16 bebidas típicas italianas que debes probar

Pensar en Italia nos lleva a Roma y su coliseo, a Venecia y sus góndolas, al Duomo de Milán… y si lo hacemos en clave gastronómica, con total seguridad se nos caerá la baba con sus pizzas, pastas y helados.

Pero Italia es mucho más que todo ello. Aunque en muchas ocasiones quede eclipsada por su mundialmente conocida cocina, el país con forma de bota también comprende una gran riqueza en el ámbito de las bebidas. Un mundo tan variado como sorprendente que no puedes dejar de probar en cualquiera de tus visitas.

¿No sabes de qué hablamos? Aquí te descubrimos 16 bebidas típicas italianas que debes probar.

Arrancamos el listado con la bebida italiana más conocida, ya que es habitual terminar las comidas con un trago o chupito de la misma. Se trata de un licor muy aromático de sabor a limón, ya que su elaboración consiste en la maceración en alcohol de las cáscaras de esta fruta. Procedente de la región de Campania, el limoncello ejerce como digestivo y se consume muy frío, aunque también se emplea como ingrediente en recetas de repostería.

Este aguardiente de orujo también se consume para finalizar las comidas, aunque tiene una graduación mucho mayor que la del limoncello. Su origen se sitúa en Bassano del Grapa, un municipio al norte de Italia, allá por el siglo XVII, y se elabora fermentando y destilando el hollejo de la uva.

Siguiendo con los digestivos, la strega es un licor de hierbas elaborado con unos 70 ingredientes, una mezcla de la que resulta esta bebida de sabor dulzón. Suele emplearse también como aromatizante en recetas de repostería y su origen es algo tan indeterminado como fantástico, ya que cuenta la leyenda que la fórmula la idearon unas brujas en una noche de luna llena como pócima de amor.

Esta bebida tradicional de Cerdeña comparte nombre con la planta mediterránea cuyas bayas se emplean en la elaboración de este digestivo. El mirto, al igual que las anteriores, se consume tras las comidas y muy frío.

Otra de las bebidas tradicionales es el fernet, de alta graduación alcohólica y sabor algo amargo. Se produce mediante la maceración en alcohol de vino de hierbas aromáticas como manzanilla, orégano o cardamomo. Se consume normalmente en solitario, aunque puede combinarse con café u otras bebidas carbonatadas para el aperitivo.

Si hablamos del aperitivo no puede faltar el spritz, considerado el rey del aperitivo italiano. Su origen se sitúa al norte del país, concretamente en la región de Véneto, aunque sin una fecha exacta, y consistía en vino blanco y agua con gas. La fórmula ha ido variando hasta el día de hoy, cuando esta bebida se prepara mezclando vino espumoso, agua con gas o soda, naranja y, en su versión más conocida, el licor de Aperol.

Y siguiendo con el aperitivo, no podemos dejar de lado el vermouth. El más famoso el de Piamonte que, convertido en una bebida icónica de este país, se produce con vinos blancos aromáticos fuertes y macerados durante un año con caramelo y distintas hierbas y especias. Existen diversas variantes -seco, blanco y rojo-, ¡elige cuál te gusta más!

Terminando con las bebidas de aperitivo, el campari es un bitter que nace de la combinación de vino, naranja, hierbas, aguaquina y raíces. De tono rojizo y sabor agridulce, se suele emplear para darle un 'toque' a nuestros marianitos o zumos de tomate.

Su nombre procede de las cerezas 'marrascas', cuya pulpa ejerce de ingrediente principal de este licor dulce y sin color con el que suelen prepararse deliciosos cócteles.

Entre el dulzor y el amargor se ubica esta bebida preparada con huesos de albaricoque y almendra, además de azúcar caramelizado, hierbas aromáticas y, cómo no, alcohol.

Sola, con hielo o con café suele tomarse este licor muy similar al aguardiente de anís.

Este licor de avellanas silvestres tostadas es toda una delicia con más de 300 años de historia.

Quizá sea la bebida más reciente de todas, pues fue creada a mediados del siglo XX. El cynar es un licor amargo en el que el ingrediente central son las alcachofas, junto a otras hierbas que conforman su fórmula secreta.

En el ámbito vinícola nos topamos con este espumoso vino blanco que puede ser de la variedad seco o extra seco. Elaborado con uvas glera, se toma solo, pero también sirve para elaborar cócteles como el sorbete de limón denominado sgroppino.

Y si hablamos de vinos no se puede obviar el vino más consumido en Italia y el más exportado a nivel internacional: el Lambrusco. Se trata de un vino tinto, pero ligero, con aguja, es decir, espumoso.

No puede finalizarse la lista sin el café italiano por excelencia: el expresso. Ese café de sabor intenso y servido en taza pequeña del que existen diversas variedades y que puede tomarse a cualquier hora del día.