Gipuzkoa cierra noviembre con una caída del 28,22% en la venta de coches, la mayor de Euskadi

La crisis económica provocada por la pandemia está golpeando sin piedad al sector del automóvil. En el verano se salvaron los muebles gracias al Plan Renove del Gobierno Vasco, pero la crudeza de la situación se reveló ya en octubre, con una bajada en la venta de vehículos del 30% en Gipuzkoa. Esta caída apenas se atemperó en noviembre, con un registro de un -28,22%, el peor dato de Euskadi, según los datos aportados por las asociaciones de fabricantes (Anfac), concesionarios (Faconauto) y vendedores (Ganvam). En Bizkaia el desplome fue del 22,56% y en Araba del 19,2%. En el conjunto del Estado la bajada fue del 18,7%.

El acumulado del año, en consecuencia, también arroja unos datos nefastos. De enero a noviembre Gipuzkoa registra un descenso en las ventas del 29,13%, frente al 25,21% de Bizkaia y el 24,9% de Araba. En el conjunto del Estado la bajada es del 35,3%.

El fin del programa de subvenciones de 2.000 euros aportados por el Gobierno Vasco, la desaparición de buena parte de la demanda embalsada por el confinamiento que pudiera quedar, el retraso en la puesta en marcha en la práctica del programa de incentivos estatales a la compra y el rosario de malas sensaciones económicas ligadas a la llamada segunda ola de la pandemia han resultado una cuesta demasiado empinada para los concesionarios.

A estas malas sensaciones se une ahora la preocupación por la subida del Impuesto de Circulación a partir del próximo mes, que supondrá un incremento medio del 5%. Las asociaciones del sector denuncian que conllevará, «en un entorno tan malo de venta de vehículos, un empeoramiento de la situación del sector, dificultando aún más la salida de la crisis y con el impacto consecuente tanto en el empleo como en la economía del país y en la cadena de valor de la automoción».

La mitad de los vehículos que se vendan en 2021 verán incrementada su tributación en el momento de la compra por la entrada en funcionamiento de la normativa europea WLTP, que supone una nueva manera de medir las emisiones de CO2 y que impacta por tanto en el Impuesto de Matriculación, que se paga en función de estas emisiones. La norma europea no busca incrementar la fiscalidad, sino medir mejor las emisiones de los vehículos, pero en España sí implica una subida del 5%. Las asociaciones indican que este efecto no se da en todos los países europeos, dado que algunos no tienen impuesto de matriculación. Aquellos donde sí existe, como Francia y Portugal, se han aprobado modificaciones para que el WLTP funcione sin subir los impuestos.