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Carmen Muguruza no es una presidenta a la que le guste presidir el palco. Lleva muchos años liderando la gestión del club y es la encargada de las relaciones institucionales políticamente más correctas. Pero cuando su equipo juega se convierte en una aficionada más. Traslada el liderazgo de los despachos a la grada y el sábado, con el IDK Euskotren jugándose la permanencia, situada justo detrás del banquillo, no dejó ni un solo minuto de animar. Tras el pitido final se lanzó a la pista a abrazar a jugadoras y staff, pero en el largo viaje de vuelta por carretera de Lugo a Donostia hace balance de la temporada más complicada para el club de Ibaeta. Este curso ha tocado improvisar, redefinir objetivos y pelear por lo más complicado, mantener la categoría. Tras conseguirlo llegarán también a los despachos unos días de descanso, pocos, porque deben empezar a preparar ya el curso que viene, una nueva temporada en la élite, en Liga Femenina Endesa.
– ¿Cómo está? ¿Han asimilado lo ocurrido en Lugo?
– Estamos muy felices después de todo lo que ha pasado. Ha sido un cúmulo de emociones. Era un partido mentalmente durísimo en el que vencieron las ganas, el querer, el respeto al club que han tenido las jugadoras y la fortaleza mental. Estoy convencida que todo eso ha hecho posible que lo hayamos conseguido, que podamos quedarnos en la élite una temporada más.
– No es usted una presidenta de palcos, se le vio sufrir justo detrás del banquillo.
– Sí, sí, era un día de afición. En el club estamos súper contentas de todos los aficionados que se acercaron a Lugo, a animar al equipo, a apoyar al club. Fue muy bonito que estuviéramos ahí todos juntos remando tan cerca de las jugadoras y del staff. Teníamos en el Gasca unas tablillas y palos que sobraron este año de la tamborrada y las llevamos para animar y hacer más ruido. Que se nos escuchase bien.
– ¿Qué se le pasó por la cabeza cuando María Eraunzetamurgil lanzó el triple?
– Yo vi que era bueno, que iba bien. Fue una alegría inmensa por muchas cosas. El traerla de vuelta fue una apuesta, vino lesionada y que estuviera ya en una buena versión en este último partido fue increíble, no lo puedo describir. Es un orgullo y una alegría por ella inmensa.
– Además rubrica la victoria con un pase de otra jugadora de casa, Lara González.
– Totalmente. Lara igual no sale hoy en los titulares como María, pero se pegó un partido enorme. Supo dirigir al equipo contra la zona de Ensino, que lo habíamos preparado durante dos semanas. Su coraje fue espectacular. Y María demuestra con ese triple las ganas y la convicción de alguien que quiere estos colores y que esa canasta entró por esa confianza y ese deseo. Nadie la quería más que ella.
– Azu aseguró que no quería saber qué ocurría en el resto de pistas. ¿Estaban pendientes en la grada de Celta y Araski?
– A medias... Tanto Azu y el staff como las jugadoras dejaron los móviles guardados en una taquilla bajo llave para estar solo centradas en lo suyo. Yo sí que en el descanso me enteré de que Valencia iba ganando bien al Celta, pero no volví a mirar el marcador. De hecho, mientras nos abrazamos para celebrar la victoria, Roge –el segundo entrenador– me preguntó qué había hecho el Celta, y no le supe contestar. Miramos rápidamente y vimos que había ganado el Valencia.
– Fue un partido duro hasta el final, igual que la temporada.
– Sí, es verdad que el año se nos ha hecho cuesta arriba. Nos tocó jugar Eurocup con dos aleros prácticamente lesionadas hasta diciembre, Iris Mbulito y Delicia Washington, que tuvo cuatro esguinces en tres meses. Es verdad que, por nuestras posibilidades presupuestarias, habíamos hecho una plantilla tal vez algo corta para Eurocup. Queríamos un juego que fuera muy fluido, equilibrado el interior y el exterior, y nos falló la mitad de juego exterior. Ahí comenzó la mala dinámica.
– Era difícil de adivinar que el objetivo de la temporada fuera a ser el de la permanencia.
– Pues sí. Mira, al final, pensaba el otro día que el deporte es como la vida. A veces te marcas objetivos que se te escapan y tienes que readaptarte a las situaciones que te tocan vivir. Hay cosas que están en tus manos y sobre las que puedes actuar y aprender. Otras no están en tus manos, y ahí toca demostrar fortaleza mental y resiliencia, que es creo de lo que hemos tirado este año.
– ¿Cuánto pesaba esa mochila que se quitaron en Lugo?
– La mochila era muy pesada, pero el sábado las jugadoras se gritaron todas en el vestuario de que iban a dejar la mochila en el banco para olvidarse del peso extra que han tenido casi todo el año. Esa mala dinámica de la que te hablaba hasta diciembre con lesiones y con la doble competición, fue lo que luego ya se convirtió en un peso de ansiedad. Sacamos partidos como el de Zaragoza y Valencia, justamente rivales contra los que no tienes presión, porque a priori los tienes perdidos. Ahí se demostraba que el peso mental estaba siendo una losa.
– El IDK no suele ser un equipo que cambie durante el curso a muchas jugadoras.
– No, es verdad. Hicimos una serie de cambios en el roster y otra vez había que empezar un poco de cero. Eso también lastró. Es verdad que el buen juego que desplegábamos en Eurocup nos tapaba un poco la realidad. Al jugar buenos partidos entre semana, pensábamos que el equipo podría funcionar, pero es verdad que luego la liga nos demostraba que no, que eso no funcionaba.
– ¿Ha sido la temporada más dura para usted?
– Sí.
– No lo ha dudado ni un solo segundo.
– No, ninguna duda. Lo he pasado mal. Ya prácticamente a finales de enero veía que la realidad que nos iba a tocar era jugarnos la vida en el último partido fuera de casa. Cuando peor lo he pasado fue con las derrotas contra Araski y Cadí la Seu, que fueron muy dolorosas. A partir de ahí, asumí un punto de calma, de decir 'hay que estar fuertes, serenas y afrontar lo que toca'. Por eso en Lugo se juntaron tantos sentimientos.
– Se vio cómo se lanzaba a la pista nada más terminar el encuentro.
– ¡Por supuesto! Fui a abrazar a todas las chicas, a todas, Y especialmente al staff, a Roge y a Azu, que me consta que lo han pasado muy mal este año. Ese abrazo fue especial.
– ¿Qué le ha ido transmitiendo Azu durante estas semanas complicadas?
– Ella, como sabes, está curtida en mil batallas, pero probablemente esta ha sido su temporada más dura, lo ha sido para todos, lo hemos pasado mal. Por suerte ni las jugadoras ni el club hemos dudado de ellas y eso, estoy segura, de que es lo que les ha mantenido en pie. Ahora todos necesitamos descansar, una pausa, pero hemos aprendido mucho y también tenemos que recuperar un poco la humildad de saber en qué liga estamos. Los presupuestos están subiendo muchísimo y si no aciertas a la primera, recomponer luego un equipo es muy difícil.
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– ¿Y cómo se recompone una de cara a la próxima temporada? Son semanas importantes en los despachos.
– Sí, además sabéis que el IDK Euskotren es un equipo que le gusta hacer el trabajo pronto, pero este año no va a ser tan posible porque te puedes imaginar que hasta ahora es un tema que ni hemos tratado. Tendremos que ver qué tipo de plantilla podemos y vamos a hacer. Por ahora tenemos dos jugadoras con contrato, que son Rosó Buch y María Eraunzetamurgil. Habrá que ver poco a poco.
– ¿Toca ahora resetear tras lo ocurrido?
– Sí, de alguna manera. Tenemos que volver a poner los pies en la tierra y ser conscientes de nuestra realidad. Lo que pasa es que, de alguna manera, tenemos a la afición mal acostumbrada porque siempre hemos estado incluso un poquito por encima respecto a los recursos disponibles. Y la realidad es que este año no lo hemos conseguido y, por desgracia, no ha podido ser así.
Lugo presume de la única muralla romana del mundo que conserva íntegro su perímetro. Precisamente, desde el juego llevado a cabo lejos de la canasta, llegó la victoria del IDK ante el Ensino. El calendario quiso que el futuro del IDK Euskotren se decidiera lejos de casa, a 600 kilómetros del Josean Gasca. Alrededor de medio centenar de aficionados acompañaron al club de Ibaeta en Galicia, fieles que pudieron celebrar la permanencia y fueron los encargados de transmitir la emoción de la grada a la plantilla. El vestuario celebró haber conseguido el objetivo en Lugo. «No hubo percebes», bromeaba Muguruza. «La celebración fue en una taberna discreta en el centro de Lugo con unas tapas», detalló la presidenta. La temporada llega así a su fin con una «noche que estoy segura que no se nos va a olvidar nunca», subrayó.
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