un tanto aséptica, no tiene nada que ver con lo que uno espera de un lugar donde se cultivan las ciencias intuitivas. No hay medias luces con sus sombras ni imágenes de arcanos milenarios ni velas encendidas que hacen temblar las siluetas, no hay turbantes ni túnicas, solo dos pequeñas bolas de cristal en un rincón y los omnipresentes diplomas en la pared.

Una de las cartas corresponde al número veinte. Es la del juez. La otra, la de la estrella, tiene el 17. Es hora de que hablen los números, que anuncian un año «con cuatro fases importantes» que coinciden con los trimestres y «cambios radicales en esos momentos». En líneas generales, será una buena época para Gipuzkoa, donde en el plano cultural y social «pueden surgir proyectos si salen personas con un claro sentido de servicio».

A la espera del líder

Los números se muestran benévolos con nuestro territorio, en el que se vivirá «una reformulación del Concierto Económico» y nacerán «proyectos nuevos conectados con el exterior» que traerán prosperidad económica. Será a partir del tercer trimestre cuando comiencen a percibirse los esfuerzos de un año que empezará con una primera fase de «asentamiento de acuerdos sociales» y verá al final de sus días que «las cosas salen adelante».

En 2017, siempre según los números, «va a haber un cambio radical en el arquetipo de lo femenino», que se traducirá en «nuevas leyes radicales que pongan luz al problema del maltrato» de mujeres. Habrá también una necesidad de «líderes con vocación de servicio social que refuercen la confianza en su grupo».

Al parecer, los números ya habían previsto que para 2016 el país se encontraría en una nueva situación en la que «cinco partidos» se verían inmersos «en un juego de aprender a negociar». Si hemos de dar crédito a las cifras, esta previsión se ha cumplido bastante. Y si no, también. El caso es que «en el tercer o cuarto trimestre de 2017» es posible que aparezca «alguien con fuerza» que sea capaz de poner orden en medio de «la espesura general».

Por si alguien se siente aludido y aprovecha la ocasión, este nuevo líder será portador de las tres haches, que no son sino «humildad, honestidad y humor». «Necesitamos personas que sepan que son iniciadoras de un proyecto a pesar de que igual no se llevan todos los laureles», afirma Lourdes.

Los astros le dicen a Mertxe Gómez que 2017 «será un buen año». «Es un momento de abundancia, van a ir brotando las flores para que vayamos viendo que hay soluciones», afirma. Pero este momento no va a llegar por sí solo. «Es importante que las personas crean, que nos pongamos todos a una». Después de los malos años de la crisis económica, «nos tenemos que adaptar a nuevas formas de vivir, a nuevas profesiones, debemos buscar nuestras capacidades». Está escrito en las estrellas.

La astróloga ha elaborado un estudio en el que detalla lo que nos aguarda en los próximos doce meses. Los signos de fuego (Aries, Leo y Sagitario) «van a vivir un año de cambios estructurales, físicos, familiares, profesionales y personales. Van a tener la intuición a flor de piel». Los de tierra (Tauro, Virgo y Capricornio) «consolidarán el trabajo de años anteriores y recogerán sus frutos». Además, «se van a preocupar por dar otra imagen más seria y estable» de sí mismos.

Los de aire (Géminis, Libra y Acuario) tienen como meta «entender la vida, por qué están aquí y cuál es su camino». En consecuencia, esta actitud «les va a ayudar a tener un sentido claro en la vida». En cuanto a los signos de agua (Cáncer, Escorpio y Piscis), en 2017 deberán aprender «a adaptarse a la inestabilidad». ¿Cómo se logra este objetivo? Mertxe explica que hay que «buscar la estabilidad en la inestabilidad y entender los procesos de vida o muerte». Se trata, en suma, de «quitarse el miedo a los cambios».

Hasta aquí las predicciones. Han hablado los espíritus, los astros y los números. Algunos creerán, otros no. Llega el momento de abandonar el instituto de ciencias intuitivas y terapéuticas. En un despacho un oso sentado en una silla mantiene fija la mirada. Parece sonreír.

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