«La final manomanista fue más emotiva y esta la vivo con mayor tranquilidad»
El de Lizartza confiesa que las finales no ponen a prueba su amistad con Altuna III: «Para nada, nos valoramos y nos queremos un montón»
Erik Jaka (26 años) está en capilla ante la final del Cuatro y Medio que jugará el domingo en el Bizkaia de Bilbao contra Jokin ... Altuna. Reeditan la del Manomanista, que acabó con la victoria del delantero de Lizartza, que quiere repetir.
–Está en su segunda final en un mes de plazo. ¿Se lo cree?
–Sí. Me está tocando vivir en un lapso corto de tiempo las mismas situaciones que hace un mes. Pero las estoy viviendo de otra manera. Lo he cogido con menos emoción. La final del Manomanista fue más emotiva, más sentimental. En ese sentido, vivo más tranquilo la del Cuatro y Medio.
«El botillero, en realidad, no ha vuelto; si tiene que haberlo, quiero al mío, por lo que no llevaré a nadie a la final»
«El Campeonato de Parejas, catorce jornadas a ese nivel, me ha dado la capacidad para jugar al ritmo de las figuras»»
«Mi cabeza y mi cuerpo dijeron basta después de la txapela y de tantas emociones, pero a base de rutinas me reactivé»
–Llega después de dos victorias.
–La primera semana, antes de enfrentarme a Peio Etxeberria, fue rara y difícil porque no encontraba el punto de motivación necesario. Me faltaba el ánimo del Manomanista. Pero esta última semana he encontrado el gusanillo de la competición y lo he plasmado con un mejor partido.
–¿Qué notó después de calarse la txapela manomanista?
–Comenté con Joseba Ezkurdia en el vestuario el día de la elección de material para la semifinal que el cuerpo y la cabeza, quieras o no, bajan de revoluciones. No sé si es adrenalina o qué, pero pierdes esa activación. La mantuve la semana siguiente a la final, pero a continuación me vino el bajón. Creo que a Joseba le pasó lo mismo tras la final del Parejas. Acabas un campeonato en el que has estado centrado al cien por cien y no tienes ni un minuto para desconectar o perder el estrés que te acompaña.
–¿Cómo se reactiva uno?
–En ningún momento he restado relevancia al Campeonato del Cuatro y Medio. Es igual de importante que el Manomanista. Son cuestiones fisiológicas y psicológicas. Si el cuerpo y la cabeza no van, no te conectas. Me pasó eso después de la txapela y de una semana de emociones, de ir y venir. Mi cabeza y mi cuerpo dijeron basta. Se pararon, se apagaron un poco. A base de entrenamientos y de rutinas me he activado y me he sentido mejor.
–¿Nota mayor carga de responsabilidad o el título le ha dado mayor grado de confianza?
–Ni lo uno, ni lo otro. Soy autocrítico, autoexigente, y siempre he sentido sobre mí esa presión de hacer bien las cosas para poder jugar campeonatos de primera, torneos del verano, el Parejas... He intentado demostrar lo que valgo en cada partido y en cada entrenamiento. Sigo con la misma presión.
–¿Cambia la vida la txapela manomanista?
–A mí de momento no. Sigo con las mismas rutinas, con las mismas ganas. Como debe ser.
–Desde fuera se le observa convencido del juego que despliega.
–Siempre he sido fiel a mi estilo. Sucede que ayudan los años, las experiencias sumadas. También participar en el Campeonato de Parejas. Disputar catorce jornadas con los mejores pelotaris, al máximo nivel, te conduce a ponerte a ese juego, algo que no consigues con cuatro partidos sueltos. Creo que en compromisos anteriores contra Altuna III y Ezkurdia me faltaba ese ritmo que las figuras poseen. Les apretaba, pero necesitaba un plus para ganar. Puede habérmelo dado jugar el Parejas y disponer de partidos semanales de ese nivel. Intento desplegar el juego que considero mejor para mí. Sucede que ahora puedo plasmarlo sobre la cancha porque soy capaz de jugar al ritmo de ellos.
–El reto es mantenerse.
–Ser regular durante todo el año es muy difícil. El meritazo de Jokin Altuna y Joseba Ezkurdia, el que han tenido Irujo y Aimar, es que ganando la txapela manomanista o sin ganar ningún título siempre están en semifinales del Parejas, del Cuatro y Medio o del Manomanista, en finales de los torneos de verano. Aunque no hayan podido prepararse como querrían. Ganar la txapela es lo más, pero la gente valora más ser regular durante muchos años en los campeonatos .
–¿Qué hay detrás de estos últimos resultados?
–No solo valoro lo de este año, sino lo que he venido haciendo estas dos o tres últimas temporadas. Hay un momento en el que explotas. Se ha hablado mucho de la txapela del Parejas que ganó Ezkurdia y supuso un cambio en su carrera. Pero Joseba ya era un grandísimo pelotari antes de ese éxito. La semifinal del año pasado en el Cuatro y Medio me dio un montón. Durante la liguilla de cuartos vi que le planté cara a Altuna, que después le puse difíciles las cosas a Ezkurdia. Eso da un plus. Algunos llegan antes y otros, después. Nadie alcanza una final por chiripa o por suerte.
–Ahora todo parece un camino de rosas, pero ha estado al borde de la eliminación en el Manomanista y en el Cuatro y Medio.
–Todo el mundo juega, tesis que ya venía defendiendo desde hace semanas. Es normal y entendible que dos o tres pelotaris sean favoritos porque sabemos el estatus de Irribarria mano a mano, el de Altuna y Ezkurdia en todas las competiciones y las diferencias que Zabaleta, Rezusta y Albisu marcan por parejas... Pero la pelota la conforman otros manistas que también juegan muchísimo y así se ha comprobado este año. Bakaikoa me tuvo contra las cuerdas en el Manomanista. Frente a Peio Etxeberria las pasé canutas en el Cuatro y Medio en Bilbao. Le pasó lo mismo a Jokin frente a Darío.
–Ha demostrado fortaleza mental tanto en el 22-21 ante Peio Etxeberria como el domingo cuando Ezkurdia le levantó el 11-1 y se le adelantó 13-16.
–Se aprende. En el frontón y en la vida. Te la dan los años y tus experiencias personales. Me he endurecido mentalmente con lo que he vivido dentro y fuera del frontón. Nunca hay que rendirse. En el 11-1 del domingo era consciente de que iba a llegar el momento de apretar los dientes y sufrir. Y así fue. Contra Peio no encontraba el sitio. Hay días en los que debes tirar de otras cosas. En ese sentido he madurado. Y no solo yo. Vemos vueltas, remontadas. También en ese sentido evoluciona la pelota.
–¿Le han comentado algo sobre los gritos de celebración?
–Estamos habituados. Sucede que ahora se escuchan con mayor nitidez. Intentas estar centrado al cien por cien, y te sale de dentro, tanto si aciertas como si fallas. No se ve solo en la pelota. Corresponden sobre todo a deportes de un ritmo alto.
–Otra vez Altuna III en la final.
–Soy un pelotari de los que puede hacerle daño... al igual que él puede hacerme daño a mí. Puedo ser agresivo y hasta cierto punto caótico, pero si lo hago es porque creo en ello y es lo mejor para mí. Cada uno posee sus armas.
–¿Considera una ventaja enfrentarse al mismo rival un mes después de ganarle otra final?
–Para nada. El partido está abierto. Ni me veo yo favorito ni le veo a él favorito.
–¿Han coincidido desde la final del Manomanista?
–A menudo. Ayer nos entrenamos juntos. Mis dos sesiones de frontón para la distancia han sido con Jokin. Nuestra relación sigue igual. La primera semana tras la final fue dura para él. La actual situación tampoco ayuda a remontar un mal momento. Poco a poco se ha sentido mejor.
–¿Han hablado de aquella final o la obvian?
–Comentamos jugadas y detalles de aquel día, pero tampoco hemos ido más allá. No hemos tenido tiempo y nos hemos centrado en coger buenas sensaciones para este Cuatro y Medio.
–¿Las finales ponen a prueba la amistad entre ambos?
–Para nada, para nada. Nos valoramos y nos queremos un montón. Durante una hora aparcaremos de nuevo la amistad e iremos a muerte, pero a partir de ahí no habrá ningún problema. Ni si gana él, ni si gano yo.
–¿Qué tiene Jokin distinto a los demás en el cuatro y medio?
–Casi siempre es capaz de completar un buen partido y de utilizar bien sus armas. En ese sentido, Jokin es un maestro. Va con su guion, intenta desarrollar su juego y cambia sobre la marcha si le hace falta.
–¿Llevará botillero a la final?
–Cuando se presentó el Campeonato se dijo que han vuelto los botilleros, y para mí no han vuelto. Mi botillero es una persona de mi confianza, cercana y que me conoce. El intendente o un técnico de mi empresa puede ayudarme cuando juego contra alguien de Baiko, y yo encantado. Pero si voy a enfrentarme a un compañero de empresa llevar a otro pelotari de Aspe me parece ponerle en un compromiso. No es elegante. No tengo ningún problema si Jokin recurre a otro pelotari de Aspe, porque el reglamento lo permite. Pero tengo claro que si debo llevar a un botillero, quiero al mío.
–Aspe sumará el domingo su décima txapela seguida. Esto es algo más que una racha.
–Es un hecho. Llevamos años en los que se observa una superioridad bastante grande. Además gana con distintos pelotaris. No tengo mucho que decir. Cada empresa trabaja como trabaja. Baiko tiene grandes pelotaris, pero por lo que sea no consiguen dar con la tecla del éxito.
–¿Se iría a Baiko?
–No tengo ningún problema en hablar. Ni con Aspe, ni con Baiko. Tengo contrato con Aspe.
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