¿Qué significa deflactar?
Esta herramienta económica se emplea para asegurar que los nuevos impuestos personales que pague el contribuyente le permitan también mantener su actual capacidad económica
Euskadi ha anunciado una rebaja fiscal generalizada con el objetivo de amortiguar el impacto de la guerra y la subida desbocada de los precios en los bolsillos de los vascos. De entre todos los términos utilizados, hay uno que suele escapar a la comprensión general de los ciudadanos. Se trata de la deflactación. Las administraciones vascas han actualizado este concepto, el ajuste de los tramos de la tarifa del IRPF.
Las diputaciones, con competencia propia en materia de fiscalidad gracias al Concierto Económico, han deflactado las tarifas un 4%, que se suma al 1,5% del mes de enero, con lo cual se quedará en un 5,5%. ¿Cuál es el problema? Que el IPC se ha disparado hasta dobles dígitos, cotas no vistas en varias décadas, y ello ha provocado que el poder adquisitivo de todos se resienta de forma considerable.
Cuando esta medida no se aplica, un trabajador corre el riesgo de pasar de un tramo a otro de la tarifa y por tanto pagar un impuesto más elevado sin haberse beneficiado de una mejora en su poder de compra. Por lo tanto, cuando se deflacta se persigue reducir los efectos de la inflación en la declaración de la Renta. Es una forma de permitir que los impuestos a pagar no sean superiores a la capacidad económica real del contribuyente. Es decir, si una familia ingresa más en un año, su tramo de renta será ajustado para que siga pagando los mismos impuestos y no pierda su poder adquisitivo por culpa de la inflación.
La clave con el impuesto de la renta es el tramo en el que nos situamos. Cada vez que damos un salto de uno a otro, nuestros impuestos aumentan considerablemente, y si esta subida no es fruto de un aumento del poder adquisitivo (ganamos más y los precios son estables) lo único que estaremos haciendo es pagar más impuestos.
Al ser el IRPF un impuesto progresivo, una subida exclusivamente de las remuneraciones puede implicar también un cambio a un tramo fiscal superior para el trabajador. Esta situación provocaría que la capacidad económica de gran parte de los consumidores no aumente o sea incluso inferior si su subida salarial resultó menor a la inflación. Cuando el aumento del salario solo trata de compensar la inflación, no deflactar el IRPF significa pagar más impuestos por el mismo poder adquisitivo. Es decir, técnicamente deflactar no sería una bajada de impuestos, pero lo que sí es cierto es que viene a aliviar los bolsillos de los contribuyentes.