Me considero afortunada

Y en todos estos años no he sentido nunca una mínima discriminación por ser mujer. Nunca. He participado en muchísimas competiciones, tanto en España como fuera de ella, he estado en concentraciones (lugares de reunión de atletas para entrenar juntos), he incluso junto a mi entrenador vivimos la experiencia de entrenar en Formia (Italia) a las órdenes de Vitaly Petrov, y en ninguna de las ocasiones me he sentido infravalorada por ser mujer. Tampoco se me ha exigido más por serlo. Y lo mismo me ha ocurrido con las ayudas que he recibido; existe un baremo para hombres y otro para mujeres totalmente equitativo. A lo mejor esto se da porque el atletismo es un deporte de números, ya sean centímetros o centésimas, y eso hace que todo sea más medible. No lo sé. Lo que sí puedo decir, es que he tenido la fortuna de no conocer distinción alguna por ser mujer. Y creo que esto se traslada a todo el atletismo en pista. Gran suerte la nuestra.

En lo que sí existe una gran diferencia es en tener hijos. ¡Ahí sí que la cosa cambia! Somos las mujeres las que llevamos durante 9 meses a nuestros pequeños dentro de nuestro cuerpo, y eso supone ¡un cambio brutal tanto hormonal como físicamente! Y ¡lo que cuesta recuperarse! Yo, ilusamente, pensaba que esto sería ponerse a entrenar de nuevo, y en poco tiempo estar acercándome a un buen estado de forma, pero… ¡lo que me está costando! Tengo todavía una tripita que no quiere desaparecer, y que, alguno que otro me pregunta si estoy de nuevo embarazada… ¡no, son restos de Jon!! A ver lo que el futuro me depara con mi cuerpo y mi deporte…