Los galácticos son europeos en la NBA

Martín fichó por los Portland Trail Blazers, en los que apenas tuvo oportunidades por parte de un entrenador novato y conservador. Volvió al año siguiente al Real Madrid tras haber jugado contra leyendas como Larry Bird o Julius Erving. Había hecho historia.

La siguiente camada de talentos que pisó la NBA tuvo que ganarse el respeto de árbitros y entrenadores. Las extintas Unión Soviética y Yugoslavia traspasaron el telón de acero. Sharunas Marchulenis, rebautizado 'Marciulionis' al llegar a Golden State Warriors, fue el de mayor impacto inmediato. Un físico equiparable al de los atletas USA que asombró con un primer paso demoledor.

Los dos talentos más celebrados del Viejo Continente de la época dejaron su legado en USA. Ámbos aterrizaron en Portland como novatos. Mientras Petrovic (1988) tuvo que salir a los Nets para enseñar un talento anotador y tiro letales, Sabonis llegó en 1995, como novato veterano (31 años) y enseño cómo un pívot podía anotar de tres y asistir como un base, sin apenas movilidad por sus lesiones.

Los Volkov, Paspalj, Divac, Vrankovic o Djordevic rompieron moldes, a pesar de que algunos tuvieron carreras efímeras por su falta de adaptación. Dificultad con el idioma, afición a la comida rápida o alergia al banquillo. Las concentraciones de equipo desaparecían en una rutina más solitaria.

La segunda oleada trajo a los hijos de la Jugoplastika de Split croata, con Dino Radja y sobre todo Toni Kukoc. La fascinación por este talento tuvo eco en la NBA tras verle en acción en los 'Open McDonalds'. Jerry Krause, jefe de operaciones de los Chicago Bulls de Michael Jordan se encaprichó y le ofreció el primer contrato astronómico, a razón de 2,5 millones de dólares por año. Algo que levantó recelos entre sus compañeros. Tuvo que muscularse y reconvertirse a jugar como 4 para poder tener minutos en un quinteto campeón.

El talento formado en Europa tenía un hándicap notable que se corregía con pesas al otro lado del Atlántico. Sin embargo, las nuevas generaciones llegaron más preparadas. Con Danilovic, Stojakovic o más tarde, Dirk Nowitzki, se importaron a tiradores altos con una coordinación y técnica individual depuradas pero con una mayor preparación física de base. El alemán llegó a otro nivel y tras una carrera siempre ascendente alcanzó por primera vez el MVP de la NBA, además de arrastrar a los Dallas Mavericks a conquistar un anillo.

La eclosión continuó con los Pau Gasol, Parker y demás estrellas coetáneas, cuya adaptación al basket USA fue casi inmediato. Esta temporada, la NBA ha presentado a 108 jugadores internacionales y sus máximas estrellas se mezclan con normalidad entre los locales. Un griego es el MVP por encima de James Harden. Giannis Antetokounmpo ha bebido de la mejor formación europea y le ha añadido un físico espeluznante. Entre lágrimas, declaró que «el objetivo es conseguir el título de campeón». Rudy Gobert, además de por su envergadura, deleita con su lectura y posicionamiento en pista para ser considerado el mejor defensor del mundo, por segundo año consecutivo. El exmadridista Luka Doncic es la muestra de que al baloncesto se juega con inteligencia. Si el esloveno añade físico a su arsenal, el novato del año no tendrá techo. En referencia a sus compañeros de promoción dijo que «podemos hacer algo grande». Europa pisa fuerte.