El comité investigador descarta acoso laboral en el Puerto, pero afea la gestión del presidente
El dictamen señala que «no queda acreditada la denuncia» por 'mobbing' de cuatro directivos contra Garciandia, aunque le reprocha que haya generado «tensiones»
El presidente del Puerto de Pasaia, Félix Garciandia, no ejerció acoso laboral sobre sus subordinados, pero su gestión ha generado «tensiones internas ... importantes» y «riesgo psicosocial». Esta es la conclusión a la que ha llegado el comité de investigación que ha analizado la denuncia por acoso laboral presentada en marzo internamente por cuatro directivos, documento al que ha tenido acceso este periódico.
La génesis del enfrentamiento se debió a que el presidente, según los directivos críticos, «no respeta la separación de funciones legalmente establecida en la Ley de Puertos», tal y como se señaló en la denuncia presentada en enero ante el Comité de Ética del Gobierno Vasco, organismo que se inhibió alegando que la presidencia del Puerto no entra dentro de sus competencias. Ante esta situación, los cuatro directivos presentaron dos meses más tarde una nueva denuncia, en este caso por acoso laboral, ante la Autoridad Portuaria.
Esta denuncia ha sido investigada durante los últimos meses por un comité formado por trabajadores de la dársena, delegados de prevención y un experto ajeno a la entidad. El dictamen final exonera al presidente de la acusación de acoso laboral. El documento indica que «no se identifican de forma consistente requisitos esenciales» para que se dé esa situación, como una «violencia psicológica» prolongada en el tiempo. «No estaríamos ante un proceso de persecución que busque una finalidad determinada, no identificamos un proceso continuado que responde a un plan y que configura un conjunto organizado de conductas hostiles». En consecuencia, concluye el dictamen, «no queda acreditada la denuncia».
Ahora bien, acto seguido la investigación añade que «resulta evidente la existencia de un riesgo psicosocial» que ha contribuido a la aparición de un «conflicto» laboral y su posterior escalada. A esta situación ha contribuido, según indica la resolución, «el estilo de dirección y liderazgo ejercido desde la presidencia, que genera tensiones internas importantes». Este modo de gestionar se ha caracterizado, indica el documento, «por la falta de confianza y empatía, la falta de comunicación, la invasión de funciones y la derivación de éstas a terceros».
El dictamen incide en que se ha producido una «gestión deficiente» de cambios organizativos «provocada por falta de claridad de rol. Funciones y atribuciones que la presidencia cambia de forma discrecional sin la consiguiente formalización y comunicación interna», frente a la referencia formal vigente que recoge las funciones y responsabildades aprobadas en el Consejo de Administración del 4 de octubre de 2017. En consecuencia, este cúmulo de deficiencias ha provocado una «situación de conflicto generalizado entre el presidente y parte del personal de la Autoridad Portuaria».
El dictamen incluye una serie de recomendaciones. Entre ellas, propone al presidente que realice un curso de «'coaching' en habilidades de gestión de equipos de trabajo».
«Reinvención del puerto»
El presidente del Puerto, Félix Garciandia, se ha mostrado satisfecho con la resolución. «No queda acreditada la denuncia, dicho de otra manera, no hay acoso. De todas las presuntas 'irregularidades', no ha quedado acreditado nada y ahora se cierra esta parte correspondiente a las cuatro denuncias por presunto acoso ante los comités de riesgo psicosocial de la propia Autoridad Portuaria.»
Garciandia añade en su descargo que «la reinvención del Puerto no es sencilla y el resultado es un proyecto muy complejo, que de alguna manera constituye un campo minado para que las imprescindibles iniciativas de transformación interna promovidas por la actual presidencia se encuentren con todo tipo de obstáculos internos y externos. A esto –subraya Garciandia– hay que añadir que el presidente cuenta con muy pocos medios en su organización, ya que no puede elegir a su equipo».
Garciandia añade que la situación planteada por una parte de los directivos «si bien es respetable y refleja su opinión, hay que situarlo en términos de decisiones adoptadas por mí dentro de mis competencias y en ningún caso vulneran los derechos de los trabajadores, además de incluir muchos extremos que no se corresponden con la verdad o son especulaciones. Seguro que podemos mejorar muchas cosas. El actual problema laboral debe resolverse desde la colaboración».
Los denunciantes no han valorado la resolución. El abogado que les representa, Manu Salinero, asume que el dictamen descarta la existencia de acoso laboral por parte del presidente, pero añade que da por buenas gran parte de las quejas presentadas. Salinero señala que parte de los denunciantes están analizando dar el paso de acudir a la vía judicial.
A la espera del nuevo director de la dársena pasaitarra
El Puerto de Pasaia sigue sin director desde que César Salvador dejara el cargo en abril por problemas de salud. La persona propuesta por el presidente para sustituirle, Manuel Montero, jefe de la sección de Estudios Económicos de la dársena pasaitarra, no contó con el 'placet' del Ministerio de Fomento, así que su candidatura de cayó. En su lugar el Ministerio y el Gobierno Vasco consensuaron que la dirección fuera para Aitor Acha, un debarra que en aquel momento era jefe de la División de Apoyo al Desarrollo Operativo del puerto de Santa Cruz de Tenerife. Sin embargo, una crisis abierta en el seno de la Autoridad Portuaria del puerto canario provocó que Acha fuera nombrado director del mismo.
Así las cosas, el puesto sigue vacante en Pasaia. Entre los posibles candidatos al mismo 'suena' David Candelario, que cuenta con la confianza de Garciandia, un histórico de la casa y que en la actualidad ejerce como jefe de Desarrollo de Infraestructuras. Es posible que el Consejo de Administración de este mes analice esta cuestión.
El hecho de que Pasaia no disponga de director supone un lastre para una instalación que se enfrenta a retos de calado. Uno de ellos, y no el menor, la enorme competencia que supone el Puerto de Bilbao, que en breve comenzará a comercializar los 334.000 metros cuadrados de superficie de la primera fase de su nuevo espigón central.
El presidente de la dársena guipuzcoana ha mostrado su empeño en poner en marcha una línea de contenedores que utilice el espacio dejado por la térmica. Este proyecto para salir adelante requiere el empuje de un director que asuma el reto, máxime cuando hasta ahora las iniciativas llevadas a cabo en este ámbito han fracasado.
Como elemento positivo, el nuevo director se encontraría en una situación de incrementos de tráficos de un 12,8% hasta el 1 de junio.
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