Balvin baila al Acunsa GBC

Los jugadores después de los primeros veinte minutos de partido se marcharon a los vestuarios, pero realmente no hubo descanso. Los primeros segundos del tercer cuarto fueron simplemente la continuación de los últimos del segundo, a los que se llegó con 36-42 en el marcador. Hubo síntomas claros de debilidad en la pintura local, pero el parón no se aprovechó para solucionarlos y el hueco interior se convirtió en un agujero imposible de tapar.

Ondrej Balvin, después de una buena defensa a Okouo, anotó su cuarto punto de la noche a 4:42 del final del segundo cuarto. El checo, a 6:21 de la conclusión del tercero, hizo su decimoséptimo tanto del partido. El parcial global de todo ese tiempo fue de 9-17 y el marcador se fue de un 29-37 a un definitivo 38-54. Hubo un tiempo muerto de Nicola con el 36-49, pero ni hubo cambios en el quinteto ni en el planteamiento defensivo, y la fiesta fue a más.

Los hombres de Álex Mumbrú atacaron al máximo la debilidad que en las últimas fechas los de Nicola han conseguido disimular: la defensa del bloqueo y continuación. Ayer, entre Jaylon Brown y Ludde Hakanson, no se cansaron de colgar balones a su compañero para que este machacara a placer. No tuvo ninguna oposición cuando su equipo lo buscó. Magarity no fue rival para él, Carlson tampoco, Olaizola tampoco y Okouo... tampoco. Esta fue la gran clave del encuentro que se llevaron los hombres de negro, que ayer vistieron de blanco.

Pero otro detalle muy importante se pudo ver desde el salto inicial. La intensidad con la que salió el Bilbao Basket se vio reflejado en el ruido que hacía su banquillo con continuos gritos de ánimo e indicaciones dirigidas a sus compañeros. También hubo algún silbido tímido durante varios tiros libres. Como dijo Txus Vidorreta hace unas semanas al sufrir esto mismo por parte del Real Madrid, «parecían treinta y la madre». Y así iniciaron el duelo. Verticales, con intensidad y decisión para tomar el mando de un marcador que tan solo tuvo un dueño desde el 0-2 inicial hasta el 74-97 final.

Las estadísticas durante la primera parte mostraban mucha igualdad entre ambos conjuntos. En acierto en el tiro, asistencias, rebotes, pérdidas... Pero la diferencia que estaba inclinando la balanza hacia Bilbao no se puede reflejar sobre el papel. Se palpa sobre la pista. En los hombres que habían perdido el día anterior a su base titular, Jonathan Rousselle, se veía fe. Fe en capturar ese rebote que parece estar vivo. Fe en ese balón que poco a poco va botando en dirección a fuera de banda. Detalles que marcan el devenir de un partido entre dos equipos tan necesitados en la clasificación y un pecado por parte del Acunsa GBC. Faltará baloncesto, pero no debe faltar intensidad.

A pesar de todo lo contado, los guipuzcoanos se pusieron a nueve después de un triple frontal de Julen Olaizola y con casi todo el último cuarto por jugar (59-68, min. 32). El equipo creía en sus opciones de volver al partido y trabajó durante los minutos previos para encontrar su momento, pero Ludde Hakanson -que hizo 5 de 5 en triples- mató el partido con dos y otro del polaco Zyskowski (59-77, min. 33) en un minuto y seis segundos.

A partir de ahí, un desfile del Bilbao Basket, que terminó uno de sus mejores encuentros de la temporada, si no el mejor, con 14 aciertos desde el perímetro de 22 intentos (63%) y un 62% en tiros de campo.

Esta derrota no hace más que aumentar la importancia del próximo encuentro ante otro rival directo como es el Fuenlabrada.