El fin de una etapa gloriosa y dominadora

La caída que sufrió el 12 de junio de 2019 mientras reconocía la contrarreloj del Critérium Dauphiné está marcando los últimos años de una carrera ya extraordinaria. Froome se preparaba para conseguir su quinto Tour de Francia e igualar en lo más alto a Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Miguel Indurain, pero la fractura de fémur y otras lesiones causadas por el accidente truncaron sus aspiraciones.

El ciclista de 35 años cierra su trayectoria en el Sky-Ineos con cuatro Tour de Francia (2013, 2015, 2016, 2017), dos Vuelta a España (2011, 2017), un Giro de Italia (2018) y catorce etapas en grandes vueltas, además de cuatro podios más, dos en La Vuelta y otros dos en el Tour. Un dominador de las carreras de tres semanas apoyado por un equipo de gregarios infalible en la carretera y de científicos minuciosos en las áreas técnicas. Las ganancias marginales y el control exhaustivo de los vatios son ya parte del ciclismo gracias, en gran parte, a ellos. La imagen del treno del Sky comandando el pelotón en las etapas de alta montaña del Tour es, quizás, la primera que viene a la mente al pensar en el dominio de los pasados años. Esta temporada lo ha emulado el Jumbo-Visma. Sin embargo, detrás del palmarés de Froome hay ofensivas memorables que solo están al alcance de los ciclistas más grandes y atrevidos.

Por ejemplo, el día que Peter Sagan y Chris Froome aprovecharon un ligero soplo de viento lateral para provocar un exclusivo corte -cada uno arrastró a un compañero- y arrancar seis segundos, en plena llegada llana, a un pelotón lanzado en la meta de Montpellier en 2016. O la manera en la que se lanzó en el descenso del Peyresourde hacia Bagneres de Luchon en posición 'bicho bola' y rascar trece segundos más a Nairo Quintana.

O la inolvidable jornada en el Giro de Italia en la que atacó en la Finestre a más de 80 kilómetros de la llegada y que le sirvió para remontar y al mismo tiempo sentenciar la única gran vuelta que le quedaba por añadir a su vitrina. Su gen ganador y competitivo se vio reflejado el día que el Mont Ventoux se convirtió en un caos. Froome perdió su bicicleta después de chocarse contra una motocicleta en plena ascensión, y en vez de esperar al coche neutro o al de su equipo, echó a correr para recortar metros mientras su bicicleta de repuesto llegaba.

Desgraciadamente, las lesiones, y en este caso las caídas, han evitado vivir un final de carrera natural. Froome lo está intentando de todas las maneras, pero todo indica que no va a volver a ser el mismo. Hay quienes le piden que se retire, que para un campeón como él no merece la pena «arrastrarse» por las carreteras. Durante La Vuelta, un aficionado escribió al corredor un mensaje por Twitter pidiendo que «no te denigres en labores de gregario», al que Froome le respondió de forma ejemplar: «no pediría a ningún compañero que hiciera por mí algo que yo no estaría dispuesto a hacer por ellos».

Seguirá luchando con el Israel, equipo de World Tour y que le ha firmado «hasta el final de su ilustre carrera». Comienza otra etapa y Froome se muestra ilusionado por el cambio de aires. Ojalá pueda sacar a relucir otra vez su 'molinillo'.