La lacra del racismo suma otro episodio en Italia: el Milan abandona el campo por los gritos de mono a su portero Maignan

Nuevo episodio de racismo en el fútbol. Esta vez en la Serie A italiana. El Milan al completo abandonó este sábado el terreno de juego mientras se disputaba su duelo ante el Udinese por los insultos racistas que estaba recibiendo su guardameta, el francés Mike Maignan. El partido se detuvo durante unos minutos después de que el portero no aguantara más y decidiera abandonar el encuentro tras más de media escuchando insultos racistas e imitaciones de mono desde la grada.

Maignan avisó sobre el minuto 25 al árbitro de los insultos que estaba recibiendo desde el fondo en el que se ubicaban los aficionados locales en el estadio Friuli de Udine. El colegiado pidió que por megafonía se pidiera a los aficionados que dejaran de insultar a los jugadores. Pero parece que ese intento no caló en la grada. Así que sobre el minuto 33 en un saque de puerta a favor, Maignan pidió detener el encuentro y se dirigió hacia los vestuarios. Sus compañeros no dudaron en seguir sus pasos y llegaron hasta el túnel, donde hablaron con él y entre los jugadores decidieron retomar la contienda cinco minutos después.

«En el Milan somos una familia. Nosotros estamos aquí para jugar, para dar todo por los aficionados y dar espectáculo. Yo no quería jugar más, estaba disgustado por haberme ido. He tenido el apoyo de todos y al final hemos tomado la decisión de volver al campo. No podía dejar a mis compañeros así», explicaba el guardameta después del duelo.

Maignan denunció tras el partido, que finalizó con un 2-3 a favor del Milan, que «en el primer tiempo me han hecho sonidos racistas. No es la primera vez que me pasa ni a mí ni a mis compañeros. Tenemos que hacer algo». Pese a regresar al verde, Maignan fue abucheado cada vez que tocaba el balón hasta el final del encuentro.

Antes incluso del final del partido, el Milan publicó un mensaje de apoyo a su arquero en las redes sociales: «No hay ningún lugar para el racismo en nuestro deporte. Estamos indignados, estamos contigo».

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, pidió que se prohíba la entrada a los estadios de todo el mundo para aficionados y «castigos automáticos» para equipos cuyos seguidores tienen conductas «aborrecibles», tras los incidentes de racismo el sábado en partidos en Inglaterra e Italia. Y es que no solo se registró el episodio racista en Udine. El fútbolista del Coventry City, Kasey Palmer, denunció también insultos racistas en el partido de la segunda división inglesa (Championship) que su equipo disputaba a domicilio ante el Sheffield Wednesday.

Episodios, por tanto, que se vienen repitiendo semana tras semana y por los que la FIFA ya reclama mano dura tanto a las distintas ligas como a los clubes.

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