El amor a la Copa de Oro no entiende de fronteras

José Carlos Lopera vive desde hace nueve años en Suecia, en Enkööping, localidad ubicada a 40 kilómetros de Estocolmo. Su hija, con la que comparte una tremenda afición por la Real y por el turf, nació allí. Cada palabra de este lasartearra muestra cuánto echa de menos su tierra. Es la primera Copa de Oro a la que no podrá asistir: «Viene mi familia a visitarme y esta vez no va a poder ser, pero lo voy a echar mucho de menos». Desprende pasión y añoranza a partes iguales al referirse a la gran carrera: «Ganarla es el sueño de cualquier chaval de Lasarte, de cualquier donostiarra. Es lo que a un francés el Arco del Triunfo».

Lopera ejerció de jockey durante veinte años, pero solo tuvo la oportunidad de montar una vez en la Copa. «Jamás he estado más nervioso antes de una carrera. Me subí a 'El Ya' y me convertí en el primer lasartearra en montar la carrera», añade con un orgullo indisimulado. Añora su tierra y la llegada del 15 de agosto multiplica la nostalgia. «Voy a echar mucho de menos el ambiente. Para mí es lo mejor de la carrera». Seguirá la jornada por internet, por lo que abandonará durante unos minutos a su querida Real Sociedad, que juega en el Camp Nou a la misma hora. Se ha convertido en embajador txuri urdin en Suecia, donde la locura por Isak ya se deja notar en cada rincón. Pronostica gol del delantero sueco en Barcelona y «una victoria de 'The Way of Bonnie' en la Copa. No veo como el año pasado a 'Ateem'».

Vitoriano, Óscar Ortiz de Urbina vive la Copa de Oro como la carrera de casa. «Todos los inviernos y veranos de mi juventud los he pasado en Donostia, en el hipódromo. Esta semana es la más especial del año. Pienso en el 15 de agosto y solo puedo imaginarme el hipódromo a rebosar». Urbina ha pasado la mayor parte de los últimos años en Inglaterra, donde mantiene una gran reputación. Volvió a España para ser el director de carreras del hipódromo de Dos Hermanas, pero el cierre del recinto nazareno le obligó a hacer de nuevo las maletas. «Ahora trabajo para Charly Appleby por las mañanas», a los mandos de los caballos de Godolphin nada menos. Ha hecho un curso de coaching para ayudar a jóvenes aprendices y también otro de operario de cajones. «Suelo trabajar por las tardes en hipódromos como Newmarket o Yarmouth». Ortiz de Urbina ha colgado los 'breeches': «Ya no voy a montar más en carreras. Hay que saber retirarse cuando el cuerpo te manda señales».

Uno de los grandes éxitos de su trayectoria fue la Copa de Oro de 1999. Venció con 'Persian Ruler'. «Me acuerdo como si fuese ayer. Es la carrera que todo jockey quiere ganar. Me hizo una ilusión que no puedo describir… Echo mucho de menos todo lo que se genera en torno a la carrera. La cena previa, estar con los amigos… y una Donostia de la que te enamoras».

Urbina también vivirá a distancia la carrera de mañana. «Me hubiese gustado ir, pero me resulta imposible por trabajo. De todos modos, la emoción traspasa la pantalla. Hace dos años, cuando ganó mi amigo José Luis (Martínez), se me ponía la piel de gallina» apunta. Este año desearía otro triunfo de Martínez, que montará a 'Riocorvo', pero ve especialmente peligroso a 'Star of Bengal', que cree que sí hará la distancia en San Sebastián.

Ander Ramírez es turfista desde que tiene uso de razón. Su pasión le viene de cuna. Transmitida por su aita, también la ha heredado su hermano. Una historia repetida durante un siglo en decenas de familias lasartearras. Hizo las maletas hace siete años para ir a trabajar a Roma, la ciudad de su pareja. La experiencia italiana terminó en 2017. Desde entonces residen en Barcelona, donde Ander trabaja en el área financiera de una consultoría.

«Siempre intento ir a ver a la familia para cuadrar con la carrera. Mi mujer y mis amigos ya saben lo que significa que se acerque el 15 de agosto. Mis vacaciones están siempre enfocadas a poder estar en el hipódromo ese día», apunta con orgullo. «La Copa de Oro es el evento del año y llevar lejos de casa tanto tiempo ha hecho que la fecha sea incluso más especial ahora».

Este año la vivirá desde la distancia por obligaciones laborales. «Va a ser muy raro no estar allí. Escuchar la megafonía, ver el ambiente y no poder ser parte de él… La nostalgia se multiplica. La veré por internet». Es la segunda vez en su vida que no estará en las gradas del viejo hipódromo, donde conserva recuerdos imborrables, sobre todo «la Copa de Oro de 2000, la que ganó 'Jafar'. Fue especialmente emotiva». Para mañana pronostica una victoria de 'The Way of Bonnie': «Su remate en el Gran Premio de Madrid me pareció espectacular».