Igor Villarreal | Director de Mubil

«El problema del coche eléctrico es la fiscalidad, no la red de puestos de recarga»

–¿Cuáles son las líneas en las que está trabajando Mubil?

– Estamos trabajando en la colaboración con los diferentes agentes (empresas, centros tecnológicos y el I+D). También es importante la infraestructura tecnológica que vamos a tener en el nuevo edificio donde vamos a tener laboratorios para que empresas y centros de investigación puedan desarrollar sus productos tecnológicos. Es importante el nuevo edificio físico pero también el ecosistema o 'district' que se está generando en torno al edificio, con los distintos agentes, y el Mubil Hub para redes de trabajo.

–¿Qué supone para Mubil la colaboración con potentes centros de investigación del territorio como CEIT, Cidetec, Tecnalia o Vicomtech?

– Nos permite ser un polo de atracción que atraiga empresas y talento, e interaccionar con agentes que estén fuera del polo.

–¿Cómo afecta la falta de perfiles tecnológicos o fugas de talento que acucian a las empresas vascas?

– Las empresas y centros de investigación que trabajan con nosotros nos trasladan que es uno de los grandes déficits, que las oportunidades que se pierden no son por falta de financiación sino porque no hay gente. Nosotros queremos también colaborar con empresas, centros de investigación y universidades para alimentar todo el ecosistema de la electromovilidad con talento.

–Estos días se ha reavivado el debate sobre la transición energética a raíz del enfrentamiento entre Iberdrola y Repsol. ¿Usted qué opina? ¿Vamos tarde, hay que acelerar más la descarbonización y el paso al coche eléctrico?

– La electrificación es una de las soluciones pero también hay otras si pensamos en la movilidad global, no solo en los coches. Nos viene un mix tecnológico. Las baterías van a jugar un rol importante pero no van a poder electrificar toda la movilidad y jugarán un papel otras tecnologías, como el hidrógeno, que deben ser sostenibles porque no hay alternativa. No se pueden ignorar las consecuencias de la realidad de récords de temperaturas y de emisiones de CO2 en la atmósfera. No creo que estemos corriendo demasiado si te comparas con países del entorno como Portugal, con una integración del vehículo eléctrico del 20%, mayor que en España, que está a la cola de Europa.

–¿Qué se puede hacer para que la industria de la automoción, con gran importancia en Euskadi y muy ligada al modelo de coche de combustión, no sufra en esta transición, por ejemplo en materia de empleo?

– Mubil está trabajando en dinámicas con pymes para ayudar a las empresas en ese movimiento. Más del 60% de las empresas de Gipuzkoa están moviéndose para posicionarse en el futuro desde ejes como el vehículo eléctrico, piezas más neutras y otros sectores.

–¿El coche eléctrico es un producto para los más pudientes? ¿Cómo se puede conseguir que sea más accesible para más sectores de la población?

– Su principal problema es la fiscalidad española y europea para fomentar la venta y el precio, más que otro problema. Hay que acompañar a los fabricantes europeos. Tras la pandemia se han encarecido todos los vehículos en general. En 2023 el vehículo más vendido a nivel mundial ha sido por primera vez ha sido eléctrico, el Tesla. Y en Europa ha sido también por vez primera eléctrico, y por vez primera no es europeo, el mismo Tesla. Además, la gran amenaza es el vehículo eléctrico de origen asiático, con productos muy competitivos. El pasado verano, fue la marca china MG la más vendida. En otros países ha habido más ayudas que en España y Europa.

–¿El número de cargadores eléctricos en España es un problema? ¿Le preocupa que la red sea escasa, como denuncian muchas voces?

– La red de cargadores no es el principal problema. En España existen más de 30.000 cargadores públicos, el año pasado se aumentaron un 33%, los de alta potencia se aumentaron casi un 100% y el uso medio de los cargadores es solo de un 6,3%. Hay más cargadores que están todo el rato vacíos. ¿Que deben mejorar y tener más recargas de alta potencia y facilitar el pago?, sí.

–¿Usted tiene coche eléctrico? ¿Lo recomendaría?

– Tengo coche eléctrico y estoy encantado. Tiene unas prestaciones de software muy importantes que hacen que la conducción sea más cómoda y, como un móvil, se va actualizando y mejorando las prestaciones. Llevo cuatro años con él y no he sufrido problema con las distancias ni los viajes largos. Hago recarga pública cuando necesito y es más barato que repostar gasolina. El mantenimiento es más económico, ya que no hay cambio de aceite o ventilación. No conozco a nadie que quiera regresar del eléctrico al de gasolina.

–¿Los combustibles sintéticos son una alternativa mientras dura la transición?

– La solución debe ser sostenible y tiene que jugar un mix tecnológico. Habrá aplicaciones que solo podrán utilizar combustible sintético como temas de aviación y hay que ir viendo en otras aplicaciones. La batería eléctrica está mas limitada cuando más largas sean las distancias o en vehículos más pesados, autobuses, camiones... y el hidrógeno va a jugar un rol importante. Ahora es caro pero cuando se empiece a usar en la industria se abaratará

–¿Cómo imagina la movilidad del futuro, más allá del vehículo eléctrico?

–La micromovilidad juega un rol importante en ciudades grandes, con el patinete eléctrico, bicicletas eléctricas, compartir motos y coches... Y cada vez el coche va a estar más conectado, con más información del entorno; y vamos a ir avanzando al coche autónomo.

–¿Y qué es el coche autónomo? ¿Uno que conduce solo?

–Hay cinco niveles. El nivel uno es en el que no tienes ayuda y el cinco el que el conductor desaparece completamente. Los desarrollos están en el nivel dos, que el coche te ayuda con información del entorno, el tres toma algunas decisiones por ti, y el cuatro sería bastante autónomo pero con alguna influencia humana. En San Francisco ya hay taxis de nivel cuatro. Y en algún momento vendrá esto para aquí pero es clave que venga ayudado por la legislación de cada país.

–¿Cuándo puede ser algo habitual?

–Al nivel tres no creo que tardemos mucho. Al cinco no me atrevo a dar una fecha.