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Xabi Manzanares
San Sebastián
Sábado, 25 de enero 2025, 09:40
El mushing, una disciplina asociada a los trineos, el mundo canino y la nieve –que combina la velocidad, el esfuerzo físico y una conexión inquebrantable entre los mushers y sus perros– ha encontrado en la tierra un terreno perfecto para expandirse. Lo que nació como medio de transporte nórdico, donde un perro tiraba de un trineo sobre la nieve, es un deporte en auge también en nuestros lares.
Entre los más destacados especialistas se encuentra Iosu Varona Lazcoz (Donostia, 1974), ganador del último Campeonato del Mundo en la categoría de Veterano 2 disputado en Italia. «Lo que empezó con un trineo ahora se ha convertido en un deporte en regla con la posibilidad de practicarlo en tierra con patinete, triciclo o kart, una variedad de modalidades al gusto de todos los públicos», explica el donostiarra.
Las características base de un musher se centran en el amor por la naturaleza, los perros y el deporte, una combinación que hace de éste una modalidad protagonizada por la conexión entre la persona y la filosofía canina, ya que en todo momento se debe hacer caso al instinto del animal. «Lo que se prioriza son los perros, ellos son los que mandan. En las competiciones de mushing en tierra existen sanciones basadas en el mal comportamiento por parte del participante hacia los animales. Todo aquello que se entienda como un mal gesto hacia ellos será sancionable», declara Varona.
Cada participante tiene sus perros y son ellos los encargados de ponerles en forma para las competiciones. Como el propio musher explica, «se requiere mucha dedicación para practicar este deporte, aquí no sirve con entrenar una vez cada dos semanas, se debe entrenar a los perros para que cuenten con la mejor capacidad física en las competiciones teniendo en cuenta tanto las temperaturas como el estado del terreno donde se desarrollará la prueba».
La meteorología en las pruebas juega un papel fundamental y es que la humedad o las altas temperaturas pueden ser las responsables de una mayor fatiga. Incluso en ciertas ocasiones, si los jueces así lo valoran, las pruebas pueden ser aplazadas. «La práctica de este deporte en el País Vasco se hace difícil porque no contamos con las mejores condiciones meteorológicas y, en ocasiones, a los perros se les hace cuesta arriba salir a entrenar» manifiesta. Son muchos los mushers que se desplazan para poder entrenar en mejores condiciones como Varona. «Para la mayoría de los entrenamientos me traslado a Vitoria, ahí existen mejores condiciones que en Donostia».
Otra de las características de este deporte es la necesidad de tener un buen equipamiento. Lo mínimo es disponer de unos buenos arneses y contar con líneas amortiguadas para la seguridad del perro. Al fin y al cabo, el mushing requiere un mayor cuidado del material si se compara con cualquier otro deporte.
La mayoría de los perros en estas competiciones son mestizos –de padres y madres de raza diferentes–. Pero eso no quita que entre las razas más destacadas se encuentren los Eurohound o Greyster, razas que destacan por su energía y agilidad.
En las carreras de mushing cada vez hay más participantes y quizás sea porque se realiza al aire libre y cada vez hay más federaciones. «Mí caso fue especial, salí a correr un par de veces con uno de mis cuatro perros y me enganché a este deporte. Me apasionó tanto que al cabo de los días ya me había apuntado a una competición. Desde ahí la dedicación que tengo al mushing es inimaginable», afirma Varona.
Aunque a priori puede parecer un deporte individual, también es esencial el compañerismo. «A pesar de que en las carreras los competidores corren en solitario, formar una comunidad es vital. En este deporte juntarse con diferentes corredores para entrenar o simplemente charlar es esencial, ya que ayuda tanto a las personas como a los perros. Conocer a nuevos participantes deriva en que los animales se distraigan y creen vínculos», explica este campeón del Mundo donostiarra.
No son pocos los mushers que deciden realizar quedadas para entrenar, teniendo la posibilidad así de poder practicar con otros perros que no sean los suyos. «Nos solemos juntar tres amigos en algún que otro entrenamiento. Esto ayuda a que los perros interactúen y además nos posibilita probar otros perros, siempre desde el respeto y primando la seguridad y el bienestar del animal».
Es tal el reconocimiento que está adquiriendo este deporte que puede acabar convirtiéndose en olímpico, aunque quizás esto «no sea del todo positivo», asegura. La que ahora es una competición donde la esencia es la forma de guiar que tiene el perro, puede terminar cambiando en el caso de que el mushing gane cierta notoriedad dentro de los deportes olímpicos. «No sé hasta qué punto puede llegar a ser positivo que se haga tan famoso. Lo que más temo es que se le deje de dar la importancia que se merece al perro, él tiene que ser el protagonista», argumenta. En las competiciones es el animal el responsable de marcar el ritmo y si por cualquier casual se detiene, es obligatorio esperar y reanudar la marcha cuando él decida.
Para los que sientan curiosidad por comprobar la belleza de esta especialidad, Hondarribia acogerá el primer fin de semana de febrero una competición de mushing. Las pruebas se llevarán a cabo el sábado 1 por la tarde y el domingo 2 por la mañana. El propio Iosu Varona será uno de los participantes, que tendrá el objetivo de quedar entre los primeros. Esta competición es toda una declaración de intenciones por tratar de darle visibilidad a un deporte que conecta al animal con el ser humano.
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