Música, negocio y rebeldía: Por qué Taylor Swift es la 'persona del año'
La revista 'Time' nombra 'persona del año' a la artista, de 33 años, símbolo de una generación y modelo de éxito artístico y comercial
Aitor Alonso
Viernes, 8 de diciembre 2023, 15:31
Catorce presidentes de Estados Unidos, tres papas, cinco líderes rusos, empresarios y políticos de renombre... y Taylor Swift. La revista Time, que reconoce desde 1927 ... la trascendencia de un líder mundial con capacidad para cambiar el mundo, acaba de anunciar su designación de rasgos más inéditos: primero por ser mujer (lo que no es muy habitual en la lista de personalidades destacadas por Time); segundo, por ser joven (es la cuarta 'persona del año' menor de 50 años) y, en tercer lugar, por ser artista, un ámbito que no ha sido reconocido prácticamente nunca.
Pero motivos hay de sobra para ver en esta compositora y cantante de 33 años, originaria de Pensilvania, un caso de superlativo éxito y trascendencia mundial. Autora de 'hits' intergeneracionales, rebelde en la defensa de su legado y su negocio, creadora de tendencias sociales y revolucionaria de la industria musical es considerada una heroína por toda una generación. Quizá la artista más exitosa y diferencial de las últimas décadas. «En un mundo dividido, donde demasiadas instituciones están fracasando, Taylor Swift encontró una manera de trasncender fronteras y ser una fuente de luz. Nadie más en el planeta puede mover hoy a tanta gente», resume Sam Jacobs en el artículo de 'Time' que defiende su designación.
Taylor Swift ha construido su imperio de relevancia sobre una cancionero que ha logrado conectar con más de una generación global. Desde su debut en 2006 con un álbum homónimo, ha logrado colocar en el número 1 del Billboard más álbumes que ninguna otra mujer en la historia: 12, uno más de Barbra Streisand. Este año 2023 ha recuperado el cetro del artista más reproducido del año en Spotify con 26.000 millones de escuchas -un liderazgo arrebatado a Bad Bunny, el puertorriqueño que lo ha ostentado los últimos años- y al año pasado consiguió colocar 'Midnight' como el álbum físico más vendido desde 1991, con 945.000 copias.
Todo lo anterior ha convertido a Swift en una máquina de hacer dinero. «Si Taylor Swift fuera una economía, sería más grande que 50 países del planeta», se ha valorado. Én lo relativo a su fortuna personal, ha entrado en el reducido grupo de artistas con un patrimonio milmillonario, que ahora se estima en 1.100 millones de dólares, solo por debajo de Kanye West o Rihanna.
Pero la cantante de Pensilvania no es solo una heroína por sus canciones. Lo es por su relación con la industria, a la que se ha enfrentado de frente para la protección de su legado y de su negocio. Lo más sonado ha sido su decisión de regrabar sus seis primeros álbumes, cuyos derechos sobre las reproducciones perdió al cambiar de discográfica. Su catálogo grabado para Big Machine, valorado entonces en 140 millones de dólares, acabó en manos de Scooter Braun, un conocido manager, que a su vez lo revendió por 300 millones a un fondo de inversión. Swift, que como compositora y letrista mantenía los derechos de autoría de las canciones, tomó una decisión trascendental: volver a grabar los álbumes (los llamados 'Taylor's versions') para recupera el control de su música. Pero no ha sido el único golpe sobre la mesa. También se enfrentó a Ticketmaster por el fiasco de la venta de entradas para su gira (el Senado estadounidense llegó a abrir una investigación por la posición monopolísitca de de Ticketmaster/Live Nation) y evitó los intermediarios en la distribución cinematográfica de la película sobre su gira, que acordó directamente con una gran cadena de salas norteamericana.
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