Julen Gabirondo, campeón de Gipuzkoa de segalaris

El segalari de Urnieta demostró estar fino y se impuso con claridad al joven oiartzuarra Jon Otegi y al tolosarra Mikel Lizartza. El campeonato se disputó sobre una hora y la hierba que cortó Gabirondo pesó 4.946,5 kilos y aventajó en 603,5 kilos a Jon Otegi que cortó 4.343 kilos y en más de 1.000 kilos a Mikel Lizartza, que sumó 3.795 kilos en total. Son diferencias considerables y el urnietarra dominó la final de principio a fin.

La noche anterior llovió sobre la campa y eso hizo que la hierba cogiera más peso. Las condiciones para el corte eran ideales, aunque también supuso un esfuerzo mayor para los segalaris el tener que cortar hierba más pesada. Gabirondo se encontró bien desde el inicio y comenzó a sacar ventaja en metros cuadrados cortados. Eso hizo que pudiera descansar más y coger aire en los parones, lo que le valió una victoria con marca personal.

Nunca antes había cortado en un trabajo de una hora más de 4.000 kilos y ayer llegó casi a los 5.000. Los kikos en la sega no son una gran referencia, ya que depende mucho de las condiciones, pero sí puede valer para demostrar que el urnietarra está en forma y que sigue con golpe. Además lo va a necesitar para el futuro. El siguiente reto con la aizkora será el Campeonato de Euskal Herria.

Julen Gabirondo afirmaba al final que «hoy nos reunimos con la federación vasca para cerrar las fechas del campeonato», pero antes, el 26 de julio, participará en el Campeonato de Gipuzkoa de aizkolaris de segunda. Todo eso sin contar que en septiembre está programado el Campeonato del Pentatlón Vasco, que volverá a contar con una eliminatoria y la final.

Julen Gabirondo afirmó al finalizar el campeonato que «los buenos momentos hay que aprovecharlos. Ganar es bonito y seguro que vendrán momentos más duros. Me encuentro físicamente bien y los últimos ocho días han sido fantásticos. Todo me ha salido a pedir de boca y se ve que el esfuerzo y el sacrificio tienen sus recompensas. Esto me da más fuerzas para seguir».

Gabirondo acudió con un poco de preocupación después de los calambres del pasado sábado, pero esta vez no tuvo problemas. «En el calentamiento me he sentido bien y eso que hasta el jueves tenía el cuerpo demolido. A partir de ese día me he ido encontrando cada vez mejor. Además mi tope en un trabajo de una hora eran 3.700 kilos. Las condiciones eran muy buenas a pesar de la humedad».