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Tour de Francia

Menos alpino y más pirenaico

El recorrido del Tour de 2021 presenta solo tres llegadas en alto y dos cronos individuales que se presumen vitales

Joseba Lezeta

San Sebastián

Domingo, 1 de noviembre 2020, 21:50

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Tadej Pogacar, Primoz Roglic, Egan Bernal, Chris Froome, Geraint Thomas, Tao Geoghegan Hart, Simon Yates, hasta Remco Evenepoel y cualquier otro ciclista que fortalezca su candidatura los ocho próximos meses conocen ya dónde se deberán jugar los cuartos si aspiran a subir a lo más alto del podio de los Campos Elíseos el próximo 18 de julio. El Tour de Francia de 2021, presentado este domingo en París, ya tiene recorrido.

Menos alpino y más pirenaico, a diferencia de lo que ha sido costumbre en la mayoría de las ediciones precedentes. Solo tres llegadas en puertos importantes: una en los Alpes, Tignes, en compensación a la meta que frustró una tormenta de granizo en 2019, y dos en los Pirineos, Portet y Luz Ardiden.

Asimismo, gana relevancia la contrarreloj, con dos individuales que suman 58 kilómetros. Una de 27, la primera semana; y la segunda, de 31, el penúltimo día en Saint-Émilion, entre viñedos. Ninguna de ellas acaba en subida. No son las cronos de los años 80 y 90 del siglo XX, pero tendrán su peso para desequilibrar la igualdad reinante.

Durante los últimos meses se había especulado con la posibilidad de que una de de las jornadas pirenaicas concluyera en los chalets de Irati, en la cima de Bagargi, entre Larrau y Donibane Garazi. No será así. Deberá esperar.

De todas maneras, la ración pirenaica es densa. Comenzará el 11 de julio con la decimoquinta etapa, en Andorra, donde la cima de Beixalis estará próxima a meta. Tras descansar al día siguiente, proseguirá el 14 de julio con el final en el Portet, el nuevo Tourmalet, una ascensión de 16 kilómetros al 8,7% que se eleva por encima de la estación de Saint-Lary-Soulan. Y terminará el 15 de julio con un recorrido clásico y corto, de 130 kilómetros, que pasará por la cumbre del verdadero Tourmalet y recalará en Luz Ardiden.

Más llevaderas se presumen las dos citas alpinas, que significarán el primer contacto con la alta montaña después de un doble escarceo inicial en la Bretaña, región de salida, donde las dos primeras etapas terminarán en sendos muros: la primera en Landerneau (tres kilómetros al 5,7%) y la segunda en el Muro de Bretaña (dos al 10%). El 4 de julio se llegará a Tignes tras superar el Cormet de Roselend, un puerto de verdad.

Doble Mont Ventoux

De todas maneras, habrá más episodios montañosos fuera de las dos grandes cadenas del país galo. Le Creusot, con un kilómetro final al 13,1%, albergará la resolución de la séptima etapa, de 248 kilómetros, la más larga en el Tour desde 2000. Dato reseñable.

Y tras abandonar los Alpes, los organizadores han preparado un asalto doble al Mont Ventoux, que se ascenderá por dos vertientes distintas. Ahora bien, la línea de meta no estará en la cima pelada, al lado del observartorio, sino en Malaucène, después de un largo descenso.

Tal y como estaba previsto para este año, el Tour adelantará las fechas habituales de inicio, en concreto al 26 de junio, y acabará el 18 de julio para evitar la coincidencia con los Juegos Olímpicos de Tokio, aplazados a 2021.

Ya era conocida la renuncia de Dinamarca a acoger la salida de la prueba, lo cual ha provocado que se adelante la de Bretaña, prevista en un principio para 2022. Esa tierra con raíces ciclistas, cuna de Bernard Hinault, Louison Bobet y Jean Robic, vivirá cuatro primeras jornadas llenas de pasión... siempre que el coronavirus permita a los aficionados acercarse a las cunetas. Junio parece lejos, pero quién sabe.

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