Un Mundial de estrellados
Metidos ya en los cuartos de final, la principal conclusión que se puede sacar de los 56 partidos que hemos visto es que prácticamente nadie ... ha jugado al fútbol. Al de verdad, digo. En la primera fase, porque son tres partidos por selección y se puede especular. Y en los octavos, porque como son eliminatorias, lo primero es nadar y lo segundo guardar la ropa. Pero no he visto una sola selección que en los tres o cuatro partidos que ha disputado haya mostrado una superioridad clara, un empaque superior. Un poquito de Brasil, sí. Un poquito de Francia, también. Bastante de Croacia. La solidez defensiva de Uruguay... Pero no ha habido un equipo que, por el juego demostrado, apunte a campeón del mundo.
A falta de fútbol, sí ha habido emoción. Y menos mal, porque de lo contrario el carrussel de partidos que hemos vivido se hubiera hecho insoportable. Ha habido encuentros igualados, goles en los últimos minutos del descuento unos cuantos, penaltis... Eso ha salvado hasta el momento este Mundial en el que tampoco han faltado las sorpresas.
Una de ellas, desde luego, ha sido España. Y no me refiero a su pronta eliminación, sino al no juego exhibido en los cuatro partidos jugados. De verdad que el fútbol del equipo de Hierro me recordó a las peores tardes de la Real de Eusebio. Mucho control del balón pero nunca del juego, más de ¡mil pases frente a Rusia!, jugadores andando incapaces de cambiar de ritmo y de profundizar y, sobre todo, un agujero tremendo en defensa. Y en la portería, claro. Lo de la posesión, menos mal, se está demostrando que no vale para nada. Es verdad que el Barcelona de Guardiola dominaba los partidos así. Pero aquel equipo era aquel equipo. Ahora muchos juegan a tener el balín, pero eso no significa nada. Y España tuvo el balón, pero no jugó nada.
John Toshack ya adelantó antes del Mundial que España iba a tener problemas con los centrales. «El último baile de Piqué y Ramos no lo veo nada claro», afirmó. Y vaya sí acertó. El equipo de Hierro se ha desangrado cada vez que el rival pasaba del centro del campo. Los dos centrales han hecho un campeonato horrible, especialmente el del Barcelona, y además De Gea ha fallado con estrépito. La selección ha vagado como alma en pena por los campos, capaz de ganar solo a Irán con un autogol, demostrando que, efectivamente, cualquier tiempo pasado fue mejor. El colmo fue la eliminación ante Rusia, uno de los peores equipos de este campeonato. Y ni siquiera tuvo un ataque de orgullo para acorralar a sus rivales en la zona de peligro.
Claro que a Argentina, a Portugal y especialmente a Alemania, no les ha ido mejor. Y yo me pregunto si no será que a los europeos les pesa la acumulación de partidos con la que llegaron a esta fase final. Porque, al menos, parecían cansados, incapaces de superar a jugadores con mucha menos calidad técnica, pero con enorme superioridad física. Porque si algo ha demostrado este Mundial es que equipos bien plantados tácticamente y fuertes físicamente, son capaces de superar a selecciones hace no tanto intocables.
Por eso hablo del Mundial de los estrellados, porque las estrellas no han brillado. Ni siquiera Neymar, que afea su buen juego con payasadas que le dejan en rídículo. Es verdad que le dan, pero el show que montó frente a México, por ejemplo, está fuera de lugar, no venía a cuento. Lo bueno es que, espero, con el VAR tendrá que pensárselo mejor.
Otras estrellas, especialmente Messi, el mejor del mundo, y Cristiano Ronaldo se han ido con la cabeza bien agachada sin demostrar nada. El mismo Iniesta, un jugador querido por todos, ha pasado con más pena que gloria y ha cerrado un adiós muy triste a la selección. Y de Alemania qué decir. Ha conseguido acabar con la frase de Lineker. Aquello de que el fútbol es un deporte en el que siempre termina ganando Alemania. Pues no. Ya ni Alemania gana y selecciones solo bien trabajadas, fuertes, rocosas y difíciles de desarbolar tácticamente se han plantado en cuartos, como Suecia, por ejemplo. Equipos en los que el gol no es, ni de lejos, lo más ìmportante, están ahí, y otras con los mejores goleadores se han ido a casa.
Los estrellados, en primer lugar, y el VAR, son los protagonistas de este Mundial. El nuevo seistema de telearbitraje ha funcionado bastante bien. Ya veremos qué pasa cuando aterrice esta temporada en la Liga española, porque al final eso de que el árbitro, con su interpretación, decida, va a seguir dando mucho juego a la polémica. Eso sí. Y al hilo de lo que comentaba sobre Neymar, no estaría nada mal que se sancionara a los jugadores que se demuestre que fingen de forma escandalosa, como el brasileño frente al México, para intentar engañar al colegiado. Seguro que la siguiente vez se lo pensaría.
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