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Nombre de mujer

Los voceros nos ponen como excusa para mirarse en el espejo y verse ellos más grandes

elena moreno scheredre

Viernes, 8 de marzo 2019, 10:02

Mi vecina tiene más de noventa años. Es una de esas mujeres que se orientó como pudo en un mundo que nada tenía que ver ... con este. En la postguerra, a las solteras huérfanas de guerra se les ponía un estanco permitiéndoles trabajar para que se compraran un collar de perlas y repartieran Montecristos a los próceres provincianos. Ese fue su caso. De afrentas dadivosas a la dignidad femenina estuvo y está la historia de nuestro país repleta, y mi vecina me cuenta que rellenó los papeles de su vida sin saber si la 'M' de la casilla de género era de mujer o de macho, o la 'H' era de hombre o de hembra. Todo lo hizo a tientas, sabiendo que el mundo no pertenecía a las mujeres. Con sus ojillos velados me susurra «Me hubiera gustado nacer en este tiempo; libre». Le sonrío pensando en lo que me ha costado a mi subir los peldaños construidos por el poder masculino, y lo que mi hija me cuenta de su escalada, cada vez más cercana de la cumbre. Es imparable nuestra presencia en todos los sectores profesionales y sociales y lo es, a pesar de que las empresas nos hagan hueco para que su imagen no se resienta, o los políticos nos coman la oreja con un lenguaje sospechoso de haberse comido a Clara Campoamor y a pesar, también, de que el paro tenga nombre de mujer. Imparable como las mareas, la tecnología o el poder de la belleza. Imparable a pesar del poco equitativo reparto del bienestar, de los populismos, de izquierdas y derechas que quieren ahora bailar pegados con la más fea. Imparable porque, por fin, se despenaliza la maternidad y el puñetero techo de cristal está a la vista de todos.

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