Irribarria y Zabaleta muestran su poder en el Labrit
Logran el séptimo punto y se colocan segundos tras imponerse a Artolay Mariezkurrena II en una nueva demostración de pegada y oficio
dv
Sábado, 2 de febrero 2019, 22:59
Irribarria y Zabaleta allanaron su camino a la liguilla de semifinales merced a su victoria de este sábado en el Labrit de Pamplona sobre ... Artola y Mariezkurrena II. Ambas parejas afrontaban el partido con seis puntos y el vencedor dejaba al vencido tocado. Y eso es precisamente lo que hizo el binomio de Aspe. Irribarria y Zabaleta pusieron otra vez de manifiesto que cuando unen sus fuerzas y no juega cada uno por su lado, son muy complicados de batir. El poder que emana de sus brazos es a día de hoy incuestionable. Su séptima victoria les permite auparse a la segunda plaza de la clasificación, empatados con Olaizola II y Albisu.
No fue una victoria plácida porque Artola y Mariezkurrena II plantaron batalla hasta que pudieron. La primera parte fue igualada. Los zagueros se enzarzaron en una lucha por determinar quién dominaba al otro. El de Etxarren cometió tres errores y perdió la confianza por momentos. Pero luego se repuso para acabar imponiéndose con autoridad. Mariezkurrena llegó a tutearle.
Adelante, Artola intentaba enredarle en su juego a Irribarria, con mayor o menor acierto. La pareja de Baiko llegó al primer descanso obligatorio con ventaja (12-9). Pero el partido se rompió al tanto siguiente tras mandar el zurdo de Arama la pelota al rebote. Se fue junto a Zabaleta al cestaño y del mismo pusieron en juego una pelota más viva con la que desarbolaron por completo a sus rivales.
Comenzaron a atacar a Mariezkurrena sin ningún rubor. El castigo fue importante y el chaval de Berriozar comenzó a acusarlo. Se empezó a abrir un hueco que cada vez se hizo más grande. De ese 12-9 se pasó a un 12-15 que se convirtió luego en un 13-19. Irribarria hizo estragos en la defensa de Artola y Mariezkurrena. Con ambas manos. El delantero alegiarra desapareció de la escena. Fue evitado y vio pasar continuamente la pelota por encima de su cabeza. Él no era la diana.
Dio altura y dirección el de Arama a sus pelotazos. Tremendo. Artola intentó echar una mano a su compañero retrocediendo hasta el cuadro cinco. No quedaba otra que asumir riesgos porque el partido se les estaba escapando de las manos. Pero cuando uno se la juega aparecen los errores. Los alternó el alegiarra con algún que otro tanto de mérito, pero combatir contra la pegada de Irribarria y Zabaleta no está al alcance de cualquiera. El aramarra cuajó un grandísimo partido, quizás el mejor del campeonato. Está con chispa, la pelota le sale fácil de la mano. Tiene mucho peligro.
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