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La campaña electoral de las elecciones municipales y forales del 26 de mayo volvió a vivir ayer una nueva sacudida informativa tras la ... detención en los Alpes franceses de 'Josu Ternera', quien fue histórico jefe de ETA y que pasó casi media vida burlando los numerosos dispositivos policiales que se activaban para su captura. El arresto de Josu Urrutikoetxea, con 69 años, pone un simbólico cerrojazo a la trágica actividad de la banda que oficialmente quedó finiquitada hace un año, precisamente, con un mensaje de voz grabado por él mismo. El terrorismo de ETA, ejercido durante muchas décadas con crueldad, ha volado sin piedad los más elementales derechos democráticos de políticos y partidos que han estado siempre enfrente de la banda.
Hasta hace muy pocos años -aunque la memoria suele ser frágil para algunas cuestiones- los candidatos iban a ejercer su derecho de hacer campaña en la calle rodeados de numerosos escoltas que hacían de escudos humanos ante la amenaza que representaba la propia banda terrorista, así como para frenar el acoso -hoy se llama escraches- que afines a la izquierda abertzale realizaban todos los días a los candidatos constitucionalistas -principalmente de PP y PSE- para que su vida fuera similar a la del colectivo de presos que, no hay que olvidar, han sido condenados por participar de alguna manera u otra en la actividad terrorista de la banda. Era lo que entonces se denominaba por la propia izquierda abertzale como la 'socialización del sufrimiento'.
Ahora, en las calles de Euskadi y Navarra -salvo las últimas excepciones de Donostia, Bilbao y Errenteria- las campañas electorales se desarrollan sin el vergonzante acoso y persecución que unos ejercían sobre otros. Ahora también la justicia seguirá su curso y muchas víctimas esperarán a que esta mediática detención, como otras que se puedan producir en el futuro, resuelvan los más de trescientos asesinatos de ETA sin resolver su autoría.
En el ámbito estrictamente electoral, después de que sus principales dirigentes hicieran ayer la correspondiente valoración sobre el arresto de 'Josu Ternera', el pulso político en Navarra va subiendo de intensidad según se va acercando la cita con las urnas. La Comunidad foral volverá a ser escenario de un nuevo duelo político entre dos bloques, la derecha regionalista, que en esta ocasión ha sumado fuerzas mediante la creación de la coalición Navarra Suma (UPN, PP y Cs), y el progresista-nacionalista, en el que se pueden incluir a Geroa Bai, Podemos, Izquierda-Ezkerra, EH Bildu -sostenedores del actual cuatripartito- y el PSN, que ha estado en esta legislatura en la oposición, pero que ya explora otras posibilidades de gobierno para el día después del 26-M.
Los socialistas navarros que lidera María Chivite -una 'sanchista' reconocida desde sus inicios- tiene el visto bueno del inquilino de la Moncloa para aspirar al poder sin complejos y que este objetivo se materialice con acuerdos razonables y explicables entre sus militancia, es decir, dejando al margen a EH Bildu. Los socialistas navarros están trabajando en un nuevo escenario siempre alejado de una ya imposible colaboración desde cualquier ángulo con la derecha navarra. Aquellos tiempos -año 2007- en los que Fernando Puras t uvo que volver a Pamplona 'derrotado' por su propio partido -José Blanco dirigía el aparato en Ferraz- para poder formar un gobierno con Na-Bai dejando en bandeja el gobierno a la UPN de Miguel Sanz ya son pasado y no parece que volverán más.
Pactos El PSN aspira a gobernar Navarra con Geroa Bai, Podemos e I-E, si suman una mayoría absoluta
Geroa Bai Barkos, si supera a Chivite en escaños, buscará también al PSN para un ejecutivo estable
EH Bildu La coalición abertzale podría verse fuera de las combinaciones para superar a Suma Navarra
Los socialistas navarros no están dispuestos a ser 'muletilla' de nadie, y menos de la derecha navarra, que tendrá que reflexionar detenidamente su actual posición política -sin apoyos de otros partidos en el Parlamento foral- si aspira a recuperar el poder que de un plumazo perdió en la pasada legislatura cuando se activó el Gobierno del cambio, liderado por la Geroa Bai de Uxue Barkos, que fue aupado con la imprescindible colaboración de EH Bildu, Podemos y de I-E. El Gobierno foral, que ha sufrido momentos de estrés solventados con sutileza, ha llegado con su barco a puerto en una navegación aparentemente estable, sobre todo tras haber aprobado cada año sus presupuestos forales.
Sin embargo, el futuro escenario de Navarra podría sufrir un nuevo cambio. Los socialistas, que desde el último congreso federal están obligados a que cualquier pacto de gobierno sea refrendado por las bases -en decisión vinculante-, eliminan así decisiones como las que en el pasado tomó la Ejecutiva federal en contra de la opinión de la militancia y de los cuadros directivos del PSN. Es decir, ya no habrá más 'agostazos' como el que infligió Blanco al PSN que favorezcan a la derecha.
Aunque Navarra Suma vuelva a ganar las elecciones -todos los indicadores demoscópicos así lo apuntan- no tendría ninguna adhesión externa para configurar en la Cámara foral una mayoría estable. Su Ejecutivo a solas es casi una quimera. De esta manera, el PSN, si logra la segunda plaza, buscará, si dan los números, un gobierno de coalición presidido por Chivite con Geroa Bai, con la casi segura colaboración de Podemos -Iglesias ya ha anunciado que quiere entrar en el Gobierno- y de Izquierda-Ezkerra. En el caso de que Uxue Barkos consiga la segunda plaza, sería la actual presidenta quien lideraría un gabinete con esos mismos mimbres.
En todas estas combinaciones de gobierno foral quedaría fuera EH Bildu, que conoce las tendencias asociativas del PSN con Geroa Bai y admite en baja frecuencia que, en esta ocasión, el Gobierno navarro podría estar sostenido por un cuatripartito, pero sin ellos dentro.
El temor en la coalición abertzale también se extiende a Pamplona, dirigida actualmente por Joseba Asiron. Si la suma de concejales de ese nuevo cuatripartito es suficiente en Pamplona, un socialista o un representante de Geroa Bai podría hacerse con la Alcaldía, aunque otras voces creen que Navarra Suma, con Enrique Maya, podría conseguir un buen resultado que taponara cualquier combinación posible que diera mayoría absoluta. El auge de los socialistas navarros propiciaría la recuperación de emblemáticos municipios en detrimento de la coalición de Arnaldo Otegi, que no parece que en estas elecciones pueda tener todos los astros alineados. La calculadora echará humo la noche del 26-M.
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