El Xhiro, en Radio Tirana

El favorito es Primoz Roglic (Red Bull-Bora), ganador en 2023, también en Roma. Dos vascos, Pello Bilbao (Bahrain) y Mikel Landa (Soudal) buscan brillar a lo largo de un recorrido de diseño clásico, con dureza en la semana final. Después de tres ediciones de ausencia, vuelve a haber un guipuzcoano en la salida, el donostiarra Xabier Mikel Azparren (Q36.5).

Radio Tirana también emitía discursos de Enver Hoxa y la gente se agolpaba en los muelles para embarcarse hacia Italia en cuanto fuera posible para escapar de la tiranía más implacable de la esfera comunista. Un hijo de aquel éxodo, Eugert Zhupa, criado en Reggio Emilia, es el único albanés que ha corrido el Giro en toda la historia, cuatro veces entre 2015 y 2018. Con una vecindad tensa a lo largo de los tiempos, hoy, con Albania a las puertas de la UE, las relaciones son amistosas. El ciclismo nunca fue el gran deporte del país, aunque cuando este Giro aún esté en marcha arrancará la Vuelta a Albania del centenario. Partirá el 26 de mayo y recordará la edición inicial de 1925, ganada por el local Jonuz Gjylbegu.

En los 50 y 60, los mejores albaneses eran invitados a la Carrera de la Paz, el Tour de los países de Este, con su ciclismo rocoso como las montañas del país poco podían hacer frente a los imponentes soviéticos y alemanes orientales o los finos polacos. Los hermanos Tafili, Agim y Sytki, y Brahim Syka se batían con valentía, pero sus mejores resultados llegaban en las pequeñas vueltas de los Balcanes. Sytki tiene el honor de haber subido al podio en una etapa de la Vuelta a Turquía. Su hermano Agim, ya fallecido, corrió la contrarreloj del Mundial de 1994 en Palermo, donde ganó Chris Boardman y Abraham Olano fue quinto. Las pruebas en línea les venían grandes y no salían.

La llegada del Giro a Albania ha provocado un optimismo generalizado en el país, que se va a volcar y va a deparar una 'Grande partenza' apoteósica, pero el doliente ciclismo local -en el último Campeonato de Albania salieron 18 ciclistas, ni uno más- ha expresado sus dudas, en un discurso con la misma música que ha sonado en los prolegómenos de algunos fastos similares en otros países. Cuando el Tour salió de Euskadi, sin ir más lejos.

El propio Sytki Tafili ha señalado estos días que el ciclismo albanés se sustenta en el esfuerzo de las familias, «que se quitan su salario para que sus hijos corran, y eso no es justo», y pide ayudas institucionales para poder practicar este deporte «en una época en que una bicicleta, la más barata, cuesta 2.000 euros». El salario medio mensual en Albania ronda los 600. Lamentan que todo se oriente al beneficio turístico, cultural y económico, pero nada al desarrollo del ciclismo.

El Giro parte con una etapa en línea entre Dürres y Tirana, seguirá con una crono que puede no ser inofensiva en la capital y tendrá una tercera etapa en torno a Vlorë, el punto de Albania más cercano a Italia, de donde en los 90 partieron decenas de barcos repletos de refugiados que escapaban del país tras la caída del régimen de Hoxha y el Giro saltará el domingo a la península antes de la jornada de descanso del lunes. La carrera no tocará Shkodra, la cuna del ciclismo albanés y patria chica de los Tafili y de Syka, al norte, a la orilla del lago del mismo nombre, justo en la frontera con Montenegro.

No hay ningún ciclista albanés en el ciclismo profesional. Ni ese mundo misterioso, aventurero y fascinante de los equipos continentales italianos acude a pescar en ese caladero adriático.

El Giro es un evento global. Pero nunca se sabe. Si hay otro apagón Radio Tirana no fallará en los transistores de pilas.