El Convent, uno de los restaurantes favoritos de Karlos Arguiñano
Este templo de la 'dolce vita' situado en Teruel seduce al popular cocinero guipuzcoano
El restaurante El Convent, ubicado en la comarca de Matarraña, la Toscana turolense, es uno de los favoritos de Karlos Arguiñano. El popular cocinero guipuzcoano conoce este templo de la 'dolce vita' porque se ubica a escasos 25 kilómetros del circuito de Motorland de Alcañiz, otra de sus pasiones. Y Arguiñano no ha tenido reparos en alabar públicamente su cocina exquisita.
La historia de seducción entre Karlos Arguiñano y El Convent data de 2011. «Cayó aquí con el primer Moto GP de Alcañiz; le recomendaron que nos visitara para cenar. Antes de sentarse a la mesa ya dijo que en la próxima carrera se quedaría aquí a dormir, y a partir de entonces siempre vino. Ahora no tiene equipo, pero nos visita si viene a las carreras; viene, habla con la gente de la cocina, descansa… aquí desconecta, y siempre habla con cariño de La Fresneda y El Convent», contaban los propietarios del establecimiento a los compañeros del Heraldo de Aragón en diciembre de 2020.
Arguiñano, preguntado por DV, habla con cariño del restaurante y la zona, «muy recomendable para la gente que viva estresada en la ciudad y necesite unos días de descanso y tranquilidad. La Fresneda me gustó mucho y también el entorno repleto de almendros y olivos». En cuanto al establecimiento, el beasaindarra alaba el trabajo de Mariano e Ignacia, y el de sus hijos, «y cómo atienden al cliente. Estás unos días allí y te tratan como si fueras familia».
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En cuanto a la gastronomía, Arguiñano destaca la cocina de kilómetro 0: «Trabajan con productos del entorno y recuerdo las croquetas de ternasco, los arroces, el cordero, el pulpo, los higos asados, las torrijas, las setas de temporada, los vinos de la región...».
El Convent es un acogedor alojamiento que ocupa un convento construido en 1613. Consta de veinte habitaciones, varios jardines, piscina (en verano), acogedores salones con chimenea, un porche y un patio acristalado que permite ver la que fuera la nave central de la iglesia. Precisamente al otro lado del cristal están los asientos para los clientes. En el piso superior, el buffet del desayuno. Y en el de abajo, el restaurante propiamente dicho.
«Hacen una cocina de kilómetro 0 y recuerdo las setas de temporada, las croquetas de ternasco, el pulpo, los arroces, los higos asados...»
karlos arguiñano
Cocinero
Vayamos al grano. Su cocina tradicional mediterránea atrae a 'bon vivants' de todas latitudes. Trabaja el producto de temporada y en su carta encontramos un menú degustación (60 euros por persona, servido a mesa completa), un menú de arroz (35 euros por persona, para dos) y platos de carta.
En ella encontramos actualmente huevo con jamón de trufa, jamón de Teruel, croquetas de ternasco, ensalada de primavera, crema de alcacachofas, canelón de calamar, pescado del día, arroz meloso de sepia y gamba roja, ternasco, conejo relleno, cochinillo, solomillo, quesos de la zona, flan de romero, panna cotta...
Además de la cocina, que es de primer nivel, y el ambiente, relajado y disfruton, hay que destacar el trato de los empleados, que es educado. Exquisito, incluso. Todo está pensado para que el cliente se olvide de los problemas y disfrute con una cocina de verdad. Así que ya saben, ahora que tras la pandemia vuelven las ganas de salir de escapada, apúntense esta comarca de Teruel que se está poniendo de moda entre los que buscan pueblos rústicos, tranquilidad, paisajes naturales, y cascadas y pozas espectaculares para darse un chapuzón. Y luego, para darse un homenaje gastronómico, vayan al Convent. Uno de los restaurantes favoritos de Arguiñano. Ya saben, Arguiñano no falla.