A semifinales rozando la perfección

Unai Laso estuvo prácticamente perfecto. Tan solo tuvo un lunar, el 3-9. Su gancho desde el cinco se marchó a la contracancha para respiro de Jaka. Esa fue su única mancha en el encuentro. Los tantos hechos fueron aumentando poco a poco hasta alcanzar los catorce. Los hizo de todos los colores, pero la cuenta se resume de la siguiente manera. Firmó cinco tantos atrás –dos de ellos alcanzaron el rebote–, tres ganchos maravillosos ajustados al milímetro, otras tres dejadas con efecto arrimadas a la pared izquierda incontestables, dos dos paredes que levantaron al respetable de sus asientos y un besagain maravilloso a resto de saque. A los que hay que sumar seis saques. En la ikastola hubiese sido una matrícula de honor.

Pese a que Jaka tiene una txapela del Manomanista adornando sus vitrinas, Laso partía como favorito. Los momios salieron 100 a 40 a favor del de Bizkarreta. Es el pelotari del momento. Los niños navarros, y cada vez tiene más afición en otros territorios, quieren ser como él. El guipuzcoano confiaba en su capacidad para rematar a las primeras de cambio, pero es que Laso le cortó las alas y no le dejó pensar. El lizartzarra es uno de los mejores defensores del cuadro, más si cabe cuando entra de aire con las dos manos, pero ayer no dio abasto. Los derechazos de Laso le sobrepasaron una y otra vez, y cuando no lo hacían, el navarro estuvo rápido de piernas para atacar la pelota en el remate. Ni tres Jakas hubiesen sido suficientes para parar el caudal ofensivo de su contrincante.

Con el reciente mal de manos de Jokin Altuna, Unai Laso le va recortando poco a poco el favoritismo para la txapela final, si no está ya a la par. Altuna no depende de sí mismo mientras que Laso cada vez está más enchufado. Ayer Jaka recibió «un sopapo importante». El guipuzcoano todavía tiene una carta más, pero nada pudo hacer ante el huracán. Fueron empatados a uno y dos, hasta que Laso metió la sexta marcha rumbo a semifinales. Dos tacadas sentenciaron el partido. Del 2-2 al 2-9 y del 4-9 al 4-15 en un abrir y cerrar de ojos. El cronómetro marcaba 23 minutos y ya estaba todo visto para sentencia.