Ulma y Orona «garantizan» a sus socios que sus condiciones serán iguales fuera de Mondragon

Las duras críticas del presidente de Mondragon, Iñigo Ucín, en la entrevista publicada por este periódico el domingo, han tenido mucho eco tanto en las instalaciones de Galarreta de la empresa de ascensores y elevación, como en las sedes de las nueve cooperativas de la oñatiarra Ulma. Ucín denunciaba que las dos empresas han contado a sus empleados una «versión 'tuneada'» de lo ocurrido, y Orona y Ulma se van a centrar esta semana en tratar de rebatir esa versión y «despejar cualquier duda y temor entre los trabajadores», agregan los medios consultados por este periódico.

En las dos firmas disidentes, que van de la mano en este proceso desde el principio, se trasladará a los socios que deben votar el viernes que las condiciones laborales se mantendrán, a caballo de los grandes números y resultados que presentan los negocios de las dos compañías. Tanto Orona como Ulma reclaman mayor autonomía de gestión y sus directivos confían en que ese mayor margen de maniobra les permitirá volar todavía más alto en solitario.

Una de las cuestiones más delicadas es la permanencia en el sistema de pensiones y prestaciones sanitarias del Grupo gestionado por Lagun Aro y del que son partícipes todos los empleados de Mondragon, incluidos los de Orona y Ulma. Desde las dos firmas han venido insistiendo en que no dejarán de aportar a los «grandes proyectos» del Mondragon cooperativo, que limitan a Lagun Aro, Laboral Kutxa y Mondragon Unibertsitatea, y que su salida y su propuesta de nuevo modelo de relación «no supone riesgo alguno» para esa parte del Grupo, en la que también están cooperativistas externos de empresas ya disociadas.

Lo cierto es que el mantenimiento de la actual situación interesa a todas las partes ya que Lagun Aro tampoco puede permitirse de golpe perder varios miles de mutualistas de ambas firmas. El propio Iñigo Ucín, en la entrevista del pasado domingo, señalaba al respecto que los trabajadores de las dos firmas salientes estarán «donde quieran estar. Nosotros vamos a ser generosos». Eso sí, a renglón seguido señalaba, de forma algo críptica, que es «evidente que estar o no estar en Mondragon no va a ser lo mismo para todo. Lagun Aro y el resto tienen sus propios órganos repletos de gente inteligente. Yo no pretendo asustar a nadie».

En Orona y Ulma también recordarán en sus asambleas que hay dos precedentes de firmas que salieron del Grupo en su día y que una vez fuera siguieron con grandes resultados empresariales fuera del paraguas de Mondragon. Son los casos de la firma de autobuses Irizar y de Ampo, la compañía de Idiazabal fabricante de válvulas, que abandonaron en 2008 la cooperativa.

Las dos firmas disidentes volverán a recordar a sus socios que intentaron debatir en el Congreso de Mondragon del mes pasado su nuevo modelo de «cooperativa conveniada» y desvincularse de las aportaciones generales a los fondos del Grupo. Un cambio que se adecúe al actual peso de ambas y que permita más autonomía para «desarrollar sus proyectos». Mondragon adujo para no admitir a trámite la iniciativa que se presentó sin margen, cuando se trataba del «mayor cambio en su historia». A la vez, Orona y Ulma reiterarán ante sus socios que siguen «comprometidos con el cooperativismo», en un contexto de debate sobre la viabilidad de esta filosofía de empresa y economía sociales tan arraigada en Euskadi y Gipuzkoa.

De momento, las cooperativas de Hernani y Oñati solo presentan un punto en el orden del día de la votación prevista para el viernes por la mañana: «pronunciarse sobre dejar de ser miembro adherido a la Corporación Mondragon y, al mismo tiempo, analizar el nuevo modelo de relación con el Grupo», una cuestión en la que ambas empresas insisten, pese a que todo apunta a que la eventual salida dañará todos los puentes. Ulma trasladará a sus 2.800 votantes hasta el recinto de Illunbe en Donostia, mientras que Orona celebrará su asamblea extraordinaria en su futurista sede de Hernani, con traslado incluido de seis vuelos chárters con sus socios procedentes de Alicante, Sevilla, Valencia, Málaga, Barcelona y Madrid;

Aunque ambas empresas siguen esta semana en 'campaña', pocos dudan de que el resultado será un 'sí' a abandonar la corporación. En el caso de Ulma, la entrada en 2002 en Mondragon ya se produjo con ciertas dudas y dificultades; mientras que Orona modificó el pasado 8 de abril sus estatutos (con el voto favorable de sus socios) para flexibilizar las mayorías necesarias para llevar adelante operaciones corporativas y movimientos de gran importancia, como sería la salida de la Corporación. La ruptura supondría para Mondragon perder un 30% del empleo y la facturación industrial del gigante corporativo de 80.000 empleados. A su vez, si se confirma este viernes, dejaría a la Corporación sin el 50% de los resultados anuales del área industrial.