La refugiada afgana Nilofar Bayat debuta con victoria en el Bidaideak
El polideportivo de Amurrio se pone en pie para ovacionar a esta activista por los derechos de la mujer, que recibe por sorpresa la visita de una amiga también huida
J. GÓMEZ PEÑA
Sábado, 2 de octubre 2021, 16:28
Faltan tres minutos y medio para que finalice el segundo cuarto. Nilofar Bayat, refugiada afgana en Bilbao y activista en favor de los derechos de ... la mujer que hace menos de un mes huyó de su país para huir de los talibanes, se prepara para salir a jugar a la cancha del polideportivo Bañueta, en Amurrio. La grada, llena, se pone en pie. Ovación. Aplauso compartido en un momento emocionante. Es su debut como jugadora del Bidaideak BSR, el equipo bilbaíno que la ha acogido junto a su marido, Ramish, también jugador. El partido amistoso contra el Zuzenak vitoriano se convierte en algo más, en una bandera contra la discriminación. Nilofar, mujer y discapacitada, lucha por su libertad, la de todas.
Al rodar por primera vez sobre el pabellón, Nilofar responde con un leve y tímido saludo dirigido a los aficionados. Abrumada. Sus compañeros la ayudan. Avendaño y Asier García, dos de los líderes, le indican dónde colocarse. El baloncesto de silla de ruedas es mixto. Nilofar, peso pluma, nota la oposición de pesos pesados. Justo al final de ese cuarto, Asier García le pasa el balón para que lance. Silencio en el pabellón. No. No entra. El aplauso es el mismo. Esa manga termina con 41-28 en el marcador. En el tercer cuarto, Nilofar descansa y entra Ramish, debilitado por la infección en una pierna que el jueves le llevó al hospital.
Desde el banquillo, Nilofar aplaude. Comenta las jugadas. Sus compañeros del Bidaideak son la élite. Para ella es un sueño con los ojos abiertos. Escucha atenta las indicaciones del técnico, Adrián Yáñez, en cada tiempo muerto. Ya lleva unas semanas dando clases de castellano. La presencia de la jugadora afgana, capitana de la selección de su país, ha llenado de cámaras el pabellón. Su historia es universal. Para ella, el baloncesto es su manera de contarla.
Regresa al campo en el último cuarto. La silla que usa no es la suya. Tuvo que dejarla, como todo lo que tenía, en la precipitada huida. Estaba en la lista negra de los talibanes por su activismo en favor de los derechos de las mujeres. Era huir o desaparecer tras un velo; o quizá, morir. En el partido trata defender ante rivales más fuertes y rápidos. No deja de sonreír.
El partido acaba con victoria del Bidaideak por 74-71 después de la reacción final del Zuzenak. Los jugadores permanecen en la cancha. Hay una sorpresa. Aparece Roya Musawi, periodista, refugiada afgana y amiga de Nilofar que vive ahora en Santander, donde lleva unas semanas. Tan lejos las dos del régimen talibán que mantiene a oscuras a sus familias. Nilofar y Roya colaboraban juntas en la Cruz Roja en Afganistán. El destino ha vuelto a unirlas en un abrazo emocionado en el polideportivo de Amurrio, donde tratan de iniciar una nueva vida. Lloran juntas. Y el pabellón con un nudo en la garganta, aplaude.
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