Gastroteka Danontzat, experiencia culinaria
Una cocina personal y creativa basada en el producto y con un punto canalla
Conocí a Gorka Irisarri y su proyecto Gastroteka Danontzat allá por el año 2016, sinceramente, durante estos cinco años le había perdido un poco la pista, entre tantos restaurantes a veces me pasa que alguno se me 'olvida'. Pero durante el 2020 y con todo lo acontecido a raíz de la pandemia, encontré varios vídeos publicados en las redes sociales y su apuesta por el take away y esas pizzas artesanales que se te cae la baba con solo ver las fotos. Así es como me entró el gusanillo de volver a Hondarribia.
El éxito de la Gastroteka Danontzat radica en hacer vivir una experiencia gastronómica completa al comensal, empezando por la atención y el trato personal con el cliente, el espacio, pequeño y acogedor, permite a Gorka y su pareja Marta Abiy Gebreselassie atender personalmente al comensal e intercambiar comentarios y sensaciones con ellos.
Elaboran una cocina personal, que se basa en un buen producto, un producto de calidad con el que sin aportar muchas florituras buscan que destaque en el plato, platos creativos, diferentes, especiales con un punto canalla y de innovación. Un juego de sabores que no deja indiferente, atractivo y que hace feliz nuestros paladares. Creaciones culinarias que explica Gorka cuando te los saca a la mesa y dónde se ve que cada plato, cada receta, tiene su historia y su por qué. Una cocina de calidad, de mercado, toda una agradable experiencia culinaria. También cabe destacar el especial trato al vino, una cuidada selección que se aparta de lo que suele ser habitual, pequeñas bodegas, vinos curiosos, con el que buscan que la gente pruebe y se atreva a beber cosas diferentes.
Con todos esos argumentos, llegó el momento de volver a vivir la experiencia del Danontzat. Me recibió Gorka, me acomodé en el asiento asignado y al ser preguntado sobre lo que iba a comer, le dije que dejaba en sus manos la elección del menú, que jugara y se divirtiera, que yo iba dispuesto a disfrutar y a vivir un homenaje de esos que hacen época.
Gastroteka Danontzat
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Localidad Hondarribia
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Dirección Denda kalea, 6 bajo
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Teléfono 943 64 65 97
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Cierre martes y miércoles (mediodía) Comedor 1 para 14 comensales y terraza
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Comedor 1 para 14 comensales y terraza
Tras servirme una excelente y especial copa de vino blanco Sarau, elaborado con uvas macabeo y garnacha, estaba listo para que diera comienzo el festival. Fueron tres pinchos, de los más emblemáticos del Danontzat. Primero un sabroso pastel de txangurro que venía acompañada de una salsa cocktail, ideal para abrir boca. Le siguió la mojama de atún servido con huevitas de Maruka y ralladura de cítrico, una salazón muy habitual en el sur de España, pero no tan común en nuestros bares y restaurantes, un producto con mucha potencia de sabor y al que le van muy bien el frescor de los cítricos y el toque de las huevas, un muy buen plato. Terminamos los pinchos con una lengua curada sobre patata confitada, trufa negra y escamas de sal ahumada, un plato que Gorka lo termina ante el comensal, dándole el toque de calor con el soplete, para que se realcen los aromas del plato, un espectáculo de pincho, con un juego de sabores que atrapa.
El pulpo a la plancha con patata confitada en aceite de romero, alga wakame y una salsa de la casa, me dejó sin palabras. Acostumbrado a comer el pulpo a la gallega o a la parrilla con puré de patata, esta versión me sorprendió muy gratamente, por lo especial y maravilloso que era a la vez. El alga wakame le aporta frescor y esa salsa, qué decir de la salsa, para comerla a cucharadas, una delicia y que hace que el pulpo sepa aún mejor. Un lujo de plato, señal de ello que no dejé ni migaja, rebañé bien el plato.
Seguía disfrutando con el buen sabor de boca que me dejó el pulpo, cuando llegó el turno del rabo de ternera deshuesado y acompañado de crema de patata trufada, habitas, espárrago triguero confitado, pimiento del piquillo confitado a baja temperatura y brotes de cebolleta. Un rabo que se comía fácilmente se deshacía en la boca y con esas guarniciones que eran un festival para el paladar. Un manjar que fue acompañado de un tinto Barón de Ley elaborado 100% con uva Maturana, una variedad que se va recuperando poco a poco.
Era lo único que tenía muy claro, que como postre iba a caer una tabla de quesos, porque esa es otra de las grandes pasiones de Gorka. Contacta con productores, con pequeñas tiendas gourmet en la búsqueda de esos quesos que sorprendan al comensal. Una tabla presentada con cuidado, que ya atrae a la vista. En mi visita comí un queso del Roncal de 12 meses y un camembert que venía acompañado de láminas de trufa negra. Junto a los quesos uvas, nueces y membrillo, un membrillo casero, que aun y yo sin ser muy aficionado al membrillo, lo comí muy agusto. No podía haber tenido un final mejor a una experiencia gastronómica que es un lujo para nuestros sentidos, una experiencia que hay que vivir. On egin!